Celos, dinero y la ausencia de un mando político

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Celos, dinero y la ausencia de un mando político

Durante los peores años del terrorismo de ETA, y con la necesidad de proteger a miles de víctimas potenciales, nació en España el concepto del guardaespaldas privado . Hasta ese momento, de la seguridad del País Vasco se encargaban la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Ertzaintza. Entonces, llegaron los escoltas. Estos tenían una formación precaria e improvisada , apenas 60 horas de ‘cursillo’ y sin apenas saber cómo usar un arma, pero era tan urgente que no se pudo gestionar mejor.ABC Pódcast estrena ‘Escoltas: la sombra que me protegía de ETA’ , un relato construido a través de los testimonios de cinco escoltas privados, uno de la Ertzaintza, tres políticos protegidos y un periodista amenazado en los años más duros de ETA. Puedes escuchar aquí el segundo episodio, ‘En primera línea de fuego’ .Una coordinación que nunca llegó«Era complicado que cohabitaran tantos cuerpos policiales en la lucha antiterrorista», analiza Javier Pagola, corresponsal de ABC en País Vasco durante esos años. «Entre ellos eran muy celosos. Todos querían llevar las mejores operaciones », recuerda. La opinión de los propios escoltas, sin embargo, difiere en algunos casos. Unos aseguran las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado les veían como «un compañero más» y que «prácticamente no se diferenciaba quién era policía o guardia civil de quien era escolta», entre otras cosas porque todos iban de paisano. Otros no lo ven así. « Nunca hubo coordinación entre policías, guardias civiles y la seguridad privada», dice uno de los escoltas entrevistados en el pódcast; «Sus funciones no eran las nuestras». Noticia Relacionada estandar No Los concejales anónimos con escolta: «Te la jugabas, la rutina mataba» Pablo Amigo «Me parecía surrealista tener un guardaespaldas», confiesa en este episodio Ainhoa Villanua, concejal de Leza entre 1999 y 2007«Debió haber coordinación, porque era fundamental, pero nunca jamás la hubo», lamenta un escolta. Pagola, periodista de ABC, coincide: « Falló un mando político que coordinara todo aquello, que pusiera un poco de orden. Se intentó, pero fracasó». Incluso rememora algunas anécdotas en las que, atrapados por la insoportable tensión de su trabajo, los agentes y los escoltas llegaron a dispararse mutuamente pensando que el otro era el enemigo . Dada la similitud en la responsabilidad, quizás la mayor diferencia entre ellos eran los sueldos. «Vino gente de toda España por el dinero. A mí me pagaban bien, evidentemente, pasabas de 1.200 euros pelados como dirigente de seguridad a cobrar 3.000 ó 5.000… Al principio, había sobres que se pagaban en B «, reconoce uno de ellos. »Había un plus de productividad«, recuerda Isabel, otra de las guardaespaldas entrevistadas.El sueldo de los agentes, sin embargo, no varió. La seguridad privada ganaba mucho, pero trabajan todos los días del año. A todas horas. Sin descanso. «No se lo regalaban, se lo curraban» , admite un ertzaintza. Puedes escuchar el segundo episodio del pódcast ‘Escoltas: la sombra que me protegía de ETA’, aquí .

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