Un sábado, el 23 de octubre de 2021, tres individuos, Artemio, Néstor y Carles, se presentan en la comisaría de Lérida, sin sus móviles, junto a dos abogados, y explican a los Mossos d’Esquadra que el cadáver de un conocido , Pol Cugat , está en una casa aislada, cerca de Les Borges Blanques . Su declaración es tan confusa que son incapaces de indicar a los agentes la dirección exacta, así que los investigadores, acompañados por el primero de ellos se desplazan hasta el lugar que les indica. A su llegada, los agentes ven que la casa tiene una valla perimetral, con un candado. Para entrar, tienen que romperlo. También fuerzan el acceso a la masía. Una vez dentro, en el primer piso, la puerta está ajustada, pero sin echar la llave. Allí es donde Artemio asegura que estaba el cuerpo de Pol pero, pese a las «abundantes» manchas de sangre, que alguien había intentado limpiar, los policías no localizan nada. Tampoco en la finca. En la planta baja del inmueble, una plantación de marihuana que había sido recolectada «recientemente».Ese mismo sábado, una mujer acude a otra comisaría de la Policía catalana en Ripoll para denunciar la desaparición de su hijo, Pol Cugat . Explica que desde el miércoles 20 no ha vuelto a hablar con él, pese a que el teléfono emite señal. Esa misma tarde había quedado con unos amigos para hacer escalada y tampoco se ha presentado. La madre, Carme, apunta además que el chico, de 25 años, ejercía como guardés en una finca de Les Borges Blaques, aunque no sabe precisar el punto exacto.LOCALIZAR EL CADÁVER Arriba, exterior de la masía de Les Borgues Blanques donde Artemio y Albert dicen haber encontrado el cadáver de Pol. Abajo, el coche de Pol con restos de su sangre en los pedales. El coche se lo llevó Albert. Sus zapatillas también estaban manchadas de la sangre de Pol. A la derecha, un investigador de los Mossos recoge muestras de sangre de la masía. También es de Pol ABCLos Mossos detienen a Artemio, Néstor y Carles por un delito contra la salud pública y su implicación en la muerte o, por entonces, aún posible desaparición involuntaria de Pol aunque, poco después, quedan en libertad. Los tres individuos aseguraron haber localizado el cuerpo del chico un día antes, el viernes. Según su declaración fueron Artemio y un cuarto, que no acudió a la Policía, Albert, quienes encontraron el cadáver. Bocabajo y sobre un colchón. Tenía una bolsa en la cabeza y estaba maniatado con cinta aislante. Lo identificaron porque llevaba los mismos pantalones grises que el día anterior, según manifestaron. Néstor narra a los agentes que conocía a Pol porque había sido compañero de clase de su hermano mayor, y habían formado parte del mismo grupo de amigos. Asegura que la última vez que lo vio fue el miércoles, en la misma masía, que abandonó sobre las 20.00 horas. Dos días después, a la una de la tarde, lo llamó Albert, muy alterado. Junto a éste, también Artemio. Le explicaron que estaban en la finca y que Pol estaba «tirado en la puerta». Se lo contaron cuando ya habían abandonado el lugar, por lo que Néstor –según su propia declaración– les instó a volver para comprobar si estaba vivo. Veinte minutos después, Albert lo volvió a llamar y le dijo que no. Carles, que estaba en Turquía, cogió el primer vuelo de vuelta, y los cuatro pactaron acudir a comisaría al día siguiente, pero uno de ellos no se presentó: Albert.Según el sumario al que ha tenido acceso ABC, Artemio cuenta a los Mossos que las únicas veces que había acudido a la masía habían sido los tres días anteriores a presentarse en comisaría. No explica para qué –se acoge a su derecho a no declarar–. Indica que Pol sí se quedaba a dormir en la casa, nadie más. El viernes, 22 de octubre, cuando localizó su cuerpo, junto a Albert, llegaron a la finca, indicó, sobre la una de la tarde. Las veces anteriores lo habían hecho a primera hora. No aquel día. Según su relato, lo habían llamado antes, pero no contestó. Asegura que después de que su acompañante abriese la puerta con llave, encontraron el cadáver y se quedó «bloqueado». Como el perro de Pol no ladró, temieron por su vida, pensando que alguien podría haberles lo mismo que a su amigo, y se marcharon de allí en sendos coches. Nadie llamó a Emergencias. Tampoco a la Policía. Fueron a un bar, y contactaron con Néstor. ¿La última vez que vio a Pol con vida? A las 16.30 horas del jueves. ¿Quién le dijo que debían presentarse ante los Mossos al día siguiente? Carles, aseguró. Este, en su declaración explicó que Néstor y Pol se encargaban del cultivo de marihuana en la masía desde hacía unos tres meses y que el último era el encargado de vigilar la plantación, por eso dormía allí. La última vez que fue a la finca fue aquel jueves, 21 de octubre. Se marchó sobre las 17.00 horas. Allí estaban Albert y Artemio quien, según éste, no participaban en el cultivo, pero sí iban «de tanto en tanto». El viernes llegó a Estambul con su pareja, y