Dolores Vázquez Mosquera pasó 519 días entre rejas, acusada del asesinato de Rocío Wanninkhof. Un cuarto de siglo después, y sin que haya sido indemnizada por uno de los mayores errores judiciales de la historia de este país, su pueblo la ha reconocido. En un auditorio a rebosar, que obligó a un cambio de sala por la elevada asistencia, la que se convirtió en la mujer más señalada de España por el crimen de la joven de Mijas demostró que el rencor no forma parte de su vocabulario, y que su vida tras la detención del verdadero autor de la muerte de Rocío es plena. «Soy una mujer feliz» dirigió Dolores a un auditorio al que mostró su cara más amable y agradecida.Tras recoger el galardón de manos de la alcaldesa de Betanzos, el concello coruñés donde reside desde hace siete años, la gallega admitió que necesitaba este perdón . Y fue incluso más allá, en un ejercicio absoluto de sinceridad. «Necesito que el Gobierno central me pida perdón» se abrió, para después insistir en que «ese perdón del Gobierno central tiene que llegar, por no decir otras cosas más (…) me ha faltado que otras zonas de España también reconozcan su error. Y o siempre he estado abierta, es algo que he aprendido con el tiempo . No guardo rencor a nadie, porque sentirse mal, no ser coherente con uno mismo, lo único que consigue es amargarte por dentro. Y eso jamás, siempre iré hacia adelante y lo que me den, bien recibido estará» manifestó. Muy emocionada por el apoyo demostrado por los vecinos, Vázquez recordó que una vez quedó libre de sospechas por el asesinato de Rocío se trasladó a vivir a Reino Unido para poner tierra de por medio del infierno que había vivido durante el año y medio que pasó entre rejas. Tras ese período regresó a España, pero se dio «cuenta de que el caso no estaba olvidado» , así que buscó refugio en este pequeño municipio coruñés. Allí, confesó, salía cada mañana a tomar café «sola» y «a una cafetería distinta». Quería, lo explicó, ver las reacciones de la gente y lo que su presencia despertaba en ellos. Y lo que encontró fue compañía y comprensión. «No hubo un día que alguien no se acercase a mí para preguntarme cómo me encontraba, para sentarse conmigo y acompañarme» expresó. Feliz entre los suyos, Vázquez también habló del documental que protagonizó hace unos años. Un escenario en el que sintió «incómoda» , pero que aceptó porque «sentía que se lo debía a los míos». Sonia, su carta de libertadDolores Vázquez fue detenida en septiembre del año 2000 como principal y única sospechosa del asesinato de Rocío Wanninkhof, hija de su expareja. El juicio mediático y público que sufrió pasará a la historia, del mismo modo que el plenario con tribunal ciudadano del que, aún sin pruebas en su contra, salió condenada. El martirio acabó cuando el ADN recabado en la escena del crimen de Rocío se cruzó con el hallado bajo las uñas de Sonia Carabantes , una joven violada y asesinada en agosto de 2003. Detrás de este perfil se escondía Tony Alexander King, ciudadano británico que cuatro años antes también se había cruzado en el camino de Rocío. La muerte de Sonia, paradójicamente, supuso la carta de libertad para Dolores Vázquez, que siempre había defendido su inocencia y que con el arresto de King se vio libre de toda sospecha. MÁS INFORMACIÓN estandar No Crimen de Yoel Quispe: La Audiencia de La Coruña rechaza investigar a otras dos personas en relación con la muerte Patricia AbetCon el premio Úrsula Meléndez de Texeda en sus manos y visiblemente emocionada ante un público que se puso en pie en varias ocasiones, la betanceira r econoció que lloró cuando recibió la noticia de que iba a ser homenajeada por el Ayuntamiento de su ciudad natal, una localidad en la que aseguró sentirse «incluida, libre y querida». Ahora, ajena a las cámaras, vive un día a día sosegado, aunque con margen para recibir un perdón por parte de quienes más se lo deben.

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