La conquista de Hollywood ha sido a menudo la ambición secreta, o no tan secreta, de muchas actrices nacionales, bajo una nueva versión del ‘irse a hacer las Américas’, pero en mejor. No fue Sara Montiel la primera española que se codeó con la flor y nata del Hollywood de su época, sino Conchita Montenegro , una actriz de San Sebastián que fue aupada en los titulares del momento como la Greta Garbo española. Murió Conchita en Madrid, apartada de todo, y de todos, como una particular, según fue su propio deseo insobornable después de regresar a España tras una carrera de oro en el Hollywood del blanco y negro, entre Clark Gable y Charlie Chaplin. Conchita se codeó, en Hollywood, y luego renunció a Hollywood.Sara Montiel viene después. Sara le hacía huevos fritos a Marlon Brando, y el arte de fumar puros lo aprendió de Ernest Hemingway. Hablamos de la época remota de Hollywood de Sara, cuando cobraba en ‘dólar USA’, por decirlo a su manera vacilona y extranjerizante. Fue Sara una sioux de la Mancha, y en Los Angeles no vio su sitio claro, aunque le dio tiempo a casarse con Anthony Man n, al que ella aludía como ‘Anzoni’. Puso una pica en Hollywood, y se largó. PIONERAS «No fue Sara Montiel la primera española que se codeó con la flor y nata del Hollywood de su época, sino Conchita Montenegro»Penélope Cruz no ha sido pasajera en Hollywood, porque tiene un Oscar, y porque es una española entre Charlize Theron y Salma Hayek. Ahora es estrella de escenario de la ceremonia inminente de los Oscar , que es como si te dieran un premio, pero de otra manera. Estamos ante la chica que inventó Alcobendas como capital de Hollywood, cuando le dieron un Oscar, y fue foto planetaria posando en el momento histórico, mientras hacía trío de retrato con Kate Winslet y Sean Penn. Es Penélope lo que las crónicas urgentes llaman «una estrella internacional». A Penélope la han seguido otras actrices de ambición, como Paz Vega, Ana de Armas o Elsa Pataki, con muy diversa suerte. Paz tiene un poco de hermana de Penélope, sólo que con menos filmografía y sin Woody Allen en el móvil. Elsa Pataki viene a ser otra Penélope, pero sin películas de vitola, y muy distinto peluquero. Ana de Armas, que es española de Cuba, también lleva abierto el horizonte internacional, tras su papel emocionante en ‘Blonde’, donde resuelve con luz oscura el retrato destruido de Marilyn Monroe. Luego está Ursula Corberó , que a veces se va de turismo al trajín americano. Y de él vuelve. Viaja por ahí en reposiciones masivas de ‘La casa de Papel’, tras un arranque titubeante, pero suficiente en la película ‘Snake Eyes’, su debut en Hollywood, allá por el 2021, tan lejos y tan cerca. Pataky gusta, Pataky seduce. Además ha dado con un marido extranjero, Chris Hemsworth , un mozallón de cómic, y así ya nos cuesta mucho echarle el lazo por aquí a tan dorada criatura, salvo cuando viene de bisnes. Pataky se hizo un día extranjera, pero es una extranjera muy de aquí. Penélope recogió su Oscar a la sombra de Sofía Loren. Las jóvenes de su gremio, y de otros, quieren ser como ella, aunque no lo digan. La chica que inauguró Alcobendas como podio de Hollywood, agradece insignias de oro en francés, le sube el entusiasmo a Woody Allen y posa con Bob Dylan como una prima cercana. Paz Vega vivió mucho rato en Los Angeles, marido incluido, porque ahí había que estar. Como Penélope, pero de otra manera. Antes, Sara se paseó por el sitio como una Marilyn de molino que cobraba en dólares USA.
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