Harto de la actual situación de bloqueo, con un Consejo General del Poder Judicial en funciones desde hace casi cinco años y medio, del estancamiento en las negociaciones entre PSOE y PP para renovarlo y de que los políticos hagan recaer sobre los vocales su incapacidad para ponerse de acuerdo, el presidente del CGPJ, Vicente Guilarte, ha dado un golpe en la mesa. Lo ha hecho con el envío de sendas cartas a los presidentes del Congreso y del Senado (Francina Armengol y Pedro Rollán, respectivamente), en las que además de sacar los colores a los políticos por «disfrazar» sus verdaderas intenciones respecto a la renovación del CGPJ, propone un modelo de elección de Consejo que se sitúa a caballo entre los que las dos principales formaciones políticas quieren y con el que pretende contribuir a buscar un punto de entendimiento que ponga a la parálisis que está produciendo efectos devastadores en la justicia. Noticia Relacionada estandar No Asociaciones de jueces vuelven a reclamar la «inmediata» renovación del CGPJ Jorge Navas La mayoritaria APM y la progresista JJpD coinciden en la urgencia de reelegir a los vocales tras más de cinco años con el mandato oficial vencido No es la primera vez que propone este modelo, pero del texto, al que ha tenido acceso ABC, se desprende que lo hace a modo de ultimátum, para que no se pueda decir que se va (desde luego en la próxima apertura del año judicial no estará) sin haberlo intentado todo . «Irresponsable e inaceptable»«No somos nosotros, el actual CGPJ, los culpables de la situación. Y por ello no cabe exigirnos conducta alguna encaminada a suplir la incapacidad de quienes, sin duda, resultan constitucionalmente responsables de la falta de renovación», comienza la misiva de Guilarte, quien considera «irresponsable e inaceptable el que se fomente magnificar aún más la crisis institucional existente –con dimisiones grupales- como fórmula de incentivar« a los políticos. Toda la presión, dice, debe proyectarse contra los responsables de la parálisis del sistema y no cargar sobre el actual CGPJ con »absurdas iniciativas para solventar una crisis de la que tan solo somos expectantes sujetos pasivos«.El presidente del Consejo constata la imposibilidad de que PP y PSOE se pongan de acuerdo por la inamovilidad de sus posturas: para uno es «constitucionalmente imprescindible persistir en el modelo de elección parlamentaria» (PSOE) mientras que para el otro (PP) éste debe ser sustituido por una elección «estrictamente corporativa» de los doce vocales de procedencia judicial. «Sin embargo parecería que el fondo del desencuentro radica en el afán de los grandes partidos por apropiarse de una mayor cuota de poder, de este Poder, lo que en anteriores ocasiones había planteado alguna dificultad para la renovación, pero que hoy se ha tornado en un problema irresoluble«. Captación de vocales con fines políticos Para Guilarte, lo que intentan ambos partidos es «captar» a los vocales para «poder influir, piensan equivocadamente, en futuros enjuiciamientos ante los órdenes jurisdiccionales con mayor relevancia política». No oculta tampoco que las asociaciones judiciales mantienen las mismas posturas que «sus afines políticos sostienen». «El problema no está en optar por una u otra fórmula de renovación pues la alternativa a la hoy vigente no haría sino perpetuarlo». A su juicio, deben buscarse soluciones intermedias que «conjuguen las bondades de uno y otro sistema o, al menos, que eludan sus deficiencias».Guilarte considera que se lleva actuando con una «pasividad pasmosa» y que las causas del desencuentro no son precisamente por el ánimo de preservar la independencia judicial: «Es absurdo que unos y otros se hagan trampas, la misma trampa, en sus respectivos solitarios simulando una ficticia justificación, constitucional o europea, que no es la que realmente teje sus respectivos discursos«, apunta.En la carta tampoco le falta autocrítica sobre la actuación de los vocales y asume que los miembros del Consejo han podido dar alas a esa apreciación de «politización» en materias de relevancia política, para lo que pone como ejemplo las votaciones habidas sobre el placet al fiscal general del Estado (la mayoría lo consideró no idóneo) o a la proposición de ley de Amnistía (que la mayoría