Adultos con TDAH: «Sentía que la vida me quedaba grande»

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Adultos con TDAH: «Sentía que la vida me quedaba grande»

Ana Gómez tiene 46 años y hace como 15, siendo ya madre de dos niñas, le diagnosticaron TDAH ( trastorno por déficit de atención e hiperactividad ). Desde niña siempre pensó que sus «peculiaridades», como esa facilidad para perder cosas, desorientarse, llegar tarde o la dificultad para recordad citas, eran parte de una personalidad «muy desorganizada, muy caótica, despistada e impulsiva» . Pero cuando se convirtió en madre empezó a sentir que la vida de adulta le quedaba «grande». Acordarse del uniforme que le tocaba a sus hijas ese día, o la cartulina que tenían que llevar, ponerse a planchar o recordar una reunión de trabajo era un desafío para ella. De pequeña no tuvo problemas en los estudios. Las altas capacidades que también tiene diagnosticadas le ayudaron a compensar. «Si te va bien en los estudios, nadie se preocupa excesivamente por nada», cuenta para tratar de explicar por qué nadie sospechó del TDAH en su infancia. «Pero cuando la vida se te va haciendo más complicada, y tienes más tareas y responsabilidades, empiezas a ver que es imposible de manejar. No eres capaz de organizarte, acordarte de citas, tener organizada tu casa, compaginar con el trabajo… Y sabes que todas las madres están agobiadas, pero ves que se apañan, y tú no puedes. Yo lo ocultaba porque me avergonzaba sentirme incapaz. Pensaba: o soy tonta o algo me tiene que pasar», rememora. En ese momento la frase que mejor resumía su situación era: «a mí la vida me queda grande». Esa sensación de incapacidad y frustración lleva con frecuencia a las personas con TDAH a experimentar ansiedad y depresión. Precisamente estas patologías asociadas pueden enmascarar el diagnóstico real. El paciente recibe tratamiento médico para la ansiedad y la depresión, pero eso no soluciona el problema de base que les está generando el malestar: la incapacidad de llevar a cabo tareas cotidianas .Eso le pasó a Andrea, de 28 años, que hasta 2021 no tuvo un diagnóstico correcto. Desde que sabe lo que le pasa, se entiende un poco más a sí misma y cómo puede reaccionar ante ciertas situaciones. Gracias al tratamiento ha mejorado su nivel de atención y concentración, se ha reducido la ansiedad y los pensamientos rumiantes y se nota un habla más pausada.Ana y Andrea son el ejemplo de una realidad que está empezando a visibilizarse: la de los adultos con TDAH. La presentadora Paula Vázquez , de 50 años, también ha hecho público que recientemente le han diagnosticado este trastorno.En casa de Ana son 3 con TDAH. Ella y sus dos hijas, que también tienen altas capacidades. Y aunque parezca excepcional es algo bastante habitual entre familiares porque estas dos condiciones tienen una base genética . De hecho, Ana comenzó a sospechar de su TDAH cuando se dio cuenta de que su hija podía tenerlo. Empezó a investigar por su cuenta y lo que leyó la describió tal cual. Sin embargo, le costó llegar al diagnóstico porque todavía en algunos ámbitos existe la creencia de que es solo cosa de niños . Hasta que fue a un psiquiatra experto en este trastorno: «Me dijeron que yo era TDAH de libro solo con escucharme». «Los primeros trabajos científicos que demostraban que había continuidad del TDAH más allá de la adolescencia son de finales de los 60. Ya se observaba que aquellos adultos que habían sido niños con TDAH podían continuar en la edad adulta. Lo que pasa es que, con la edad, la hiperactividad cambia de expresión. No es aquella persona que se levanta de la silla o se sube a la mesa. Eso conducía a la idea de que mayoritariamente desaparecía el trastorno. Lo que se ha observado y se sabe es que continúa con la misma intensidad en la inatención e impulsividad », afirma el doctor Josep Antoni Ramos-Quiroga, jefe del servicio de salud mental del Hospital Universitari Vall d’Hebron de Barcelona, miembro de CIBERSAM y presidente electo de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM).Aunque Ana es maestra y había estudiado algo sobre este trastorno, cree que hay muchos prejuicios a la hora de sospechar de un TDAH. «Tú te imaginas a un niño que no para de saltar, pero no todos los niños lo expresan de igual forma. Las niñas por ejemplo llevan la hiperactividad interna. Y respecto al tema de la concentración, no es que no nos concentremos en nada. Cuando algo nos motiva, la dopamina se activa, entras en hiperfoco y te concentras a muerte. No hay nada a tu alrededor más que lo que haces que te encanta», explica Ana. En su caso, las actividades artísticas, como recrear mascotas en fieltro, son las que le generan esa motivación tan intensa. A Andrea lo que le hace «perder la noción del tiempo» es la pintura de diamante. Le ayuda a mantener la concentración y le relaja.Síntomas de alerta«Sabemos que el TDAH en mujeres se diagnostica más tarde en parte porque los chicos suelen tener mayor cantidad de síntomas de hiperactividad y se detecta antes. Es un TDAH más disruptivo en el día a día de las aulas. Las chicas suelen tener en general menos niveles de hiperactividad», explica el doctor Ramos Quiroga. El experto señala que los síntomas