Igual que Jesucristo limpió con agua los pies a sus discípulos en la Última Cena, el Papa Francisco acometió este ritual con reos de distintas cárceles italianas durante los Jueves Santos de su Pontificado. Incluso este año, apenas unos días antes de su fallecimiento, el Santo Padre acudió a la prisión de Regina Coeli a visitar a los convictos, aunque no pudo realizar el lavatorio a causa de su delicado estado de salud. Ahora ha trascendido que el Sumo Pontífice donó 200.000 a algunas de estas instituciones .«Hace pocos días, el Santo Padre se desplazaba a Regina Coeli para gritar al mundo con toda su fuerza la necesidad de prestar atención a los detenidos. Les donó sus últimos bienes , 200.000 euros de su cuenta personal», ha explicado este miércoles monseñor Benoni Ambarus, obispo delegado para la caridad y las cárceles, al periódico ‘La Repubblica’ . El dinero estaba dirigido a distintos proyectos en la prisión de Rebibbia y en el centro de menores Casal del Marmo, de acuerdo con ‘Corriere della Sera’.Monseñor Ambarus ha detallado que, cuando pidió una donación para los reos, el obispo de Roma le respondió que los fondos se habían agotado. Al poco, añadió: «No te preocupes, tengo algo en mi cuenta personal» . Y donó los 200.000 euros de su propio bolsillo. «Ahora, con el testamento, he sabido que será enterrado gracias a un benefactor porque él había entregado todas sus posesiones». Noticia Relacionada Muerte del Papa estandar No Zelenski, Putin, Macron, J.D. Vance… los líderes mundiales lamentan la muerte de Francisco: «Supo dar esperanza y aliviar el sufrimiento» Jefes de Estado y de Gobierno lamentan la muerte de Pontífice y destacan su laborSin embargo, en la entrevista, el obispo ha lamentado que las autoridades no escucharon las peticiones de Francisco: «Las palabras, los grandes gestos que hizo, como el lavatorio de los pies el Jueves Santo, los llamamientos… se recogieron poco y se tradujeron aún menos en acciones prácticas . Pidió que se hiciera más para devolver la dignidad a las personas».«Con ocasión de este Jubileo había pedido un esfuerzo, pero no hubo una traducción completa de sus llamamientos. Como sobre el descuento de las penas. Una gran tristeza envolvía a los presos cuando se daban cuenta de que las instituciones no habían hecho nada, ni siquiera una pequeña señal : un mes, dos meses, quizás no para todos los delitos. Como si dijeran: ‘Te los damos porque creemos en tu capacidad para recuperarte’», ha señalado Ambarus al diario italiano.La relación del Sumo Pontífice no es algo puntual. El pasado 26 de diciembre de 2024 abrió la segunda puerta santa de este año Jubilar en la cárcel de Rebibbia, la prisión más grande de Italia, en las afueras de la Ciudad Eterna. Lo hizo por petición expresa de los prisioneros, que se lo solicitaron hace meses con una carta. «He querido que la segunda puerta santa fuera esta, en una cárcel, para que todos tengan la posibilidad de abrir de par en par las puertas del corazón y vean que la esperanza no decepciona », explicó el Papa nada más entrar en la prisión.

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