Uno de los momentos más álgidos en lo que respecta al apartado ambiental de la final de la Copa del Rey disputada en La Cartuja de Sevilla entre el Barcelona y el Real Madrid han sido los ya —desgraciadamente— clásicos pitos al himno de España en los prolegómenos de un encuentro en el que la política debería quedar apartada.Minutos antes de las diez de la noche, hora en la que estaba previsto que comenzara la final, S. M. El Rey Felipe VI accedió a su asiento presidencial en el palco de autoridades del recinto hispalense. Y fue en ese momento cuando los aficionados barcelonistas comenzaron a mostrar con pitos su desacuerdo con la monarquía y con la presencia de Su Majestad en la grada de La Cartuja.Durante todo el tiempo que sonaron los acordes del himno de España, el sector de seguidores azulgrana pitó con un alto nivel de decibelios la composición, lo que obligó a los técnicos de sonido encargados del estadio sevillano a elevar, incluso, el volumen para que pudiera sonar con cierta claridad.Noticias relacionadas estandar No Por qué la final de la Copa del Rey se juega en Sevilla Isaac Asenjo estandar No El palmarés de la Copa del Rey: ¿quién ha ganado más títulos? María AlbertLos pitos de la afición barcelonista al himno de España fueron contrarrestados por el sector de seguidores madridistas, que entonaron el tarareo que acompaña a la composición , que también es habitual al no tener letra. Así que la primera batalla entre las aficiones dentro del campo estuvo bien servida desde antes de que el balón comenzara a rodar y De Burgos Bengoetxea diera el pitido inicial Clásico de la Copa del Rey.Una vez que comenzó el partido, cada afición no sólo animó a su equipo con el objetivo de ganar a su eterno rival un nuevo trofeo, sino que también hubo sectores que, con sus pitos, se encargaban de que estos ánimos no llegaran a sus jugadores. Algo característico en este tipo de encuentros cuando el aforo del estadio está repartido casi a la mitad para cada equipo contendiente.

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