Hace solo un mes, la compañía estatal China National Petroleum Corporation (CNPC) anunció que había completado, por fin, la perforación del pozo vertical ‘Shenditake 1’. Situado en la región autónoma de Xinjiang, al noroeste del país, se ha convertido en el más profundo de Asia con sus 10.910 metros. Ya le informábamos de este proyecto en junio de 2023, cuando ABC contó que el gigante comunista acaba de iniciar, el mismo día que China envió a su primer civil al espacio para estrenar la estación espacial Tiangong, «una misión mucho más misteriosa en la Tierra», Se trataba de este pozo vertical en medio del desierto. En concreto, en una región rica en petróleo a través de la corteza terrestre que, según la escueta nota de la agencia estatal de noticias Xinhua, iba a llegar a la capa del Cretácico. Es decir, a rocas de hasta 145 millones de años de antigüedad. Para que se hagan una idea de sus dimensiones, los sondeos petrolíferos suelen descender entre 1.000 y 1.600 metros. Más de 5.000 metros ya es algo extraordinario. Los 11 kilómetros anunciados por el Pekín suponen una brutalidad.Según anunciaron en ese momento, esperan alcanzar esa profundidad en 457 días, pero finalmente les ha llevado más tiempo. China comenzó la perforación en mayo de 2023 y se ha prolongado durante 580 días, de los que más de la mitad ha correspondido a los últimos 910 metros. A pesar de ello, no consiguió batir el récord y convertirse en el pozo más profundo que ha excavado el hombre. Hay uno que llegó más allá. Noticia Relacionada Hasta 1954 estandar Si Héroes en la República, esclavos en la URSS Israel VianaEl 24 de mayo de 1970, la Unión Soviética comenzó a perforar un pozo en Pechenga, un distrito escasamente poblado de la región de Múrmansk, en la esquina noroccidental de Rusia. Los trabajos se prolongaron hasta 1989 y alcanzó los 12.262 metros, una profundidad a la que nunca había llegado el hombre antes ni después. Ni siquiera China se atreverá ahora a descender hasta ahí, a pesar de que la tecnología, la ingeniería y las medidas de seguridad actuales son muchísimo más avanzadas que en la época soviética.La idea inicial: 15.000 metrosAquel proyecto fue bautizado como el ‘Pozo superprofundo de Kola’. La idea nació en 1962 y la supervisión se le asignó al Consejo Científico Interdepartamental para el estudio de la Tierra. El lugar exacto de la perforación fue elegido en 1965, a 10 kilómetros de la ciudad de Zapolyarny. Lo más sorprendente es que el objetivo inicial que se fijó fue descender hasta los 15.000 metros. La diferencia entre este y otros agujeros profundos es que los demás se hicieron para buscar petróleo, mientras que el soviético, también conocido como SG-3, se realizó únicamente para investigar la litosfera.El pozo chino servirá para probar máquinas de perforación subterráneas y recopilar datos sobre el interior de la Tierra, según las primeras informaciones. Lo que no está tan claro es qué quiere sacar el gigante comunista a largo plazo. El proyecto se enmarca dentro del programa de exploración de la Tierra profunda que ya anunció el presidente Xi Jinping en 2021. El dirigente alegó que había que realizar estudios para identificar recursos energéticos, materias primas y evaluar los riesgos de desastres naturales, tales como erupciones volcánicas y terremotos.El presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG), Manuel Regueiro, contaba en ABC a Isabel Miranda que veía más plausible que el proyecto estuviera relacionado con el petróleo o la búsqueda de energía geotérmica, efectivamente, pues el calor que emana del núcleo de la Tierra es hoy una fuente al alcance de pocos países, como Islandia, que por su actividad volcánica tiene altas temperaturas a niveles casi superficiales del subsuelo. Para el resto, sin embargo, alcanzar los 150 ºC necesarios para mover turbinas eléctricas no es tan fácil.La Guerra FríaPara entender el pozo de la URSS hay que ubicar el experimento en los años de la Guerra Fría, tiempos en los que la carrera espacial entre el Kremlin y Estados Unidos se extendió a cualquier marca que se pudiera alcanzar en el campo de la ciencia. En el lo que respecta a explorar las profundidades de la Tierra, ambas potencias comenzaron a organizar sus experimentos en la década de 1950, con el objetivo de llegar a la discontinuidad de Mohorovicic, el límite entre la