Desde este martes, la Iglesia entra en modo cónclave. La primera Congregación general de cardenales , celebrada esta mañana en el Aula del Sínodo, ha abierto oficialmente la fase de Sede Vacante tras la muerte del Papa Francisco , ocurrida este lunes a las 7.35 horas de la mañana. En medio del dolor y la conmoción mundial, el Vaticano ha comenzado a organizar las exequias y a preparar el terreno para la elección del sucesor. La primera decisión relevante es la fecha del funeral: según las normas, debe celebrarse entre el cuarto y el sexto día después del fallecimiento. Las fechas clave ya se perfilan: el funeral será el sábado 26 de abril a las 10 horas y el cónclave se abrirá, previsiblemente, el lunes 5 de mayo. La elección del sábado para las exequias no es casual. El viernes 25, Italia conmemora el 80º aniversario de la Liberación del nazifascismo, una jornada de alta carga cívica y simbólica. Para evitar solapamientos logísticos y diplomáticos, el funeral se desplaza al día siguiente, a las 10 horas. La basílica de San Pedro acogerá, desde este miércoles, a miles de fieles que acudirán a rendir homenaje al Papa que conmovió al mundo con su cercanía, su defensa de los pobres y su incansable llamado a la paz. La exposición del cuerpo durará tres días, y ya se prevén largas colas en la plaza vaticana.El entierro tendrá lugar en la Basílica de Santa María la Mayor, como Francisco había dispuesto en sus últimas voluntades. Deseaba una tumba sencilla: «El sepulcro debe estar en la tierra; simple, sin particular decoro, y con la única inscripción: Franciscus». Un benefactor anónimo asumirá los gastos. El Papa que prefirió vivir en la modesta Casa Santa Marta en lugar del palacio apostólico quiso también, en la muerte, dejar un último mensaje de humildad.La vida del Papa Francisco, en imágenesEl mundo se prepara para su despedida. Los primeros jefes de Estado en confirmar su presencia han sido el expresidente estadounidense Donald Trump, que llegará acompañado de su esposa Melania; el presidente francés Emmanuel Macron; el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, con su esposa Janja; y, según fuentes ucranianas, el presidente Volodímir Zelenski. Se espera una gran afluencia de líderes religiosos, mandatarios y delegaciones oficiales, en un clima solemne pero también de reflexión sobre el legado de un Pontífice que ha dejado una profunda huella.A puerta cerradaMientras tanto, el Vaticano se reorganiza. El Colegio de Cardenales, presidido por el decano Giovanni Battista Re, de 91 años, ha iniciado el complejo proceso que lleva al cónclave. Las congregaciones generales -reuniones a puerta cerrada con todos los cardenales, incluidos los mayores de 80 años, aunque estos no participarán en la votación para el papa en la Capilla sixtina- son, como ha dicho un veterano vaticanista, «el congreso de partido» previo a la elección. Es ahí donde surgen perfiles, se miden equilibrios y se definen prioridades pastorales. La elección, en sí, será tarea de los cardenales electores -los menores de 80 años-, pero el debate ya está en marcha.La fecha del inicio del cónclave será decidida por estas congregaciones y presidida por el cardenal decano. Las normas estipulan que la elección del nuevo Papa debe comenzar no antes de quince días ni después de veinte desde la muerte del Pontífice. El reglamento prevé que «desde el momento en que la Sede Apostólica quede legítimamente vacante, se debe esperar a los ausentes durante quince días completos antes de comenzar el cónclave», aunque permite adelantarlo si ya están presentes todos los cardenales electores, o postergarlo por causas graves. En todo caso, el cónclave deberá comenzar como máximo el sábado 10 de mayo. El cardenal Gianfranco Ravasi ha recordado que Francisco simplificó los procedimientos para esta fase de transición, permitiendo un ritmo más ágil. «Era muy sensible a la cultura contemporánea, a los jóvenes, a la inteligencia artificial, a la ciencia y a la comunicación», señaló Ravasi, destacando la modernidad de su pontificado.Muchos miran al pasado para anticipar el futuro. En las congregaciones previas al cónclave de 2013, un breve y conmovedor discurso del entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, atrajo la atención del Colegio. Pocos días después, salía al balcón como Francisco. En 2005, fue la curia romana la que promovió a Ratzinger; en 1978, los cardenales centroeuropeos apostaron por un desconocido Wojtyła. La historia podría repetirse, aunque los vaticanistas auguran que este cónclave será muy diferente. Hoy, sin embargo, reina el silencio. Los cardenales se observan, intercambian discretamente impresiones, tantean apoyos y buscan consensos. Fuera del Vaticano, los nombres de los «papables» circulan con insistencia. Aunque todo puede cambiar en cuestión de días, suena con fuerza el del cardenal italiano Pietro Parolin, actual secretario de Estado. De momento, algunos prelados, como el de Siena, Augusto Paolo Lojudice, se limitan a declarar: «Ahora comienza el tiempo del Espíritu».

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