La política migratoria de Donald Trump tiene dos caras. Por un lado, la agresividad sin precedentes, la expulsión sin proceso legal de inmigrantes a una cárcel de máxima seguridad en El Salvador , el desafío a la Justicia por estas deportaciones expeditas, la detención de estudiantes extranjeros por liderar protestas… Por otro lado, la realidad de los números: Trump está muy lejos de alcanzar la promesa repetida sin descanso durante la campaña -y también ya en la Casa Blanca- de ejecutar el «mayor programa de deportación de la historia».De hecho, y seguro que es algo que duele en especial al multimillonario neoyorquino, sus números son por ahora inferiores a los de su antecesor, Joe Biden . En marzo, la Policía de Inmigración y Aduanas (ICE, en sus siglas en inglés, conocida como ‘la migra’ en la comunidad de inmigrantes hispanos) deportó a 12.300 personas. Es un número algo por debajo de los 12.700 que la Administración Biden deportó en el mismo mes del año pasado. Algo similar ocurrió en febrero: 11.000 deportados por Trump y algo más de 12.000 por Biden en el mismo mes de 2024.Es una situación que recuerda al primer mandato de Trump, entre 2017 y 2021. También llegó al poder con grandes promesas de deportaciones masivas, en medio de una retórica dura contra los inmigrantes, pero logró expulsar a muchos menos inmigrantes que su antecesor, Barack Obama. En sus primeros cuatro años en la Casa Blanca, Trump deportó a 1,5 millones de inmigrantes, muy por debajo de los 2,9 millones del primer mandato de Obama, y similar a los 1,4 millones que ejecutó Biden en su presidencia.Noticia Relacionada estandar Si Revés del Supremo a Trump: paraliza las deportaciones exprés con una ley bélica de 1798 javier ansorena | corresponsal en nueva york La orden afecta particularmente a los detenidos ahora mismo en el centro de detención de Bluebonnet, en el norte del estado de TexasHay un elemento que ayuda a explicar por qué Trump está deportando por ahora menos que Biden, pese a sus ambiciones: los arrestos de inmigrantes indocumentados en la frontera se han desplomado con él al volante. Durante la presidencia de Biden, hubo meses en los que se arrestó a hasta 250.000 inmigrantes en la frontera. El mes pasado, con la agresividad política, legal y retórica de Trump, fueron 7.000, frente a los 137.000 del mismo mes del año pasado, según los datos de la Casa Blanca.Es mucho más sencillo y rápido tramitar las deportaciones para los arrestados en la región fronteriza que en el interior del país, donde los desafíos logísticos son mucho mayores.La Administración Trump se ha marcado el objetivo de deportar a un millón de personas en su primer año de este segundo mandato. Eso supondría conseguir una media de 83.000 deportaciones al mes, es decir, siete veces más de lo logrado el mes pasado.Es evidente que las autoridades de EE.UU. no tienen la infraestructura para conseguir algo así. Para deportar ese volumen de inmigrantes, en especial si apenas hay arrestos en la frontera, necesitan disparar el número de agentes dedicados a investigar, localizar y arrestar inmigrantes indocumentados; multiplicar el número de jueces migratorios que procesen los casos: y crear una maquinaria de centros de deportación y de logística de transporte para ejecutarlas.EE.UU. deporta a presuntos miembros del Tren de Aragua para ser encarcelados en El Salvador REUTERSUna evidencia de esas dificultades es la campaña que la Administración Trump está haciendo para la autodeportación: convencer a los inmigrantes indocumentados de que salgan voluntariamente, con la promesa de que en el futuro podrán tratar de volver de forma legal.La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem , ha protagonizado un anuncio en televisión, radio y redes sociales: «El presidente Trump tiene un mensaje claro para aquellos que están en nuestro país de forma ilegal: salid ahora. Si no lo hacéis, os encontraremos y os deportaremos. Nunca regresaréis», dice Noem. «Si salís ahora, es posible que tengáis una oportunidad de volver, disfrutar de nuestras libertades y vivir el sueño americano».El propio Trump deslizó hace unos días la posibilidad de animar esas autodeportaciones a través del bolsillo y de la promesa de futuro: «Les vamos a dar algo de dinero y un billete de avión», dijo el presidente de EE.UU. «Y, si se portan bien y les queremos de vuelta, vamos a trabajar con ellos para traerlos tan pronto como podamos».REUTERS Más dinero para impulsar las salidas 12.300 es el número de deportados por Trump el mes pasado, menos que Biden en el mismo mes del año pasado, cuando fueron 12.700. Es algo que también ocurrió en febrero: 12.000 el año pasado, 11.000 este año. 7.000 el número de arrestos de indocumentados en la frontera en marzo, un desplome respecto a Biden (137.000 en marzo de 2024). Entre otras razones, Trump deporta menos porque es más fácil hacerlo a los detenidos en la frontera.Más que el dinero, el miedo puede ser más determinante para que los indocumentados se vayan por su propia voluntad. Y los abusos de la Administración Trump en las deportaciones expeditas tienen también ese efecto: expulsiones sin pasar por el proceso legal, traslados a una cárcel de El Salvador conocida por sus violaciones de los derechos humanos, el uso de información fiscal hasta ahora confidencial para intentar localizar a inmigrantes…Esas prácticas podrían ser el ensayo de la deportación masiva, esta vez sí, que busca Trump, cuando tenga los recursos para hacerlo. En la versión del Senado de la ley presupuestaria que se discute estas semanas en el Congreso, central para impulsar la agenda de Trump, se incluyen 175.000 millones de dólares durante una década para ICE, frente a los 9.000 millones anuales con los que cuenta en la actualidad.Será entonces cuando habrá que ver si Trump consigue su maquinaria de deportación. El director interino de ICE, Todd Lyons, ya ha explicado su visión: «Tenemos que ser capaces de manejar esto como una empresa», dijo en declaraciones en una conferencia en Arizona, que después fueron muy criticadas. «Como Amazon Prime, pero con seres humanos».

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