Con motivo del Día Mundial del Sueño, Diego Pin , coordinador del Comité del Sueño y Cronobiología de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y miembro del grupo de trabajo de Pediatría de la Sociedad Española de Sueño (SES) , explica que el sueño responde a dos reguladores principalmente: biológicos y lo que se denomina la presión del sueño.Según explica este experto, «mientras estamos despiertos, una sustancia denominada adenosina o presión del sueño, se acumula en el sistema nervioso de nuestro cerebro y dificulta la comunicación entre neuronas, por lo que nos entran ganas de dormir. Durante el sueño se produce una ‘limpieza’, de esta sustancia, por lo que se reduce en el cerebro, y nos pone en buenas condiciones para sentirnos bien durante el día».Asegura que en los adultos hay dos momentos durante el día en que se produce esta acumulación y que coincide con la hora antes de comer, lo que se conoce como ‘la siesta del borrego’ y después de comer. «La siesta, por tanto es muy recomendable después de comer». Pero, advierte, que debe tener una duración de entre 15 a 20 minutos, puesto que de hacerla más larga hará que nos sintamos posteriormente más cansados e, incluso de mal humor. Noticias relacionadas estandar No La importancia del descanso en jovenes «Dormir más el fin de semana no compensa la falta de sueño diaria» Laura Peraita estandar No Comprender las necesidades de nuestros hijos ABC/ CEUMatiza Diego Pin que hay estudios que certifican que hay muy poca frecuencia de siesta «porque estamos condicionados por el ritmo de vida acelerado, lo que hace muy complicado encontrar el momento para dedicarlo a la siesta, lo que es incluso un riesgo -matiza-, puesto que sin este pequeño descanso es más fácil que se comentan errores en el trabajo o que nos sintamos más torpes durante el resto de la jornada. Por tanto, la siesta siempre es muy beneficiosa».Respecto a los niños pequeños, este experto asegura que es muy importante que duerman la siesta, por lo menos, hasta que cumplan los cuatro años . «Hasta esa edad, los niños acumulan más rápidamente la adenosina por lo que es muy importante que duerman para disminuir esta presión del sueño. Unos niños se dormirán más rápido que otros , pero deben dormir entre 15 o 90 minutos, según lo necesite. A estas edades, además, es esencial porque se ha demostrado que favorece el desarrollo neurocognitivo y que los niveles lingüísticos son mejores que los de los niños que no duermen siesta».Insiste Pin en que hay varias estrategias para implementar la concienciación sobre el sueño desde la infancia, entre ellas la integración curricular (incluir unidades sobre sueño en asignaturas de ciencias y educación física y desarrollar materiales didácticos adaptados por edades), la formación del profesorado en higiene del sueño y detección temprana de trastornos, como ya se está haciendo en la Comunidad Valenciana; la participación familiar (talleres para padres sobre rutinas de sueño saludables, proyectos escolares que involucren registro y mejora de hábitos familiares de sueño), la adaptación del entorno escolar, diseñando aulas con iluminación que respete los ritmos circadianos e implementando «zonas de descanso» en escuelas, siguiendo el modelo finlandés; o el aprovechamiento de la tecnología, mediante el desarrollo de aplicaciones y juegos interactivos que enseñen sobre ciclos de sueño y la utilización de wearables para monitorizar y gamificar la mejora de patrones de sueño en adolescentes.MÁS INFORMACIÓN noticia Si Las autolesiones, «una manifestación compleja que merece ser escuchada» noticia Si «Los padres no deben ser la papelera del desconsuelo de sus hijos adolescentes»En ese sentido, el pediatra recuerda que hay casos de éxito como la iniciativa «Sleep Smart», implementada en 100 escuelas de Primaria de Australia, que consiguió un incremento del 15% en los conocimientos sobre higiene del sueño y una mejora del 22% en la calidad del sueño de los niños reportada por padres. “Educar desde la infancia sobre el sueño no solo beneficia a los niños directamente, sino que crea una generación más consciente que, a largo plazo, podría impulsar cambios sociales y políticos más amplios en favor de una cultura que priorice el descanso adecuado”, puntualiza Gonzalo Pin.

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