Las perversiones de Nerón, el emperador obsesionado con el sexo

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Las perversiones de Nerón, el emperador obsesionado con el sexo

Fue famoso, y no por su bondad hacia el pueblo de Roma. Los cronistas definieron a Nerón Claudio César Augusto Germánico como un auténtico Lucifer ascendido desde los mismos infiernos. Ejemplos los hay por decenas. El historiador y político Cornelio Tácito, del siglo II d. C., insistió en que el emperador fue el culpable del incendio que asoló la Ciudad Eterna en el verano del 64 d. C., «el más grave y atroz de cuantos se produjeron por la violencia del fuego». Aunque si hubo un autor que cantó sus tropelías hasta quedarse ronco, ese fue Cayo Suetonio. Entre las barbaridades que le dedicó destacan la de parricida y asesino. Casi nada.Aunque si hubo una acusación que Suetonio enarboló una y otra vez contra él, esa fue la de obseso sexual. «No hablaré de su comercio obsceno con hombres libres, ni de sus adulterios con mujeres casadas», afirmó. En las palabras del también historiador del siglo II d.C., «hizo castrar a un joven llamado Sporo y hasta intentó cambiarlo en mujer; lo adornó un día con velo nupcial, le señaló una dote, y haciéndoselo llevar con toda la pompa del matrimonio y numeroso cortejo, le tomó como esposa». Su conclusión fue que la Humanidad hubiera sido más afortunada si Nerón no hubiese sido alumbrado: «Con esta ocasión se dijo él satíricamente que hubiese sido gran fortuna para el género humano que su padre Domicio se hubiese casado con una mujer como aquélla».Noticia Relacionada Tumba de reyes estandar No El imperio indomable que fue la pesadilla de Gengis Kan y Alejandro Magno Manuel P. Villatoro Gengis Kan entendió que era ingobernable, Gran Bretaña sufrió para intentar dominarla y la Unión Soviética se vio obligado a abandonarla tras una guerra de diez añosCon todo, no faltan los que afirman que esta larga lista de locuras y depravaciones fue la columna vertebral sobre la que se alzó la leyenda negra de un Nerón rechazado por sus sucesores. Una versión que quedó plasmada en un documental publicado en 2019 y del que se hizo eco ABC .Negra infanciaLos autores clásicos afirman que Nerón vino al mundo en el año 37 d. C. «Nació Nerón en Anzio, nueve meses después de la muerte de Tiberio , el 18 de las calendas de enero al salir el sol», explica Suetonio en ‘Vida de los doce Césares’. Ya desde el comienzo de su biografía, el autor deja claro su odio hacia el futuro emperador romano. En sus palabras, hubo múltiples «señales terroríficas que presidieron el instante de su nacimiento». Algunas tan curiosas como que su padre, en mitad de una borrachera, afirmó que «de Agripina y de mí sólo puede nacer un monstruo». El historiador llega a señalar en sus escritos que «una serpiente salía del lecho» del pequeño y le protegía». Apenas dos ejemplos de los muchos mensajes en su contra que existen en la obra.La infancia de Nerón no fue mejor. Su padre falleció cuando él no era más que un niño y su madre fue desterrada poco después. A los 13 años, ya con su progenitora de regreso, fue adoptado por el emperador Claudio. A partir de este momento comienza a exacerbarse la leyenda negra. El mito cuenta que, en el 54, Agripina pudo envenenar al mandamás y sobornar a la guardia Pretoriana para que su pequeño ascendiese hasta la poltrona. De ser así, fue un movimiento maestro. «Nerón salió en busca de los guardias apenas se difundió la noticia […] Fue saludado emperador en las gradas del palacio, y marchó en litera al campamento; congregó apresuradamente a los soldados, llevándole éstos al Senado, de donde no salió hasta la tarde; no rehusó ninguno de los excesivos honores que se le prodigaron», añade Suetonio.Aquel fue el comienzo, según los textos clásicos, de una amalgama de asesinatos y maldades perpetradas por Nerón. La primera fue el presunto asesinato de su hermano en el año 55. «Celoso de Británico, que tenía mejor voz que él, y temiendo, por otra parte, que por el recuerdo de su padre se atrajese algún día el favor popular, resolvió deshacerse de él por medio del veneno», explica Suetonio. El autor añade también que, tras un intento fallido, logró acabar con él diluyendo un brebaje ponzoñoso en su agua. «El joven, apenas probó el veneno, cayó revolcándose, diciendo Nerón que se trataba de un ataque de epilepsia. enfermedad que padecía; a la mañana siguiente le hizo sepultar con prisas y sin ninguna ceremonia», completa.Los textos clásicos le atribuyen también el asesinato de su madre, un