En el confín más remoto de nuestro Sistema Solar, donde la luz del Sol se desvanece en una gélida oscuridad, existe un vasto reino rodeado de misterio: la nube de Oort , una esfera gigantesca, una suerte de ‘caparazón cósmico’ que rodea por completo a nuestra estrella y a sus planetas, extendiéndose hasta casi un año luz de distancia. Un lugar tan enorme y oscuro que incluso la Voyager 1, la mítica sonda que lleva alejándose de la Tierra desde 1977 y que recorre más de un millón y medio de km al día, tardaría 300 años en alcanzar sus límites.La nube de Oort es un laberinto de miles de millones, quizás billones, de cuerpos helados de todos los tamaños: restos de la formación de nuestro sistema planetario, expulsados hasta esa lejana región por la gravedad de los planetas gigantes. La mayoría son cometas en potencia, durmientes en la oscuridad, esperando una perturbación que los despierte y los lance en un viaje de regreso hacia el Sol. Pero también puede haber algo más allí, mundos helados y desconocidos que, por ahora, nuestra tecnología no es capaz de detectar.Dos brazos espiralesY ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Southwest Research Institute en San Antonio (Texas) y el Museo Americano de Historia Natural , en Nueva York, sugiere que la nube de Oort podría tener un par de brazos espirales que la asemejan a una galaxia en miniatura.Noticia Relacionada estandar Si A ‘solo’ 160.000 años luz de la Tierra: la estrella que está a punto de explotar como supernova José Manuel NievesPodemos pensar en la nube de Oort como en un enjambre de bolas de hielo dispersas, flotando a distancias enormes del Sol, pero aún atadas a él por su gravedad. De vez en cuando, alguna perturbación gravitatoria desvía una de estas bolas, la empuja hacia el Sistema Solar interno y crea un cometa de período largo que brilla más y más a medida que se acerca a nuestra ardiente estrella y su hielo se sublima formando la característica cola.Sin embargo, la verdadera forma de la nube de Oort sigue siendo un misterio, ya que depende también de fuerzas ‘externas’ a nuestro propio sistema que son extremadamente difíciles de calcular. El nuevo estudio, que ya puede consultarse en el servidor de preimpresión ‘arXiv’, intenta arrojar luz sobre esta parte invisible del Sistema Solar, o por lo menos sobre su región más cercana, la que se encuentra a entre 1.000 y 10.000 Unidades Astronómicas de distancia. (Una UA equivale a la distancia que hay entre el Sol y la Tierra, 150 millones de km).La influencia de la galaxiaConocida como ‘nube de Oort interna’, esta región se considera más poblada que la ‘nube de Oort externa’, que se extiende desde 10.000 hasta 100.000 UA. Para comprender la estructura de la nube, no basta con considerar las fuerzas gravitacionales de los planetas. Por supuesto, esas fuerzas tienen un impacto, pero hay un actor mucho más importante en la mecánica orbital de estas rocas heladas: la propia galaxia.Y aquí es donde entra en juego el concepto de ‘marea galáctica’. A medida que el Sistema Solar se mueve a través de la galaxia, sufre las fuerzas gravitacionales de otros objetos, como estrellas y agujeros negros, que están más cerca o más lejos de él. Al igual que la Luna ejerce una fuerza gravitacional sobre el agua de la Tierra, causando las mareas, el centro galáctico, donde se concentra la mayor parte de la masa de la Vía Láctea, también afecta al ‘océano’ de rocas sueltas de la Nube de Oort.Modelar esta dinámica compleja es un todo un desafío, y los investigadores, liderados por David Nesvorný, tuvieron que recurrir a un superordenador de la NASA para ejecutar su modelo analítico y compararlo después con simulaciones previas de la estructura de la nube de Oort. Lo que hallaron oculto en los datos fue toda una sorpresa.Una galaxia en miniaturaSegún su modelo, en efecto, la nube de Oort se asemeja a un disco espiral de unas 15.000 UA de diámetro, inclinado unos 30 grados respecto a la eclíptica. Pero lo más intrigante es que tiene dos largos brazos espirales que la hacen parecer una galaxia en miniatura. Brazos ubicados casi perpendicularmente al centro y que son el resultado de la influencia de la mencionada marea galácticaLos cambios que producen estas oscilaciones tardan mucho tiempo en producirse, pero según el análisis de los investigadores, determinan casi por completo la forma de la nube de Oort interna. Por el contrario, la atracción gravitacional de los planetas del propio Sistema Solar o de las estrellas de paso no parecen tener un efecto significativo.MÁS INFORMACIÓN noticia No El riesgo de impacto contra la Tierra del asteroide 2024 YR4 disminuye, pero podría golpear la Luna noticia Si El primer mapa en 3D de la atmósfera de un exoplaneta revela un clima ‘de ciencia ficción’Según el estudio, obtener una imagen fiel de esta espiral de dos brazos será extremadamente difícil. Para conseguirlo, los autores sugieren que se necesitaría la observación directa de un gran número de objetos en esa región del espacio, algo que resultará imposible a corto plazo, ya que en la actualidad no hay recursos dedicados a esta clase de observaciones.
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