tumbó) . «El CGPJ necesita urgentemente nuevos aires que le permitan desvincularse de esta fatal percepción en gran medida propiciada por la actual polaridad política que miméticamente, queramos o no, nos afecta«, reflexiona. Sin «soberbias mesiánicas»De ahí que la única solución posible pase por fórmulas intermedias con las cuales «atemperar la absurda diversidad que paraliza la renovación«, una propuesta para salir de la confrontación que hace con »sinceridad«, dice, y no fruto de »una soberbia mesiánica«.Su propuesta parte de la objetivación de los nombramientos para que la proximidad afectiva con el candidato y su adscripción ideológica o asociativa no se antepongan al mérito y capacidad del aspirante. «Solo a partir de tales condicionantes se entra a valorar el mérito del concursante».Más protagonismo a los jueces Por eso el jurista opta por dar más protagonismo a la carrera judicial «allí donde resulta lógico que lo tengan, es decir en lo que afecta al ejercicio de las tareas gubernativas» sin privar al Consejo de competencia para el nombramiento de los altos cargos jurisdiccionales. Se trata, dice, de «limitar la inevitable discrecionalidad actual reenviando de manera efectiva las designaciones a los principios constitucionales de mérito y capacidad«.Así, en su propuesta la elección de los cargos gubernativos , es decir presidencias de audiencias, tribunales superiores de justicia y salas, por los propios jueces del territorio afectado o de la Sala correspondiente. Esta previsión afectaría a la presidencia de la Audiencia Nacional, presidencias de audiencias provinciales, presidencias de los TSJ, así como presidencias de Sala de la Audiencia Nacional, salas de los TSJ y presidencias de Sala del Tribunal Supremo. Con esta medida, dice, se evitararía que sea el Gobierno el que pueda decidir o incluso influir en los nombramientos y ascensos de los miembros de la carrera judicial. Para ello habría que reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial. Comisiones cualificadas En otro bloque estaría la elección de magistrados del Tribunal Supremo (TS). Estos serían nombrados por una comisión cualificada, mayoritariamente compuesta por vocales y magistrados del TS, presidida por un vocal magistrado del TS, si lo hay, o especialista en la materia, con nivel de cualificación similar a la de magistrado del TS, caso contrario.En este sentido la Comisión podría estar compuesta por cinco miembros de un nivel de cualificación parangonable con la plaza que se saca a concurso, en la que se integrarían en todo caso vocales del CGPJ si reunieran la específica capacitación para valorar los méritos de los candidatos. La carrera judicial tendría así un peso decisivo en la conformación de estas Comisiones. «Es imprescindible objetivar los nombramientos de la cúpula jurisdiccional (…) y disipar la eventual contaminación política derivada de la que se pueda atribuir a quienes hasta ahora los designaban». Nombramientos pendientes Respecto a los nombramientos pendientes, en total 122, propone que se efectúen ya con el nuevo sistema, porque sin control efectivo del mérito y capacidad de los candidatos, «resultaría sin duda caótico y necesariamente ajeno a tales principios«. »Dado el ingente número de cargos vacantes fatalmente acaecería el denostado cambio de cromos, conforme a criterios políticos, perturbador para la percepción como independientes de los así designados«.Nombramiento de vocales Guilarte vaticina que una composición del CGPJ fiel reflejo de las mayorías parlamentarias en la situación de polarización actual tendría «gravísimas consecuencias» para la independencia judicial. «Sería difícil que los vocales designados pudieran apartarse en su actuación de la línea política que los designó». además, «si bien en épocas y Consejos anteriores el sistema funcionó sin excesivas distorsiones, las circunstancias actuales, entre ellas una fortísima presión mediática igualmente polarizada, llevan a concluir la inviabilidad de que siga siendo así«. Se elija la fórmula que se elija, los vocales de procedencia judicial deben tener una representación proporcionalmente similar entre los vocales propiciados por las asociaciones Judiciales y los jueces sin asociar«, señala.
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