Desde que terminara la revolución en Siria, el pasado 8 de diciembre, con la huida de Bashar al Assad a Rusia, la situación en el país parecía más o menos controlada. Con episodios violentos en la zona kurda del norte y la injerencia israelí en el sur, el centro y oeste del país habían permanecido tranquilos.Sin embargo, todo parece haber saltado por los aires. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, calcula en más de un millar los fallecidos, de los cuales al menos 750 serían civiles y el resto guerrilleros a favor de Al Assad y miembros de las nuevas fuerzas de seguridad, tras una rebelión contra el gobierno de HTS (Hayat Tahrir al Sham u Organización para la Liberación del Levante), según muestran los datos del observatorio a última hora de este sábado.Los enfrentamientos se produjeron en la región costera de Latakia y la ciudad vecina de Tartus entre las fuerzas de seguridad sirias y hombres armados leales a Bashar al Assad, derrocado el pasado diciembre.Noticia Relacionada estandar Si Un miliciano del HTS que gobierna en Siria: «Sea cual sea la situación, no será peor que con Al Assad» Carlota Pérez e Ignacio Gil | Enviados especiales a IdlibSegún un funcionario de seguridad en la zona rural de Latakia, las fuerzas gubernamentales se enfrentaron a un grupo insurgente liderado por Souheil al-Hassan, excomandante de una unidad de élite del derrocado mandatario. Las autoridades instauradas en Siria anunciaron este viernes una extensión hasta el sábado del toque de queda en las provincias de Latakia y Tartús. «Nuestras fuerzas están a punto de lanzar operaciones específicas y precisas en coordinación con las fuerzas de seguridad generales contra los leales al antiguo régimen, que han traicionado a nuestras fuerzas y compatriotas, en la ciudad de Qardaha», dijo una fuente del Ministerio de Defensa citada por la agencia de noticias oficial SANA.Miedo a represalias«Tenemos miedo. No sabemos qué va a pasar con nosotros», dice una joven alauita que vive en Jablah, una ciudad costera de la región de Latakia. Prefiere mantener el anonimato por miedo a represalias. «Realmente no sé muy bien lo que pasó, porque no hemos salido de casa por miedo. Lo estamos siguiendo por las noticias», comenta a través de un audio de Whatsapp.Las zonas donde se registran los combates albergan gran parte de la minoría alauita, de la que proviene la familia Assad. La minoría religiosa representa alrededor del nueve por ciento de la población siria, pero estuvo fuertemente representada en las instituciones militares y de seguridad durante el gobierno de cinco décadas de Assad.La región se ha visto afectada por temores de represalias contra los alauitas por el brutal gobierno de la familia, que incluyó torturas generalizadas y desapariciones.El Observatorio ha informado de múltiples «masacres» en los últimos días, con mujeres y niños entre los muertos. «La gran mayoría de las víctimas fueron ejecutadas sumariamente por elementos afiliados al Ministerio de Defensa y del Interior», dijo el grupo de derechos humanos el viernes.El Observatorio y activistas publicaron imágenes que muestran decenas de cadáveres vestidos de civil apilados afuera de una casa, con manchas de sangre cerca y mujeres llorando.Otros vídeos parecían mostrar a hombres vestidos de militares disparando a personas a quemarropa.Desafíos en la seguridadCon la revolución del pasado año, gran parte de los alauitas que vivían en Damasco, huyeron del país o se refugiaron el la zona costera de Latakia y Tartus. En esta zona es donde Rusia posee sus dos bases militares, por eso Moscú fue uno del os primeros en reaccionar a este episodio de violencia y a llamar al a calma a las partes.Durante estos meses, el líder sirio Ahmed Al Sharaa (más conocido por su nombre de guerra Al Golani), mandó un mensaje tranquilizador para las minorías del país. Siria es un mosaico de religiones: cristianos, sunís, chiís, alauitas, drusos…y la convivencia entre ellos se ha convertido en el principal reto para la nueva Administración. Las autoridades de transición de Siria se enfrentan a la difícil tarea de mantener la seguridad en un país con gran diversidad étnica y religiosa, mientras en todo su territorio surgen desafíos para unas fuerzas de seguridad que aún están dominadas por antiguos rebeldes islamistas.Con fuertes enfrentamientos en la costa dominada por los alauitas, negociaciones en curso con los kurdos en el noreste y tensiones en torno a la intervención drusa e israelí en el sur, los desafíos para el incipiente gobierno se están acumulando.

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