Es difícil encontrar una decadencia mayor que la del Príncipe Andrés . Quien fuera el favorito de la reina madre Isabel II, y después de verse implicado en el turbio ‘ caso Epstein ‘, ahora ve cómo su propio hermano, el Rey Carlos III , le insta a abandonar la lujosa mansión que ocupa y donde se hace fuerte.El príncipe Andrés responde plenamente al viejo dicho de «cuando crees que has tocado fondo te das cuenta de que siempre puedes caer un poquito más». Ahora es a cuenta del nuevo papel de ‘okupa’ que está ejerciendo dentro de las propiedades reales de la monarquía británica, lo que tiene de los nervios al propio Carlos III .Noticias Relacionadas Habla su biógrafa Preocupación por Kate: «Está muy enferma» y con un «tratamiento agotador» A.B. Buendía Marta Luisa de Noruega, la princesa díscola que renunció a todo por su admirado chamán A.B. BuendíaLa historia no deja de tener su aquel. Resulta que Andrés se niega ahora a abandonar Royal Lodge , una lujosa mansión situada a menos de cinco kilómetros del castillo de Windsor. Este es el lugar en el que el duque de York vive junto a su exmujer, Sarah Ferguson , que la monarquía inglesa es así de peculiar. También por allí corretean Muick y Sandy, los dos perras corgis de Isabel II que el exmatrimonio adoptó tras el fallecimiento de la soberana. Resulta que Carlos III lleva un largo año intentando que su hermano se vaya de allí, pero todo lo que obtiene es un sonoro «¡no!» por respuesta. Y con Carlos III tenso por sus deberes reales y su lucha contra el cáncer que padece, parece que ya no puede más y le ha dado un ultimátum.«La tolerancia y la paciencia tienen límites»«Desafortunadamente, si Andrés no quiere irse dentro de un plazo razonable, el Rey podría verse obligado a reevaluar el apoyo que le proporciona. El duque tendría que pagarlo todo con su dinero : seguridad, alojamiento y estilo de vida, algo insostenible a largo plazo. La tolerancia y la paciencia tienen límites», ha explicado una fuente cercana al Jefe de Estado británico al diario ‘The Times’. La amenaza no es asunto menor, pues cabe recordar que tras la muerte de Isabel II, el padre de las princesas Beatriz y Eugenia ha perdido buena parte de sus copiosos privilegios . El detonante de su retirada de la vida pública, en 2019, fue su vinculación con el caso Epstein (que incluía la trata de menores, entre otros asuntos tanto o más escabrosos), por lo que el Príncipe Andrés dejó de recibir dinero público. Aun así consiguió mantener una asignación económica de los fondos privados del ducado de Lancaster de unos 283.000 euros al año .Sin embargo, la llegada de Carlos III al trono no solo supuso adoptar una monarquía más reducida y austera, sino que al Príncipe Andrés se le cerró el paraguas que suponía la reina madre , quien adoraba a su hijo más allá de los sucesos que acontecían en torno a su vida. De tal forma que el nuevo monarca recortó su paga .A raíz de esta medida, el duque de York se quedó sin posibilidad de hacer frente a los elevados gastos de mantenimiento que requiere esta residencia del siglo XVIII con 30 habitaciones, capilla privada, piscina y una zona separada para el servicio. Una mansión cuyos costes de mantenimiento son imparables . Pero el Príncipe Andrés insiste en su deseo de cumplir los términos del contrato de arrendamiento que firmó en 2003 y que abarcan 75 años. Pero ahí no queda todo. Resulta que otro requisito para vivir en Royal Lodge es conservarlo en perfecto estado , puesto que se trata de un edificio histórico de gran importancia para la Corona. En la última gran reforma, que se produjo el pasado verano, el Príncipe Andrés desembolsó nada más y nada menos que 230.000 para realizar diversas reparaciones en el techo. No fue simplemente reacondicionar una terraza.El miedo del Príncipe AndrésDurante estas obras, Andrés se negó a abandonar la casa por miedo a ser desalojado y en octubre se le concedió una ‘suspensión de la ejecución’ a cambio de que siguiese invirtiendo el dinero que fuese necesario. Pero ahora aquella tregua, tan débil, parece haber llegado a su fin después de colmarse la paciencia de Carlos III . Algunos medios británicos apuntan a que el nuevo objetivo del monarca es que su hermano se traslade a Frogmore Cottage , una casa de campo inglesa enclavada en una de las alas de Frogmore House, que hasta marzo de 2023 había sido la residencia del Príncipe Harry y Meghan Markle. El enredo todavía tendría un girito final: la propia prensa inglesa detalla que en este plan entra la posibilidad de que los Príncipes de Gales y sus tres hijos pasen a ser los nuevos inquilinos de Royal Lodge. ¿Habrá un ‘spin-off’ en ‘The Crown’? Argumento hay.
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