Rocío lleva semanas intentando conseguir una cita para vacunarse contra la fiebre amarilla . En unos días, esta profesional de la sanidad se va junto a otras dos amigas a un viaje de cooperación internacional a Uganda y necesita la vacuna para poder entrar en el país. Pero a día de hoy no ha conseguido cita en ninguno de los centros de vacunación internacional, ni estatales ni encomendados a las comunidades autónomas, en los que ha intentado pedirla. Es de Ciudad Real, pero acude en su coche hasta Madrid para probar suerte en el centro que Sanidad Exterior tiene en la capital, donde le dicen que no la pueden atender. «Me han dicho que había citas por la web y no es verdad. Llevo varios días actualizando la página constantemente por si se queda alguna, pero no. La primera es para julio», lamenta. Además muestra un correo electrónico en el que el centro de vacunación le informa de que no hay citas disponibles antes de su viaje y le insta a actualizar «con mucha frecuencia» la página web por si se producen cancelaciones. «Llevo días mirando todo el rato y nada», asegura. Como Rocío, y con el inicio de la temporada de viajes cada vez más cerca, son muchas las personas en esta situación. La vacunación internacional corresponde a los servicios de Sanidad Exterior, dependientes del Gobierno central, que cuentan con 29 centros repartidos en varias ciudades de España, especialmente aquellas que tienen puertos y aeropuertos que se consideran prioritarios. Pero existen también los centros encomendados, que pertenecen a las comunidades autónomas en lugares en los que hay mucha demanda o en ciudades donde no hay cerca uno estatal. El asunto llegó recientemente al Senado después de que la senadora del PNV Nerea Ahedo preguntara a la ministra de Sanidad, Mónica García , sobre las demoras de Sanidad Exterior en el País Vasco. En la región, dijo la parlamentaria, es «misión imposible» vacunarse, ya que «no hay cita hasta dentro de seis meses». En este sentido, la titular del ministerio aseguró ser «consciente» de la situación y anunció un plan para implantar un servicio de teleconsulta médica que ayude a agilizar las citas y para reforzar los recursos respecto a otros años, pero matizó que la contratación de personal para estos servicios depende también de otros ministerios. Noticia Relacionada Covid-19 estandar Si Sin tratado de pandemias ni agencia de salud pública un lustro después Elena CalvoMientras, conseguir una cita en los centros de grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia se convierte, como decía la senadora del PNV, en «misión imposible», sin citas disponibles en los próximos tres meses. Fuentes del sector de viajes confirman que cuando llega el momento de más movimiento muchos de sus clientes tienen problemas para conseguir las inyecciones que necesitan, sobre todo en grandes ciudades, de manera que muchos de ellos se desplazan a otras provincias con más disponibilidad. Y los profesionales que trabajan en estos centros de vacunación son los que mejor cuenta pueden dar del problema. «La petición de consulta a nuestros centros ha ido aumentando mucho año a año. Desde el año pasado se recuperaron las cifras anteriores a la pandemia, incluso se superaron, y este año tenemos la misma previsión», explica José F. Gallegos Braun, presidente de la Asociación de médicos de Sanidad Exterior (AMSE) y de la Asociación Española de Medicina del Viajero (Semevi). Confirma las listas de espera de varios meses en las grandes ciudades. Pero lamenta que ese aumento en la demanda de sus servicios no ha ido aparejado de una mayor dotación de recursos, sino todo lo contrario. «Hemos ido perdiendo efectivos», dice.Menos médicosSon varias las causas por las que se da esta situación. En primer lugar, la falta de profesionales que quieran trabajar en los centros de Sanidad Exterior, que los médicos achacan a sus condiciones laborales. «Nuestras características retributivas en los centros estatales son bastante inferiores a los de las comunidades autónomas. La estimación es de un 20 o un 30 por ciento menos», apunta. Esas diferencias, prosigue, se han ido acentuando cada vez más al tiempo que la carga de trabajo aumentaba, por lo que si en algún momento trabajar en estos servicios podía resultar más cómodo, hace años que no es