La Comunidad de Madrid puja por 3,2 millones en la subasta de la casa de Aleixandre

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La Comunidad de Madrid puja por 3,2 millones en la subasta de la casa de Aleixandre

A falta de 19 días para que se cierre la tercera subasta de Velintonia, la histórica casa de Vicente Aleixandre , la Comunidad de Madrid ha cumplido con su palabra y ha presentado una oferta de 3.193.225 euros. La Consejería de Cultura pretende convertir en un centro de referencia cultural la vivienda donde el premio Nobel vivió durante 40 años y donde solía recibir a amigos, intelectuales y artistas, entre ellos varios escritores de la Generación del 27. Con esta puja, que ya el consejero Mariano de Paco avanzó ayer que se presentaría de forma «inmediata», la Comunidad de Madrid aspira a poner fin a un problema que se ha arrastrado durante décadas. Desde la muerte de Aleixandre, hace cuarenta años, la casa ha estado deshabitada y se ha ido degradando entre la indiferencia de los sucesivos gobiernos y la mala relación de los herederos del poeta.El inmueble, ubicado en el distrito de Chamberí de la capital, ha salido por tercera vez a subasta con un valor de tasación de 4.561.750 euros, pero si no se presenta ninguna oferta superior a los 3,2 millones ofrecidos por la Comunidad de Madrid (correspondiente al 70 por ciento del valor total) se adjudicará a la administración regional.Ya en la anterior subasta Mariano de Paco intentó adquirir la vivienda, pero en lugar de pujar por ella esperó a que el procedimiento quedara desierto y ejercer después su derecho de adquisición preferente depositando 3,2 millones. Amaya Aleixandre, sobrina segunda del poeta y propietaria del 60 por ciento de la vivienda, se opuso a la adjudicación y el juzgado anuló la compra . Según declaró al diario ‘El País’, el Ministerio de Cultura le había trasladado que estaba dispuesto a elevar la oferta a 3,5 millones. Esto de puertas para adentro, porque públicamente el ministro Urtasun se ha limitado a ofrecer a De Paco la compra conjunta de la casa. Lo hizo once meses después de que el consejero regional le pidiera una reunión, y cuando este ya había decidido comprarla en solitario.De Paco subrayó ayer «la urgencia» del Gobierno madrileño por preservar la que fuera la casa de Aleixandre después de que el Ejecutivo central haya «denegado hacerse cargo de este tema», y con la intención de que no se deteriore más el patrimonio.Noticia Relacionada Las puertas abiertas de Velintonia visual Si Los poetas vuelven a la casa de Aleixandre 40 años después Bruno Pardo Porto ABC Cultural acompaña a la última generación de poetas que visitó la casa del Nobel y recibió allí su magisterioLa vivienda está declarada Bien de Interés Patrimonial (BIP) por su valor cultural. Aleixandre vivió en este chalé hasta su muerte, en 1984, y allí recibió a cinco generaciones de escritores. Frecuentaron Velintonia figuras como Federico García Lorca, Carlos Bousoño, José Luis Cano, José Hierro y los llamados Novísimos. Estos encuentros alcanzaron mayor notoriedad tras la concesión al autor del premio Nobel, un reconocimiento no solo a su persona, sino a toda la Generación del 27. La protección BIP impide que los propietarios de la casa –sean los herederos de Aleixandre, la Comunidad de Madrid o cualquier otro posible comprador– puedan hacer reformas que impliquen modificar la fachada y otros elementos interiores. La Comunidad de Madrid tiene entre sus planes elevar la protección a la figura del Bien de Interés Cultural (BIC), que incluye más garantías para vincular la vivienda a un uso cultural.La salvación de Velintonia ha sido una de las grandes asignaturas pendientes de los distintos ministros y consejeros de Cultura. La primera vez que una administración se planteó adquirir la casa del premio Nobel fue hace tres décadas, cuando Esperanza Aguirre era concejala de Cultura en el Ayuntamiento de Madrid. En el año 2007 hubo otro intento, pero el Ministerio de Cultura, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid no ofrecieron más de 1,95 millones de euros. Con los herederos divididos, fue imposible llegar a un acuerdo. Desde entonces, todo han sido brindis al sol, incluida una propuesta del Ayuntamiento de Madrid, cuando Manuela Carmena era alcaldesa, de expropiar la vivienda. Hartos de esta dejadez e incapaces de llegar a un acuerdo con la otra propietaria, los hermanos Merlo-Usera (propietarios del 40 por ciento) en el año 2020 pidieron la extinción del condominio para poder vender la casa en una subasta judicial. Se activó así un azaroso y lento procedimiento judicial que, cinco años después y tras dos subastas fracasadas, podría llegar a su fin en las próximas semanas.

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