Alan Sokal, físico: «O eres macho o hembra. El resto es ideología»

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Alan Sokal, físico: «O eres macho o hembra. El resto es ideología»

Alan Sokal (Boston, EE.UU, 1955) se hizo famoso en 1996 por la publicación de un artículo deliberadamente trufado de sinsentidos en la revista de humanidades ‘Social Text’. El texto, que sostenía sin pudor que la gravedad es un constructo social en vez de una realidad científica, pretendía poner en evidencia a los intelectuales posmodernos, dispuestos a publicar cualquier cosa florida que aparentemente apoyara sus prejuicios. Casi treinta años después, este catedrático de Matemáticas del University College de Londres y Profesor Emérito de Física de la Universidad de Nueva York, cree que la ciencia, que debe dedicarse a buscar «la verdad, aunque sea incómoda», sufre aún más amenazas ideológicas. Por un lado, la más obvia, el acoso manifiesto del presidente Donald Trump. Por otro, una menos conocida, que proviene del mismo sistema académico y que le preocupa enormemente. Aún polémico, lo ha explicado en una conferencia impartida el miércoles en la Fundación Ramón Areces en Madrid. No tiene pelos en la lengua, pese a quien pese.—¿Está la ciencia pasando por un momento más peligroso que cuando se produjo el ‘escándalo Sokal’?—Sí, sin duda. Por dos razones. La primera, la que todos conocemos, son los atentados contra las universidades y la libertad académica que está cometiendo la administración Trump en EE.UU. La congelación de fondos está minando mucha investigación importante en medicina y otros campos. Eso es muy peligroso y probablemente ilegal. Noticia Relacionada reportaje Si Adiós al sueño de investigar en EE.UU. Judith de Jorge Hablan de «paranoia», «angustia» e «incertidumbre» por los recortes y las medidas de la nueva administración—¿Pensaba que el presidente iba a llegar tan lejos?—El mes pasado hubo en Londres un debate organizado por el Comité por la Libertad Académica sobre las consecuencias del segundo mandato de Trump. Yo ya argumenté que serían malas, pero es que desde entonces las cosas han empeorado: ataques a las universidades de Columbia y Harvard… Veremos qué dictan los tribunales, pero por el momento 2.000 millones de dólares de fondos de investigación están congelados. Es una injerencia política increíble en la libertad académica, típica de Viktor Orbán en Hungría y de Erdogan en Turquía, y tal vez peor de lo que pasó en Estados Unidos en la época del macartismo. Donald Trump Un individuo repugnante, incapaz de ser presidente. Lo que dijo sobre los gametos y el sexo es su única verdad—¿Cuál es la segunda amenaza?—La que emana de dentro de la comunidad científica, de personas que se autodenominan progresistas pero que, a mi parecer, mantienen ideas que no lo son en absoluto. Tienen que ver, sobre todo, con el sexo y el género. Hay biólogos que en sus intervenciones públicas trastornan hechos científicos que conocen perfectamente para sostener la causa de las personas transgénero. Estoy de acuerdo en proteger a esas personas de la discriminación y el acoso, pero no de deformar la realidad.—¿A qué se refiere exactamente?—Todo el establecimiento médico estadounidense [la Asociación Médica Estadounidense (AMA), la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) o la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA)] dice que el sexo es algo «asignado al nacer». ¿Qué demonios significa eso? En biología, el sexo está definido por las capacidades reproductivas. En los mamíferos, cada individuo produce solo un tipo de gametos. Los que producen óvulos se denominan hembras y los que producen espermatozoides, machos. El sexo es un hecho biológico, no algo asignado al nacer. Y trastocar esto para sostener una causa política no está justificado. Si una causa es justa se puede defender en pleno reconocimiento de la realidad. Si esto no se puede hacer, entonces la causa no es justa. Escribí un artículo sobre esto junto a Richard Dawkins -uno de los biólogos más famosos del mundo- y fue rechazado por el ‘New York Times’ y el ‘Washington Post’. Al final, lo publicamos en el ‘Boston Globe’.Credibilidad científica ¿Cómo puede la gente confiar en las vacunas, sobre las que hay consenso médico, si se tergiversa algo tan sencillo como el sexo?—Presidentes de sociedades de biología en EE.UU. escribieron una carta abierta contra la orden ejecutiva de Trump sobre el sexo. —Esos investigadores utilizan centenares de veces las palabras macho y hembra en sus artículos científicos, pero en su carta contra Trump dicen que el sexo es más que macho y hembra. Es hipócrita y muy peligroso que los científicos, que deben dedicarse a la búsqueda de la verdad, trastornen hechos científicos para sostener una causa política.Censura editorial—¿Celebra la decisión del Supremo de Reino Unido que limita la definición legal de mujer al sexo biológico?—Sí. Es una decisión complicada , pero utiliza el principio jurídico de que un término debe tener el mismo sentido cuando se utiliza muchas veces en una ley. Sexo no puede significar a la vez sexo legalmente certificado y sexo biológico. Tendría resultados extraños. —En su charla se muestra en contra de la identidad de género. —La identidad de género es un concepto anticuado, reaccionario y antifeminista que pone cabeza abajo lo que aprendimos hace 50 años de los movimientos feministas y gay. Por ejemplo, una chica a la que le gusta jugar con coches y reparar motores no es un chico ‘en el cuerpo equivocado’. Es una chica que tiene intereses atípicos para su sexo. Igualmente, un chico que se siente atraído por otro chico no es una chica ‘en un cuerpo equivocado’. Es un chico con intereses atípicos para su sexo. Y esos intereses deben ser respetados. —¿Hay algo que justifique la intervención de la ideología en la ciencia?