del TDAH empiezan desde pequeño, antes de los 12 años , no es algo que aparece de repente con 40 años. Para diagnosticarlo, de los 9 síntomas de la inateción, se tienen que cumplir mínimo 6 en la infancia y 5 en la adultez. Por ejemplo, les cuesta mantener la atención cuando están trabajando o estudiando, se distraen o pierden cosas con facilidad, les cuesta organizarse, suelen llegar tarde, son olvidadizos, les cuesta realizar el esfuerzo mental de pensar y evaluar. La hiperactividad es más visible. Son niños que no callan, cortan a los demás, no esperan su turno , se precipitan o se levantan constantemente de la silla. En adultos, por ejemplo, no paran de mover manos y pies. «Los adultos te dicen que se encuentran inquietos, como si tuvieran un motor por dentro y la sensación de que siempre tienen que hacer actividad», explica el experto. El TDAH provoca despistes, pero no los típicos de «a qué venía yo a la cocina» , no, más graves y con más frecuencia. Ana recuerda el día que dejó el coche en doble fila para asistir a un evento en el colegio de su hija y después se volvió andando a casa. «Al día siguiente me levanté y no encontraba mi coche. Me vino como un flash. Se me caían los lagrimones. Cuando volví a por él, ahí estaba. Cuando me preguntaban qué había pasado, yo no lo contaba», recuerda. También le ha pasado de ir a buscar a sus hijas al colegio y que la llamen porque se ha dejado allí a una, olvidarse con frecuencia las llaves, perder móviles, incluso querer ir con el coche de Gran Vía a la calle Pablo Iglesias y acabar en Toledo. En algunas ocasiones, estos despistes han puesto en peligro su integridad física: tuvo un accidente de tráfico grave y se quemó tras dejarse una sartén en el fuego. «Puedes tener un TDAH leve y apañarte bien, pero cuando te afecta a tu calidad de vida hay más probabilidades de divorcios, cambios de trabajo, despidos, adicciones, accidentes…», señala Ana. A Andrea le suponía mucho esfuerzo ponerse a estudiar en la época del instituto. « Era bastante movida y me costaba concentrarm e. Lo que para un niño normal era una semana de estudio para mi eran dos semanas, poniéndome todas las tardes y yendo a una academia», rememora. Ahora trabaja y está bien, pero reconoce que la inestabilidad laboral ha sido una constante: «Empezaba un trabajo y si decía que tenía TDAH me perjudicaba, pero si no lo decía, al final, como hacía cosas que no entendían, no pasaba el periodo de prueba». Para el tema de los despistes, le ayuda mucho tener una rutina muy marcada y las cosas colocadas siempre en el mismo sitio. Le ha costado mucho relacionarse y mantener amistades, pero ahora, gracias a la asociación AMATDAH (Asociación Madrileña de Adultos con TDAH), que fundó hace una década Ana, ha dado con un lugar donde encontrar nuevos amigos: «Te comprenden y te entienden». En el caso de Ana, su profesión de maestra le permite canalizar su creatividad con ideas muy innovadoras. La parte que lleva peor es la de los informes y la puntualidad. « Yo no me quiero excusar en tener TDAH pero sí me gusta decirlo para que entiendan que si llego tarde o si no te he contestado un mensaje no es que pase de ti. Les pido a mis compañeros que por favor no tengan pudor en recordarme las cosas. En la mayoría de los sitios he encontrado comprensión», aseguraEn opinión del doctor Ramos Quiroga, el TDAH es una de las patologías de salud mental que vive con un estigma importante. « Incluso hay gente que dice que no existe . Están cancelando todo el sufrimiento que tienen muchas personas. Es una barbaridad desde el punto de vista científico», afirma. También existe estigma en cuanto a los tratamientos, aunque son «altamente eficaces». Y otro es ver este trastorno como algo menor, que no tiene impacto importante, a pesar de que «las personas con TDAH tienen mayor riesgo de mortalidad a lo largo de los años comparadas con las que no lo tienen. Y el diagnóstico tardío, por encima de los 18 años, implica un riesgo de mortalidad cuatro veces superior al del resto de la población. Tienen mayor riesgo de accidentes de tráfico, de problemas y trastornos derivados del consumo de drogas, más accidentes domésticos…», enumera el doctor.Aunque no todo el que tiene TDAH tiene que medicarse, sí se recomienda en los casos más graves. « La medicación no es mágica pero ayuda muchísimo . Es como el que necesita gafas y un día se las pone y ve bien. Tienes que hacer un informe, y lo haces. Tienes que estudiar, y te pones. Gracias a eso yo me pude presentar a oposiciones«, asegura Ana. La terapia psicológica cognitiva conductual también forma parte del tratamiento.No es que cada vez más personas tengan este trastorno, pero sí hay mayor capacidad de diagnóstico. «En niños, aproximadamente un 6-7% tiene TDAH y el 4,5% reciben algún tratamiento. Quiere decir que no hay sobremedicación. Y en adultos, donde la frecuencia del TDAH es del 2-3%, solo un 0,1% recibe medicamentos. Hay un infradiagnóstico e infratratamiento porque muchos de ellos toman otros fármacos que no necesitan, como antipsicóticos o antidepresivos, que no precisan cuando haces el tratamiento adecuado de TDAH», concluye el doctor Ramos Quiroga.

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