en cuanto los otros tres le comunicaron lo ocurrido, volvió a Lérida. Los tres accedieron de forma voluntaria a ceder una muestra de ADN. Pero todos ellos aseguran no saber dónde está Albert. Los investigadores primero trabajan con dos hipótesis: o el entorno de Pol están implicado en su desaparición o posible homicidio, o puede haber sido víctima de un narcoasalto . Pasados los días, tienen suficientes indicios de su muerte violenta. El mismo sábado, los investigadores emitieron órdenes de búsqueda de Pol y de su coche, un Renault Modus. Sólo unas horas después, a las 7.40 horas del domingo, la Urbana localizó el vehículo en las inmediaciones de la Facultad de Agrónomos de Lérida. Estaba cerrado, pero desde el exterior se aprecia incluso el maletero. El desaparecido no se encuentra dentro. En los pedales del vehículo localizan sangre de Pol. También lo es la localizada en la casa. En la que además localizan las huellas de Albert en una botella de agua y su pulsera del gimnasio. A las 17.37 del viernes, el teléfono de Albert se conectó a una antena de telefonía que da cobertura al aparcamiento de la citada facultad. Las cámaras de seguridad captaron a un individuo que salió del vehículo, y se dirigió hasta la estación del AVE de Lérida, donde cogió un tren con destino Barcelona. Aunque pagó en efectivo, ahora el billete nominativo ha demostrado que era Albert . Llevaba además la misma sudadera con la que salió de casa de su madre la noche anterior, y su hermano lo reconoce en las imágenes. Ya en la capital catalana, acudió a la habitación que tenía alquilada y, poco después, cogió su moto para volver a Lérida. El teléfono de Pol deja de tener actividad el viernes 22, cuando se conecta a dos repetidores, entre las 5.22 y las 6.29, al pasar por la AP-2 y llegar a una población que queda a una media hora de la masía, Castelldans . Entonces, aunque sigue encendido, solo recibe llamadas que nadie contesta, hasta que el móvil se apaga.Varios testigos explicaron a los investigadores que Néstor les contó que sospechaba que Albert había matado a Pol. Que se le «había ido la olla» por llevar muchos días sin dormir, tras consumir speed y cocaínaAlbert sigue sin aparecer y los Mossos registran sendas habitaciones. La que tiene alquilada en Barcelona y la de casa de su madre, en Lérida. Además de encontrar diferentes tipos munición y anotaciones sobre el cultivo de marihuana y cómo blanquear sus beneficios en Andorra, se llevan varios pares de zapatillas para analizar. En una de ellas, hay restos de sangre de Pol. Además, esperan a que Google conteste al requerimiento para acceder a la ubicación exacta del teléfono de la víctima. No pueden triangular su posición porque en su última localización solo hay dos antenas -falta una tercera-. A pesar de ello, realizan varias búsquedas, por la zona, aunque sin éxito. . Las pesquisas, entonces aún bajo secreto, avanzan, y los policías acreditan los vínculos de Albert con personas de origen italiano, y que son constantes sus viajes al país. Sospechan que puede ser su actual paradero, y de su posible relación con una red internacional de tráfico de drogas. El Juzgado de Instrucción 4 de Lérida autoriza colocar micros en los coches de los sospechosos, que ya están bajo vigilancia. No fue hasta ocho meses después del crimen, el 23 de junio de 2022, cuando Albert se plantó en la comisaría de la Policía catalana de Lérida. Dijo que sabía que lo estaban buscando. Estaba demacrado. Quedó detenido por homicidio y tráfico de drogas. A diferencia de los otros tres investigados, se negó a dar una muestra de ADN de forma voluntaria. Tampoco declaró. La juez ordenó su ingreso en prisión provisional, pero quedo en libertad unos meses después. Varios testigos explicaron a los investigadores que Néstor les contó que sospechaba que Albert había matado a Pol. Que se le «había ido la olla» por llevar muchos días sin dormir, tras consumir speed y cocaína. Ahora la instrucción está a punto de finalizar. Queda pendiente que Google, tras negarse a facilitar la ubicación del móvil de Pol por «protección de datos», conteste a un nuevo requerimiento . La prioridad de la familia es encontrar el cuerpo para poder hacer el duelo y que los culpables del crimen se sienten en el banquillo. La causa está abierta por homicidio, y una separada, por tráfico de drogas. La hipótesis del abogado de los Cugat, José Luis Jordán, es que mataron a Pol porque se enfrentó a ellos, y exigió que le abonasen los pagos atrasados por vigilar la plantación. Un trabajo que aceptó, durante unos meses, sin contárselo a sus padres, porque en aquella época, después de la pandemia, no encontró otra salida laboral. De hecho, así lo acredita uno de los audios que recoge el sumario. Mensaje de voz en el que Pol trasladó a Néstor, en abril de 2021, que iba «corto de dinero» y le buscase «alguna cosa para trabajar».

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