—Apruebo el hecho de que nuestras ideas políticas y sociales pueden influir en la selección de los campos que queremos investigar. Por ejemplo, yo tengo ideas más o menos de izquierdas, así que estoy completamente a favor, por ejemplo, de investigar sobre la correlación entre clase social y enfermedades, o entre clase social y el desarrollo educativo. Pero la ideología no debería influir en la evaluación del rigor científico de los trabajos. O en la decisión de publicarlos o no. Eso debe depender de su calidad, no del hecho de encontrar sus resultados agradables o no políticamente. Sin embargo, hay indicaciones de que la ideología podría influir aún más en el futuro. Por ejemplo, noto una nueva política de la revista ‘Nature’ por la que los editores se reservan el derecho de -se lo diré abiertamente-, censurar. Ellos no utilizan esa palabra, pero supone censurar trabajos científicos correctos que, a su parecer, minan la dignidad de algún grupo humano. Esta política podría ser muy peligrosa.Identidad de género Es un concepto reaccionario. Una chica a la que le gusta jugar con coches no está ‘en el cuerpo equivocado’—¿Qué consecuencias tiene todo esto sobre la población?—Socava la credibilidad de la ciencia. ¿Cómo puede la gente confiar en las vacunas, en las que hay consenso médico, si se tergiversan de manera clara los hechos más sencillos sobre el sexo? El iliberalismo de Trump es, en parte, una reacción exagerada y mucho más peligrosa contra los iliberalismos de la supuesta izquierda. Parte de los votantes de Trump se han rebelado contra la imposición de ideas ‘progresistas’ que ellos juzgan erróneas. Por ejemplo, una de las publicidades más exitosas de Trump fue «Kamala is for they/them, President Trump is for you» («Kamala es para ellos, el presidente Trump es para ti», en referencia al apoyo de la candidata a las personas transexuales). Cuando oí eso, supe que habíamos perdido la elección. Como dice Dawkins, Trump es un individuo repugnante, totalmente incapaz de ser presidente, pero su declaración de que el sexo se determina por los gametos es la única verdad que ha dicho.—¿Cómo sale uno indemne de esa confrontación?—Yo quisiera combatir las dos exageraciones y abogar por el respeto de los hechos objetivos. Y después podemos debatir las cuestiones políticas. Por ejemplo, la cuestión de los hombres en el deporte femenino. Yo tengo mis ideas, pero otras personas pueden tener otras. —No parece fácil en la era de la posverdad, donde todo es relativo. —Sí, es muy preocupante. Cada vez es más difícil distinguir la verdad de sus deformaciones, de las puras invenciones políticas. Hay información honestamente errónea y también información intencionadamente falsa. Y en la Red todo se parece.—¿Cómo podemos combatir esa información falsa?—Quizás la solución pase por educar a los niños -y a los adultos-para que aprendan a distinguir los distintos niveles de credibilidad de lo que leen y a respetar las opiniones de los expertos. El problema es que, en ocasiones, esos mismos expertos no se cuidan de distinguir cuando hablan como científicos o como ciudadanos. Una cosa es un científico que estudia el cambio climático y habla de los hechos, y otra cosa es hablar de lo que deben ser las políticas al respecto, que dependen también de los valores. —En 2015 los estudios retractados no llegaban a 2000. En 2023 fueron 10.000. El aumento de fábricas de ‘papers’ y estudios falsos no ayuda a confiar en la ciencia. —No, desde luego. Hay estudios intencionalmente falsificados, probablemente raros. Hay estudios trastornados o donde los hechos empíricos son seleccionados y no todos reportados. Y después, lo que es más común en todos los campos, son los estudios mediocres, de bajo nivel. Pero la libertad de debate en la comunidad científica y la replicación de los experimentos ayudan a descubrir cuáles son los resultados incorrectos. Un problema es cuando los científicos o sus universidades se apresuran en la publicación de sus resultados, sin ser confirmados por otros investigadores, por presiones económicas, para obtener fondos… Eso es peligroso. Son presiones que existen desde hace tiempo pero que se hacen más agudas por la competición. Para que un trabajo científico sea confirmado, muchas veces hacen falta diez o veinte años. —¿Qué pasará en el futuro?—Hay que tener esperanza. Las personas como yo que estamos combatiendo contra los dos lados no estamos solas. Lo que ha pasado en Reino Unido con la ley de identidad lo demuestra.MÁS INFORMACIÓN noticia Si La mayor estructura del Universo es aún más grande, y está más cerca de la Tierra, de lo que se creía noticia No Descubren en Brasil una ‘hormiga del infierno’ de hace 113 millones de años—Siempre ha sido muy crítico con la religión, ¿lo sigue siendo?—Sí, soy un ateo judío casado con una atea católica (Ríe). Pero sí, sigo siendo crítico con la religión. Es uno de los muchos peligros que hay en el mundo. .

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