Las ‘otras’ madres: cuidadoras a tiempo completo (y sin sueldo) de sus hijos con discapacidad severa

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Las ‘otras’ madres: cuidadoras a tiempo completo (y sin sueldo) de sus hijos con discapacidad severa

Las cuidadoras no profesionales de hijos grandes dependientes piden el fin del ‘maltrato administrativo’, el reconocimiento profesional, un plan de emergencia en caso de baja, compatibilidad de ayudas, apoyo psicológico y pensiones dignas. «No bastan las declaraciones generales ni las promesas vagas. Es hora –denuncian desde el Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia ( CEDDD )–, de poner en el centro de las políticas públicas a quienes, durante años, han sostenido con su entrega, esfuerzo y sacrificio, el pilar más invisible pero esencial del sistema de cuidados en España».Desde esta entidad reclaman al ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, una respuesta clara, firme y urgente ante las demandas de las cuidadoras principales, centradas principalmente en el apoyo psicológico, servicios de respiro, compensación económica, protección social, compatibilidad de ayudas, cobertura ante bajas o enfermedades y pensiones dignas. «Estas demandas están alineadas con la Estrategia Europea de Cuidados de Larga Duración, y no pueden seguir esperando», añade Mar Ugarte, presidenta del CEDDD.El reciente anteproyecto de reforma de la Ley de Dependencia , apunta, «ha generado un profundo malestar entre las cuidadoras principales, al no recoger la mayoría de las propuestas presentadas por este colectivo al Ministerio. Nos sumamos a la Plataforma Estatal de Cuidadoras Principales en su denuncia: se ha perdido una oportunidad clave para legislar con justicia, perspectiva de género y visión de futuro». Este colectivo, integrado mayoritariamente por mujeres, señala Ugarte, «no está pidiendo privilegios. Está reclamando justicia, reconocimiento y dignidad».Noticias relacionadas estandar No Asociaciones de la dependencia lamentan que la nueva reforma de la ley es «papel mojado» estandar No Menos de la mitad de adopciones que hace una década: Niños más mayores y con necesidades especiales Carlota Fominaya y Laura Albor«Que cuidemos a nuestros hijos se da por hecho: ‘eres madre y te ha tocado. Es la responsabilidad cultural. Pero no se reconoce el esfuerzo, ni se valora y se hace con la convivencia del Estado y de toda la sociedad que se benefician de que las mujeres lo hagamos sin que nos paguen y agraven las diferencias de género. Pedimos un salario, jubilación anticipada, y una pensión digna , en relación a todo lo que no hemos podido aportar durante años de pérdida de calidad de vida y salud por las décadas de años dedicadas a los cuidados», ha denunciado Silvina Fúñes, socióloga y portavoz de la Plataforma Cuidadoras Principales. Porque, según sus datos, «el 81% de las cuidadoras principales son madres, el 70% atiende a menores de 13 años y el 81% lleva entre 5 y 30 años cuidando sin descanso. Nuestros cuidados son indefinidos, son para toda la vida. Esta situación es una forma de esclavitud consentida y validada socialmente». «¿Qué hubiera pasado si estas mujeres no existieran, si no hubieran renunciado a sus carreras profesionales para cuidar, ahorrando millones al Estado?», se pregunta la abogada Carmen Casanova Verde, cuidadora de su madre y su hermana, con síndrome de Down. Esta profesional reclama un reconocimiento legal y económico para las cuidadoras porque «quiero y deseo que la labor que yo vaya a realizar, sea un trabajo reconocido, regulado y remunerado».Teresa Torres, por su parte, destaca la urgente necesidad de una mirada de género valiente que comprenda que «sin corresponsabilidad no hay igualdad ni justicia social». «Sostenemos el 98% de los cuidados en España, con graves consecuencias económicas para nosotras a largo plazo. Pedimos cotización digna y reconocimiento profesional», añadió. Son mujeres, corrobora Casanova Verde, «que ponen en último lugar sus talentos, hipotecan su salud y regalan su pleno cuidado y un servicio puesto no solo a disposición de sus familias, sino de los demás, con un Estado ausente que, además de no reconocerlas, tampoco las acompaña». Es verdad, reconoce la psicóloga y divulgadora Vanesa Pérez Padilla , que «cuidar a mi hijo (con autismo severo y epilepsia) ha sido el mayor gesto de amor, pero el amor no lo puede todo. El 82% de las cuidadoras sufre ansiedad y muchas padecen soledad no deseada. Lo viví en primera persona cuando el colegio de mi hijo se ofreció a hacerme la compra cuando enfermó, evidenciando la falta de apoyo institucional».MÁS INFORMACIÓN noticia No TEAF: La discapacidad invisible por ingesta de alcohol en el embarazo noticia Si Las mujeres con discapacidad sufren más violencia de género: «Abusaron de mí durante 7 años noticia No Síndrome de Down: «La discapacidad no incapacita» noticia No «Tenemos que terminar con el mito de las madres y los padres coraje» noticia No El poder transformador del deporte en los niños noticia Si Un refugio para que pacientes de salud mental recuperen su vidaPor todo esto, este colectivo reclama el reconocimiento del término ‘cuidadoras principales’ , en lugar de la expresión ‘cuidadoras no profesionales’ al ser una terminología, denuncian, «peyorativa y reductora, cuando están asumiendo una responsabilidad constante y cualificada».

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