Alberto Chinchilla: «En comunicación, Francisco iba por delante de la Iglesia»

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Alberto Chinchilla: «En comunicación, Francisco iba por delante de la Iglesia»

No es usual que un especialista en redes sociales como Alberto Chinchilla, cofundador y director de la consultora ‘be shared’, recomiende paciencia en este espacio temporal entre el fallecimiento de un pontífice y el advenimiento de quien ocupe su lugar. «Son casi tres semanas de incertidumbre, de quinielas entre los papables, rumores e incluso bulos. Pero en esta era de la inmediatez, la Iglesia tiene sus tiempos y, ante el próximo cónclave , no queda otra que mantener la calma aunque nos coma la ansiedad a la espera de la fumata blanca. Se está procediendo a la elección del líder de la Iglesia católica, el sucesor de Pedro, así que en estos momentos hay que tranquilizarse y rezar». Son palabras de quien durante cinco años, entre 2010 y 2015, trabajó en la comunicación digital del Vaticano. Llegó a Roma para abrir el perfil en Twitter de Benedicto XVI, en los tiempos en los que el padre Federico Lombardi era el portavoz de la Santa Sede, y acabó siendo partícipe de la gestión comunicativa de algunos de los acontecimientos más sensacionales de la historia de la Iglesia: la abdicación de Benedicto XVI, la elección de Francisco, el primer Papa latinoamericano, en un cónclave que por vez primera se transmitía por canales digitales y la coexistencia de ambos Pontífices.—Francisco ha sido un comunicador gigante y Benedicto XVI, una de las mentes más extraordinarias del siglo, tenía menos don de gentes. ¿Quién resultó más complicado?—Francisco manejaba un lenguaje muy claro y cercano, a través de sus anécdotas y también de sus textos, lo que hizo que el mundo, no necesariamente católico, se acercara mucho más a la Iglesia. Llegar a las periferias y hacer ruido son mensajes muy directos. Benedicto, en ese sentido, era reservado y prudente, sus mensajes estaban más definidos a nivel estratégico. Pero Francisco era muy ágil. En ocasiones lo que hacía era coger su teléfono y enviar vídeos a sus amigos de Argentina, y aquello acababa haciéndose viral. Él mismo era quien se adelantaba a la comunicación de la propia Iglesia, que, como gran institución milenaria, resultaba más rígida, más lenta. Francisco iba uno o dos pasos por delante. Y eso a veces llegaba a ser un problema.Noticia Relacionada estandar Si Los dos cardenales africanos ‘rejuvenecidos’ que podrán votar al sucesor de Francisco José Ramón Navarro-Pareja El español Osoro, que nació el 16 de mayo de 1945, será el cardenal más mayor que entre en el próximo cónclave—Usted ya no trabajaba para El Vaticano, pero el pasado año se abrió una crisis con aquella frase de «ya hay demasiado mariconeo», en referencia a los seminaristas homosexuales…—Por supuesto que cometió errores, y pidió perdón por ello. «Oye, pido perdón porque yo me equivoco cada día. No todo lo hago bien», decía. No tenía una licenciatura en comunicación, pero mostraba esa pasión porque entendía que el mensaje tenía que llegar a cuantas más personas, mejor. Eso tiene sus pros y sus contras. Con Benedicto XVI el riesgo era mínimo. Francisco, sin embargo, podía lanzar un primer mensaje cuando desde los medios oficiales aún se estaba trabajando en ello; o podía comunicar algo que a lo mejor no era lo que en ese momento se tenía que transmitir. A algunos les podía chirriar, pero es que conseguía acercarse a todos: a los fieles y a quienes no solían pararse a escuchar lo que decía un Papa. A veces esto nos lleva a correr riesgos, pero él consiguió acercarse a tantos…—¿Ha sido su papado transparente, especialmente al final del mismo?—Yo creo que comunicar con detalle su estado de salud le ha acercado mucho a la gente. Durante meses le hemos visto en silla de ruedas, incluso con oxígeno. Y, después, el ingreso en el hospital Gemelli, los partes médicos, la convalecencia… Hemos tenido imágenes del Papa hasta el último día porque él así lo quiso. Otro se hubiera quedado descansando. Él hasta se dejó la piel.—¿Y qué lección deja el hecho de estar al pie del cañón hasta el final?—Si bien es verdad que en algunos momentos no hizo el comentario más afortunado, al Papa Francisco no se le puede criticar nada porque, en mi opinión, lo que ha hecho es propio de un gran líder. Desde el humanismo cristiano, ha dado una lección de liderazgo de la que deberían aprender todos y en todo tipo de organizaciones. Es un ejemplo para otros líderes. Mostró las fortalezas de lo que debería ser un liderazgo propio de esta época.—¿En algún momento de su trabajo en El Vaticano a usted le pesó el dogma, la liturgia de la Iglesia o los diferentes estilos de Benedicto XVI y el Papa Francisco?—Siempre tuvimos la libertad de generar mensajes en las redes sociales, aunque es verdad que cuando abdicó Benedicto y se eligió a Francisco esos mensajes cambiaron: se buscaban comunicaciones menos ‘religiosas’ y más sociales, más humanas e incluso un poco más genéricas. El objetivo era que cualquier persona al final se pudiera vincular a ese tuit de ese Papa. Fue un cambio muy grande, porque al final muchos conectaban a través de las redes sociales con una Iglesia más abierta y más social, una imagen renovada con respecto al anterior pontificado.La estrategia y la pasión «Con Benedicto XVI el riesgo era mínimo. Francisco podía lanzar un mensaje antes que los medios oficiales»—Sobre el uso de las nuevas tecnologías, el Papa Francisco advirtió que «algo va mal si pasamos más tiempo con el móvil que con la gente…»—Hay dos imágenes muy gráficas de cuando salieron elegidos Benedicto XVI y Francisco. Y las dos son en la vía de la Conciliación, en Roma. En 2005, apenas había móviles; en 2013 ya hay un mar de teléfonos. Cuando salga el nuevo Papa al balcón, desde luego que se verán más los móviles y las tabletas que las cabezas de los fieles. Así es la realidad. Ahora incluso hemos visto a gente haciéndose selfis en la capilla ardiente con el Papa de cuerpo presente. Hombre, hay momentos en los que más vale ser prudentes.

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