así, denuncia. Ha habido varias ofertas pública de empleo, reconoce, pero «ya casi se inscriben menos personas que las plazas que hay, y luego muchos renuncian, porque al ser un cuerpo estatal te puede tocar en cualquier lugar de España, y si a las malas condiciones laborales le sumas que te puede tocar lejos de casa lo hace aún más difícil». Recientemente estos profesionales, que también dependen del Ministerio de Política Territorial, han recibido la comunicación de cuál es el plan que la Administración plantea para este verano. Han respondido alegando la «falta de eficacia» de estos planes y su malestar con varias de las medidas que se plantean, avisando de que no se trata de «un problema coyuntural, sino estructural». Denuncian que toda la responsabilidad recae sobre los trabajadores de los centros, que actualmente ya están infradotados. «La instrucción se traduce en que nos van a apretar mucho más a los médicos que estamos trabajando porque no encuentran refuerzos que quieran venir a nuestros puestos. Más carga de trabajo, sin poder coger las vacaciones, se elimina cualquier tipo de flexibilidad, sin facilidad de conciliación, etc.», critica Gallegos. La teleconsulta que propone Sanidad la califica de «experimento»: «Si una persona necesita una vacuna difícilmente se le podrá poner por teléfono, tendrá que ir a un centro que estará sobrecargado».Pero a esto se suma otro problema, pues la función de estos médicos no es solo la de informar, atender y vacunar a los viajeros, también son los responsables de controlar las posibles alertas sanitarias que llegan por puertos y aeropuertos, una tarea que cobró gran relevancia durante la pandemia de Covid-19, cuando los controles a viajeros para tratar de minimizar la expansión del virus fueron fundamentales. «Somos la primera línea de contención y cuando se detecta algún problema sanitario en transporte internacional, tenemos que actuar. Y no hay personal, y al que hay se le exprime tanto que se cansa y cuando llegue otra pandemia habrá más problemas porque no hay medios», lamenta. Reglamento Sanitario InternacionalPara Ángel Viudes, portavoz de AMSE, el problema es que hay una «dejación de funciones por parte de la Administración General del Estado hacia la sanidad». Alude a los acuerdos de nuestro país con la Organización Mundial de la Salud (OMS), y concretamente, al Reglamento Sanitario Internacional. Los 8 aeropuertos y 5 puertos designados por España como prioritarios no están dotados de los recursos humanos y materiales que el Estado comprometió en los acuerdos para poder detectar y atender las alertas sanitarias que puedan llegar, reprocha. Pone como ejemplo el centro de Sanidad Exterior de Palma, que pese a tener tanto puerto como aeropuerto que se consideran prioritarios, tuvo que cerrar un tiempo por falta de médicos. Viudes trabaja en el centro estatal de Valencia, uno de los que más demanda tiene también para vacunar a los viajeros. Actualmente solo cuenta con dos médicos y dos enfermeras y cada día, explica, ven a entre 20 y 25 personas en cada consulta. Y no solo es vacunarles, pues antes de ese momento tienen que pedirles información sobre el viaje , sobre otras enfermedades, ver si hay alguna incompatibilidad con determinadas inyecciones, alergias, etc. Más las tareas que deben asumir más allá de la vacunación. «Es habitual que venga gente sin cita porque no la consiguen. Intentamos atender a todos, pero se forma un embudo. En toda la sanidad exterior estamos así», resume. «Aquí atendemos a gente de otras provincias de Andalucía e incluso viene gente de Madrid. Algunos cogen un AVE en el día solo para poder vacunarse», cuenta por su parte Marina Segura, vocal de AMSE, que trabaja en el centro de Málaga. Por esa situación pasó Jorge, que se va a Guinea por trabajo en unos días y consiguió «al segundo intento» cita en Madrid pidiéndola con más de un mes de antelación después de que en Valencia, su ciudad de origen, no hubiera ninguna. Tampoco lo tuvo fácil María, que acaba de regresar de Tailandia, y que pese a buscar la cita con dos meses de antelación en Murcia, no fue hasta días antes de su viaje cuando la logró. Otra de sus compañeras de viaje también tuvo que cambiar de provincia para vacunarse.

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