Los días de partido en el Coliseum Alfonso Pérez , la residencial zona de Los Espartales, en Getafe Norte, amanece transformada en un vertedero. Miles de forofos locales y visitantes se concentran en las calles, habitualmente silenciosas, que colindan con el estadio para calentar los ánimos antes de los encuentros en un «botellón permitido» que llena de orines y basura la zona y paraliza el tránsito siempre que el equipo local juega en casa. «Nos gusta el fútbol, pero no podemos permitir actitudes incívicas frente a nuestras casas», explica a este periódico Pilar, quien desde su balcón tiene vistas panorámicas del infierno azul en el que se convierte este barrio cada quince días.En torno al mediodía del pasado domingo, una avalancha de 2.000 béticos bajaban de los autobuses que les llevaron de Sevilla a Madrid o salían de la boca del Metro en dirección a Agustina de Aragón, una calle peatonal situada a pocos pasos del estadio y que, por sus características, invita a los aficionados a concentrarse para animar a sus equipos, corear sus cánticos y poner los ánimos a punto antes del pitido que da comienzo al encuentro. Sin embargo, el primer destino una vez pisan este municipio del suroeste de la región son los supermercados y bazares de la zona. Una vez conseguidas todas las provisiones necesarias para las próximas horas, se dirigen hacia las inmediaciones del estadio, concretamente en la confluencia de la ya mencionada vía con la calle de Hellen Keller. «Llegan con bolsas de comida y latas de cerveza», relata José, presidente de la comunidad de vecinos de uno de los edificios de este barrio en el que residen cerca de 3.000 personas y que prefiere no mostrar su cara en este reportaje por temor a posibles represalias. Eso sí, insiste este getafense, «nunca recogen nada». Noticia Relacionada Madrid estandar No Perimetrado y casi controlado el incendio de toneladas de ropa de una nave de Cobo Calleja A. Ould El fuego habría comenzado pasadas las siete de la mañana por causas que aún se desconocenTan solo a un par de minutos a pie de esta comunidad formada por 114 viviendas, se ubica el otro punto de reunión: una pequeña plaza con un parque infantil al que rodean varios edificios residenciales. De este mismo espacio se han apropiado los aficionados del Getafe, que lejos de dar ejemplo al jugar en casa «tiran las latas al suelo, aún teniendo un contenedor para ellos solitos al lado».Ambos grupos ocupan en su práctica totalidad este enclave de Getafe Norte. Cuelgan sus carteles en fachadas e incluso en los árboles, aparcan las carretillas en las que transportan varios paquetes de docenas de cervezas y encienden bengalas, que según señala Pilar, alcanzan la altura de su balcón, «y eso que vivo en un cuarto». Todo este ambiente atemoriza a los vecinos, que consideran imposible hacer la compra, sacar al perro o simplemente pasear.Así, lo festivo para algunos se transforma en hostil para otros, que no solo deben aguantar estas situaciones los 15 días de partido en casa al año, sino también algún que otro día laborable cualquiera. El último encuentro entre el Getafe y el Leganés, decenas de aficionados visitantes acudieron un miércoles hasta las inmediaciones del Coliseum para caldear el ambiente días antes del partido, considerado de alto riesgo por la rivalidad histórica de ambos equipos.Los vecinos, apoyados por la asociación vecinal Getafe Norte, critican la acumulación de basura en la vía pública que se forma tras estos encuentros, califican la zona como «intransitable» y lamentan que en muchas ocasiones –menos los más futboleros que están al día del calendario– no son conscientes del día o la hora en las que sus calles estarán cortadas para recibir a los asistentes.Hartazgo«Si los botellones están prohibidos y persiguen a los jóvenes que se juntan para beber, ¿por qué no desalojan este ni multan a nadie?», se preguntan muchos de ellos, que acusan a tanto al consistorio como a la policía de «defender solo los intereses del fútbol». Un mar de bolsas, vasos de plástico, botellas rotas y latas aplastadas, como si una riada hubiera pasado a ras de la M-45, cubre toda la calle de Agustina de Aragón; además de las manchas de orines tanto de aficionados locales como visitantes marcadas en cada esquina. «Es lógico que después de tantas horas bebiendo necesiten un lugar donde hacer sus necesidades. Pero ese lugar no deben ser los descansillos y portales de nuestras comunidades de vecinos», señala Pilar, que asegura que el encuentro liguero contra el Betis fue, para aquellos que llevan tanto tiempo soportando el caos al que se somete a su barrio, la gota que colmó el vaso.Exigen un mayor control de estas concentraciones previas a los partidos ya que «no se puede dejar a miles de personas que hagan lo que les dé la gana en un barrio residencial». Eso sí, «lo principal es que el ayuntamiento o el club deberían instalar unos baños portátiles. Es asqueroso», señala José. Esta reclamación no es nueva pues, según explican varios vecinos a este diario, ya han pedido en varias ocasiones que habiliten urinarios, pero en ningún caso sus solicitudes han sido atendidas.En cada partido, informan fuentes del ayuntamiento a este periódico, dos hidrolimpiadoras, una barredora mecánica y una sopladora de Lyma, la Empresa Municipal de Limpieza de Getafe, se encargan de devolver a la normalidad los puntos más sucios de la ciudad. «En general se limpia bastante rápido, pero el último fin de semana –en el que se disputó el Getafe-Betis– ha sido más de lo habitual», añaden.Este mismo hartazgo también les lleva a exigir un «mayor nivel de civismo» a los asistentes: «No puede ser que intente salir de casa y me manche por latas de cerveza que han dejado a medio beber porque los asistentes a los partidos hayan decidido colocarlas en los barrotes de mi portal», expresa Pilar, que en múltiples ocasiones ha presentado quejas al Ayuntamiento de Getafe y ha tratado de ponerse en contacto con el club y las peñas, que también están instaladas en este mismo barrio. «Son unos vecinos más, pero ni siquiera quieren reunirse para colaborar y poder dar una solución conjunta a esto», aseguran los vecinos.El barrio de Espartales también ha sido escenario del jaleo de los aficionados en días en los que no se disputaba ningún partidoLas aglomeraciones en Getafe Norte no solo son de personas. Aquellos que optan por ir al estadio en sus vehículos encuentran grandes dificultades para aparcar ya que las plazas son muy limitadas. «Muchos de ellos dejaban el coche en parques y aceras, por lo que tuvimos que pedir que se colocaran unas vallas que les impidieran el paso», aseguran a ABC desde la asociación de vecinos. Esto les ha costado algún que otro insulto por parte de los aficionados en redes sociales y ha motivado a los residentes de la zona a no querer revelar su identidad.Esta, sin embargo, no es la única batalla que tienen los residentes de esta zona de Getafe. Al otro lado de la M-45, a unos 300 metros de sus casas, se encuentra su otro dolor de cabeza: el espacio Iberdrola Music, donde se celebra el festival Mad Cool.La falta de plazas de aparcamiento lleva a los aficionados a dejar sus coches en los parques y encima de las acerasEl pasado otoño, el juzgado de Instrucción número 34 de Madrid admitió a trámite una denuncia presentada contra el festival Mad Cool por posible delito medioambiental al superarse, durante los conciertos que tuvieron lugar el verano de 2023, los límites de ruido permitidos. El ayuntamiento de la capital sancionó entonces con una multa de 22.001 euros a los responsables por no haber cumplido con los máximos sonoros establecidos.La plataforma Stop Mad Cool, de la que también forman parte los vecinos de este barrio, se ha personado como en la causa como afectada.
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