crimen que organizó poco después de que esta se enterara de que Británico había sido víctima del veneno. La parte en la que Suetonio explica la muerte de Agripina bien podría corresponderse con una novela por su extravagancia. En sus palabras, el emperador llegó a idear complejos mecanismos para acabar con ella sin que levantar sospechas. Entre ellos, un «cámara de agua» que pensaba ubicar sobre su cama para que se ahogara. Al final, prefirió acusarla de intentar asesinarle y ordenó a la guardia acabar con ella. «El suplicio […] no terminó ya para él jamás; a menudo confesó que le perseguía por todas partes la imagen de su madre y que las Furias agitaban delante de él látigos vengadores y antorchas encendidas», añade el autor.Cruel leyendaSin embargo, por lo que de verdad es recordado Nerón fue por el gran incendio de Roma del año 64. El calendario se había detenido en julio cuando la capital fue presas de unas llamas que, durante seis días, devastaron la urbe. El emperador cargó contra los cristianos, a los que acusó de prender fuego al lugar. Sin embargo, la versión que más se ha extendido es la que afirma que el soberano provocó aquel desastre para edificar sobre las ruinas su gran palacio, la Domus Aurea . «Nerón estuvo contemplando el incendio desde lo alto de la torre de Mecenas, encantado, según dijo, de la hermosura de la llama, y vestido en traje de teatro cantó al mismo tiempo la toma de Troya», desvela el escritor.Explicación aparte merecen tropelías como el asesinato de su esposa, su presunta obsesión por arrojarse «sobre los órganos sexuales» de hombres y mujeres «desde cierta altura» o su famosa persecución contra los cristianos. Una «clase de hombres» que, siempre en palabras de Suetonio, fueron «entregados al suplicio» porque el emperador consideraba que estaban llenos de «supersticiones nuevas y peligrosas». El historiador hispano Orosio, así como su maestro, Agustín, también le definieron como «el primer perseguidor del naciente cristianismo» y el responsable de la condena a muerte de los apóstoles Pedro y Pablo. En este sentido, el obispo de Constantinopla le colgó el adjetivo de «anticristo».Esta locura llegó a ser corroborada por otro emperador romano como era Juliano. Este, en su tratado ‘El banquete de los Césares’, definió a Nerón como un «decadente histrión». Algo que resalta José María Blázquez Martínez en su dossier ‘Nerón, el mecenas asesino’: «El último gran historiador de la decadencia de Roma, Ammiano Marcelino, amigo del citado Juliano, se refiere a Nerón también en términos peyorativos, en Eutropio hace hincapié en el trágico final de su vida».También merecen una mención extra las líneas que Suetonio dedica a un episodio igual de curioso que de turbulento. En la mencionada obra, el autor clásico afirma que, cuando ya era emperador, Nerón «hizo castrar a un joven llamado Sporo», su amante, y hasta «intentó cambiarlo en mujer». Sea leyenda negra o sea realidad, lo cierto es que las líneas que hablan de este suceso se cuentan por decenas. El autor, por ejemplo, afirma que el mandamás «adornó un día con velo nupcial» al chico tras arrancarle el pene y, «haciéndoselo llevar con toda la pompa del matrimonio y numeroso cortejo, le tomó como esposa».Noticias relacionadas estandar No Así luchaban Íberos: ¿por qué estos guerreros letales aterraban a las legiones romanas? Manuel P. Villatoro reportaje No Los arqueólogos sacan a la luz la crueldad de la Guerra Civil de hace 21 siglos Mónica Arrizabalaga«Lo adornó un día con velo nupcial, le señaló una dote, y; con esta ocasión se dijo él satíricamente que hubiese sido gran fortuna para el género humano que su padre Domicio se hubiese casado con una mujer como aquélla. Vistió a este Sporo con el traje de las emperatrices se hizo llevar con él en litera a las reuniones y mercados de Grecia y durante las fiestas sigilarias de Roma, besándole continuamente. […] Una vez satisfechos todos sus deseos, se entregaba a su liberto Doríforo, a quien servía de mujer, del mismo modo que Sporo le servía a su vez a él, imitando en estos casos la voz y los gemidos de una doncella que sufre violencia», añadía Suetonio.El sufrimiento de Roma terminó cuando este presunto desquiciado falleció. «Murió a los treinta y dos años de edad, en el mismo día en que en otro tiempo había hecho perecer a Octavia. El regocijo público fue tal, que la mayoría de los hombres del pueblo corrían por toda Roma cubiertos con el gorro de los libertos», explicaba el mismo Suetonio.

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