La catastrófica gestión de la dana por los gobiernos central y valenciano sobrevoló las decisiones que se adoptaron en Moncloa el lunes a la hora de responder al apagón. «Todo el mundo ha querido curarse en salud después de lo que sucedió en Valencia. Y el primero, Pedro Sánchez ». Así explica un miembro del Gobierno que la gestión de esta crisis no se basara en intereses políticos y el Ejecutivo se implicara rápidamente, aunque al resultado haya muchas críticas que hacer. «El presidente aprendió la lección en la dana y supo que tenía que asumir el control de la emergencia cuando las autonomías empezaron a pedir la activación del nivel 3. Pero las comunidades lo solicitaron tan rápido porque, a su vez, también habían aprendido de los errores de Carlos Mazón », añade. La activación del nivel 3 fue clave para intervenir rápido sobre el terreno y mantener la seguridad. Desplegar a la Policía, a la Guardia Civil y a la UME permitió controlar la situación, y tener preparado al Ejército hubiera permitido su intervención rápida de ser necesaria. No es lo mismo esperar a que surjan problemas de seguridad e improvisar las medidas tomar, que actuar preventivamente antes de que se produzcan. Aunque seguramente al Gobierno no le guste recordarlo, la primera que solicitó la activación del nivel 3 fue la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso . Y grotesco resultó que Carlos Mazón solicitara la declaración de emergencia por un apagón cuando se negó a pedirlo en la dana con más de 200 muertos. No obstante, y aunque la respuesta del Gobierno no estuvo determinada por el interés político, Moncloa no pudo evitar los tic partidistas. El más grave, activar el nivel 3 en Madrid pero no comunicárselo hasta cinco horas después, impidiendo así que la región supiera con qué medios podía contar durante esas horas tan delicadas y, sobre todo, de cara a la noche cuando los problemas podían ir a más si no se recuperaba la electricidad. Otro tic del mismo tipo, éste achacable completamente a Sánchez, fue no querer hablar con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo , durante toda la jornada, limitando sus llamadas a los presidentes autonómicos, y ni siquiera a todos ellos, a pesar de tratarse de una crisis nacional. El apagón no ha dejado atrás más de 200 muertos como la dana pero sí un balance provisional de cinco fallecidos, enfermos que han estado al borde de la muerte, centenares de personas varadas y durmiendo en estaciones, casi 50 millones de ciudadanos afectados de una u otra manera solo en nuestro país, y dos naciones enteras sin luz. Es un cómputo que obliga, necesariamente, a depurar responsabilidades. Especialmente, una vez que parece imponerse la tesis de que el apagón se debió a un fallo, ya sea humano, técnico o informático, porque en este caso alguien tiene la responsabilidad. «Tienen que rodar cabezas», se reflexiona dentro del Gobierno. ¿Pero cuáles? Pedro Sánchez es consciente y está intentando derivar la responsabilidad a los «operadores privados», a los que señaló repetidamente ayer, aunque el Ejecutivo es el primero que tiene mucho que depurar. Para empezar, el nombramiento de Beatriz Corredor como presidenta de Red Eléctrica pese a su desconocimiento absoluto de la red energética. Si no la cesa después de lo que ha sucedido ¿qué tiene que ocurrir en España para que alguien asuma responsabilidades por una mala gestión? No obstante, Corredor no es la única responsable. El Ministerio de Transición Ecológica debe ocuparse de que el Estado tenga preparados todos los mecanismos para hacer frente a una crisis energética como la que hemos vivido. Y lo que ha dejado en evidencia el apagón es que esa preparación no existía y que la supervisión de Red Eléctrica -de la que el Estado tiene un 20 por ciento del capital- no ha sido suficiente. Antes que dedicarse señalar a «operadores privados» cuando dice desconocer lo que ha pasado, Sánchez debe dilucidar qué ha sucedido con urgencia, depurar responsabilidades y corregir los fallos para evitar que el apagón vuelva a repetirse. Cuánto más tarde lo haga, más costosa le va a resultar esta lección.

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