Lo que no te cuentan del Día D: «Volvió loco a Churchill y le costó las elecciones»

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Lo que no te cuentan del Día D: «Volvió loco a Churchill y le costó las elecciones»

Los maestros nos reciben de gala: traje, corbata y, sospechamos, también perfume. Imposible saberlo a través de una videollamada. La charla es amena y deriva pronto por un recoveco previsible. «¿Conoce usted la película ‘El instante más oscuro’? ». La pregunta de Allen Packwood, miembro del ‘Churchill College’ de Cambridge y director del ‘Churchill Archives Centre’ es retórica. Sin esperar respuesta, continúa: «La trama principal se centra en que el ‘premier’ presionó a Eisenhower y a los principales comandantes Aliados para detener el Desembarco de Normandía. Eso es absolutamente falso». A su lado, Richard Dannatt, en otro tiempo jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas británicas, asiente, pero deja continuar a su colega. «Es el mayor mito que se ha extendido sobre él, aunque hay otros muchos».Si luciesen hoy gorro, el uno y el otro estarían hasta él de esa imagen recurrente que han dado los historiadores del primer ministro británico: la de un tipo excéntrico que suspiraba por detener el Desembarco de Normandía y la de un líder menor que se vio abrumado por sus pares estadounidense y soviético. «Tenía ciertas reservas sobre algunos aspectos de la operación, pero fue su principal impulsor», insiste Packwood. En este caso, Dannatt no puede morderse la lengua: «Fue clave para asegurar el éxito de los desembarcos del 6 de junio». Por eso, explican, han alumbrado ‘El Día D de Churchill’ (Crítica): porque ya tocaba dar un puntapié a estos mitos recurrentes. Y qué mejor momento que en el ochenta aniversario de la operación.Noticia Relacionada estandar No La heroína que estafó a los nazis Manuel P. Villatoro La actriz Sophie Nélisse narra a ABC la historia real que hay tras ‘La promesa de Irene’, el nuevo largometraje que protagonizaComo los aliados, iremos playa a playa. Lo primero es saber si lo que lleva a nuestros expertos a eliminar ese manto de segundón es el chovinismo; no parece. «Solemos olvidar que Churchill fue el único de los tres que estuvo en la guerra desde el principio y que, sin Gran Bretaña, las islas no habrían podido usarse como lanzadera hacia Francia». Golpe para Packwood. Dannatt añade que fue el primer ministro quien impulsó la relación de las potencias occidentales con la Unión Soviética «a pesar de que era un anticomunista convencido». A continuación, pone la guinda política al pastel: «Como líder de la Commonwealth, consiguió el apoyo de una gran cantidad de regiones que colaboraron en el esfuerzo de guerra aliado». Genio y osadoSolo acaban de arrancar; argumentos que justifiquen la importancia de Churchill en Overlord los tienen a pares. El mejor ejemplo, dicen, es que fue un firme defensor de que había que engañar a los alemanes para que no supieran el enclave exacto en el que se iba a producir la operación. «En tiempo de guerra la verdad es tan preciosa que debería contar siempre con la asistencia de las mentiras como guardaespaldas», aseguró el ‘premier’. El resultado fue la forja de dos operaciones –’Fortaleza norte’ y ‘Fortaleza sur’– en las que, a través de informaciones falsas y dobles agentes, convencieron a Hitler de que el desembarco se iba a suceder en el Paso de Calais, Noruega o España. «Se esforzó mucho para que los servicios de inteligencia tuvieran todos los recursos necesarios en un marco en el que la tarta era limitada», bromea Dannatt.Winston Churchill ABCEn lo militar, Churchill también aportó su granito de arena. Ambos expertos coinciden en que fue uno de los líderes que aceleró la creación y la utilización de las fuerzas aerotransportadas en la Segunda Guerra Mundial. Algo que llevó a cabo, en palabras de Dannatt, después de ver cómo los nazis hacían lo propio en el asalto al fuerte de Eben-Emael en 1940: «No fue quien ideó esta táctica, pero sí la defendió a ultranza». Bajo su atenta mirada, Gran Bretaña fue pionera en la utilización de planeadores de infiltración; transportes que permitían a un pequeño grupo de soldados caer tras las primeras líneas de defensa y atacar la retaguardia enemiga. Pero no todo es jolgorio en su nuevo ensayo. Una parte sustancial de la investigación sostiene que la guerra en general, y el desembarco en particular, afectaron en todos los sentidos al británico. «Se le ha definido como un bulldog que bebía güisqui, fumaba puros y hacía el saludo de la victoria, pero, en lo privado, su salud estaba muy deteriorada. En 1943 estuvo a punto de morir tras contraer una neumonía en el norte de África, después de la Conferencia de Teherán », explica Allen. La presión de cuatro años de liderazgo al frente del país no era, desde luego, buena medicina para aquellos achaques tan molestos.Dolido y derrocadoLo que más le afectó, confirma Allen, fue la frustración de la espera: «Quería estar en el centro de la acción. Incluso envió una carta al rey para desembarcar en las playas. Su problema era la inactividad». Por eso sufrió cuando, en 1942, tuvo que informar a Stalin de que los aliados no estaban preparados para abrir un segundo frente. Y por eso se mostró exultante en las primeras horas del 6 de junio. «Aquel día escribió muy pocos telegramas, y uno de ellos fue para el líder soviético. Le dijo que todo había comenzado bien y que los soldados se habían desplegado. Entendió aquello como una forma de intercambiar impresiones con Stalin», suscribe. Además, añade que la obra cuenta con varios de estos mensajes.No discrepan los autores, lo suyo es historia sincronizada. Casi al unísono, explican que a la presión y a la frustración se unió la responsabilidad de organizar una posguerra con la Unión Soviética como futuro enemigo. Un país que, a pesar de que había colaborado en el esfuerzo de la victoria con millones de vidas, se postulaba como el enemigo a batir. Churchill no se demoró en usar en su correspondencia personal conceptos clave como ‘telón de acero’ y ‘tercera guerra mundial’. Esperaba que, tarde o temprano, el «gran oso ruso» alzara sus zarpas contra sus antiguos aliados. Y por ello ideó la Operación Impensable , la posibilidad de utilizar tropas británicas, estadounidenses y hasta alemanas para derrocar la posición de Stalin en aquella Polonia dominada por el Ejército Rojo.Noticias Relacionadas visual No La ‘Sociedad de la nieve’ española Manuel P. Villatoro estandar No Homosexuales, sodomitas y satánicos Los rituales ocultos que condenaron a los Templarios Manuel P. VillatoroEl destino le fue esquivo y le arrebató la posibilidad de dirigir aquella nueva Europa: el 5 de julio de 1945, Churchill perdió las elecciones ante el laborista Clement Attlee por tres millones de votos. ¿Cómo fue posible aquel milagro?, preguntamos. Pero de milagro, responde Allen, nada de nada: «Uno de los problemas es que no le dedicó suficiente tiempo a comunicar sus ideas a los votantes. No tenía buena salud y prefirió centrarse en la posguerra, en lugar de en los asuntos nacionales». Dannatt añade que la población de Gran Bretaña quería un cambio; veían al primer ministro como un líder camorrista, y no ayudó a mejorar su imagen el que atacara a su contrincante durante toda la campaña. Al final, el mismo carácter osado que había unido a Gran Bretaña fue el que le costó el poder. No se puede tener todo.

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