corteza y el manto terrestre.Estados Unidos tomó la iniciativa en 1958 con el lanzamiento del Proyecto Mohole . Ubicado cerca de la ciudad de Guadalupe, en México, la operación fue llevada a cabo por un equipo de ingenieros que perforó, a través del lecho del Océano Pacífico, un agujero de una profundidad de más de 180 metros. Los responsables habían considerado que no era viable en las superficie de la Tierra, mientras que en mar abierto era más factible, por la sencilla razón de que el manto estaba mucho más cerca del fondo marino. Sin embargo, fue cancelado en 1966 por su alto coste.Le tocó entonces el turno a la URSS, que se puso manos a la obra en 1970 con los 15.000 metros en el horizonte. Al principio usaron perforadoras Uralmash-4E y, posteriormente, Uralmash-15000. Se abrieron varios pozos partiendo de una rama central, siendo SG-3 el más profundo de todos. A los nueve año de iniciarse los trabajos, el 6 de junio de 1979, se batió el récord de profundidad, que estaba en poder del pozo Bertha Rogers, en el condado de Washita, Estados Unidos, con 9.583 metros.La eterna perforaciónCuatro años después, en 1983, se superaron los 12.000 metros de profundidad. En ese momento dejaron de cavar durante un año para que varios especialistas y personal autorizado pudieran visitar aquel fascinante lugar. Lo retomaron en 1984, pero a un ritmo mucho más lento. Sin embargo, el 27 de septiembre de 1985, cuando alcanzaron los 12.066 metros, se produjo un terrible accidente en el que se derrumbó parte del pozo y se rellenaron 5.000 metros de tierra. Aquello fue una gran decepción, porque tendrían que perforar de nuevo a partir de los 7.000 metros de profundidad. De nuevo tuvieron que acelerar y, en 1989, alcanzaron los 12.262.El optimismo de los responsables se disparó. Estaban convencidos de que alcanzarían los 13.500 metros a finales de 1990 y los 15.000, en 1993, pero a medida que el taladro se dirigía hacia el centro de la Tierra y llegó a esa profundidad récord, se produjo un cambio completamente inesperado. Durante los primeros 3.000 metros, las temperaturas dentro del pozo habían aumentado más o menos a lo que los investigadores esperaban, pero después el nivel de calor se disparó mucho más rápido. Cuando la perforación comenzaba a acercarse al objetivo inicial, el agujero se había calentado a 185 °C, el doble de lo que habían previsto.Eso no fue todo. Los investigadores, además, descubrieron que la roca a esas profundidades era mucho menos densa de lo que habían imaginado, lo que hacía fluir continuamente una masa de fango e hidrógeno en la que parecía imposible trabajar. Como resultado de esas temperaturas, el material encontrado reaccionaba de formas extrañas e impredecibles. Los responsables llegaron a la conclusión de que el equipo no aguantaría en estas condiciones, por lo que decidieron paralizarlo poco antes de la caída de la URSS. Lo cerraron, definitivamente, en 1995. El agujero a día de hoy permanece sellado, sin que nadie haya conseguido superar esa marca.Fósiles diminutosA pesar de ello, los investigadores pudieron aprender algunas cosas fascinantes antes de sellar el ‘Pozo superprofundo de Kola’. Por ejemplo, que a unos 6.400 metros de profundidad había fósiles diminutos de plantas marinas. Estos tesoros vegetales estaban completamente intactos por el tiempo que habían pasado encerrados debajo de varios kilómetros de roca. Se cree que tenían más de dos mil millones de años de antigüedad.Hubo, todavía, un hallazgo más impresionante en los confines más lejanos del agujero. Al medir las ondas sísmicas, los expertos habían predicho previamente que la roca bajo nuestros pies cambia de granito a basalto a unos 3 o 6 kilómetros por debajo de la superficie, pero comprobaron que no era así, al menos en la península de Kola. Solo encontraron granito, incluso en el punto más profundo del pozo. Finalmente descubrieron agua que fluía a varios kilómetros bajo tierra, a profundidades donde nadie predijo que podría existir. Aunque algunas de las teorías más fantasiosas han apuntado a que este descubrimiento es la prueba de las inundaciones bíblicas, se cree que es resultado de una fuerte presión que obliga a los átomos de oxígeno e hidrógeno a salir de la roca, para quedarse después atrapados en forma de agua debajo de la superficie.

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