A Shaihan y Maged no les cayó por los pelos uno de los misiles de Irán derribados por Jordania

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Por dos minutos, a Shaihan Abu Taieh y su marido no les aplastó uno de los misiles iraníes lanzados contra Israel que fueron derribados cuando sobrevolaban Jordania . Eran las dos menos cuarto del domingo 14 cuando esta analista financiera y su esposo, ingeniero, acababan de regresar a casa después de cenar fuera. Y, justo en ese momento, el proyectil cayó a las puertas de su edificio , en el barrio de Marj Al Hamam , al suroeste de Amán .«Fue una noche de mucho miedo porque veíamos los misiles volando en el cielo. Uno de ellos cayó aquí, junto a este coche de un vecino », nos explica ante el vehículo, un Kia negro que ha aparecido en numerosos vídeos en las redes sociales. Como se aprecia en las imágenes, el misil no le cayó encima por milímetros, pero sus esquirlas dañaron la chapa y rompieron la ventanilla trasera izquierda.« Era la primera vez que oía un ruido tan fuerte y la casa empezó a temblar… El sonido de los cristales estallando… Fue horrible», cuenta Shaihan todavía impresionada. «Fue una noche infernal. Gracias a Dios, todo acabó bien y no hubo grandes daños. Es la primera vez que vivimos algo así en Jordania porque tenemos un ambiente muy seguro y no nos enfrentamos a estas situaciones», razona junto a su hija, que juguetea nerviosa.Noticia Relacionada estandar Si Más policías que manifestantes en la protesta de Amán contra Israel pablo m. díez | enviado especial a amán Ni siquiera el ataque de Israel contra Irán moviliza a los jordanos, que guardan un difícil equilibrio entre su apoyo a la causa palestina y su dependencia de Estados UnidosLo peor fue para ella y su hermanito, también de corta edad. «Los niños estaban llorando aterrorizados. Se despertaron de su sueño por algo así y rompieron a llorar desde el fondo de su corazón. No podíamos conseguir que dejaran de llorar. Fue muy duro. Y nosotros también estábamos asustados. No sabíamos qué hacer. Cogimos algunas cosas y medicinas y fuimos a casa de nuestros familiares, que viven al otro lado de la calle. Pensábamos que la guerra iba a empezar », recuerda en la esquina de su edificio, de cuatro plantas.Desde su balcón, en el segundo piso, grabó los vídeos que comparte con ABC, que muestran la llegada de los bomberos, la Policía y una ambulancia. Justo detrás del coche de su vecino cayó el misil, que parece una gruesa tubería de unos dos metros de largo . Atraídos por el estruendo, una nube de curiosos revolotea alrededor del vehículo grabando con sus teléfonos móviles.«Gracias a Dios, no paramos en ningún lugar ni a repostar. Llegamos justo a tiempo para estar con nuestros hijos. Luego vino la Policía y no dejaron que nadie pasara. Así que llegamos justo a tiempo», suspira aliviada Shaihan. Aunque finalmente todo se quedó en un susto, pudo haber sido una tragedia porque, según señala, « normalmente aquí juegan muchos niños al fútbol durante el Ramadán , cuando no se van a dormir temprano. Gracias a Dios, ningún niño resultó herido».«Los niños estaban llorando aterrorizados. Se despertaron de su sueño por algo así y rompieron a llorar desde el fondo de su corazón. Fue muy duro. Y nosotros estábamos también asustados» Shaihan Abu Taieh Vecina del barrio de Marj Al HamamEn la misma esquina donde estaba aparcado esa noche sigue el Kia negro de Maged Al Ass , quien vive en la planta baja y cuyo balcón queda a solo tres metros de donde aterrizó el proyectil. «Estábamos viendo en Al Yasira las noticias sobre el ataque de Irán contra Israel cuando escuchamos el fuerte ruido de una detonación. A toda la familia nos dio mucho miedo cuando nos asomamos a la calle y vimos un montón de humo y un objeto sobre el suelo. Pero no sabíamos que había sido una explosión», rememora Maged esos instantes de terror e incertidumbre en los que no sabía qué estaba sucediendo.«Llamé a los bomberos y, en diez minutos, llegaron todos los cuerpos de seguridad: policías y ambulancias. Salí y vi el coche dañado así», nos muestra los desperfectos sufridos en el alerón delantero izquierdo y la ventana, que ya ha reparado. Aunque el seguro no se la ha pagado porque los daños por un misil no están incluidos en su póliza , le han dicho que el Gobierno le dará una indemnización.Maged, que enseguida se declara seguidor del Real Madrid cuando le decimos que venimos de España , se siente «afortunado, gracias a Dios, de que el proyectil no causara una catástrofe en el barrio». Tal y como se ve en otro vídeo que nos cede, junto al misil se ve en el suelo una maraña de cables. Entre las sirenas de las ambulancias y los camiones de bomberos, la Policía pide a los curiosos que no graben con sus móviles y se retiren por miedo a que estalle el proyectil.«A toda la familia nos dio mucho miedo cuando nos asomamos a la calle y vimos un montón de humo y un objeto sobre el suelo. Pero no sabíamos que había sido una explosión» Maged Al Ass Vecino del barrio de Marj Al HamamEn el centro de la calle, donde impactó el misil, el socavón que provocó al caer ya ha sido asfaltado de nuevo, como si nada hubiera ocurrido. Cuesta creer que, hace poco más de una semana, aquí se vivieran escenas de guerra. Esa noche, el cielo negro de Amán se iluminó con una cadena de ráfagas y explosiones provocadas por las baterías antiaéreas que trataban de interceptar los drones y misiles lanzados por Irán .Quizás como recuerdo de su histórico ataque contra Israel, en internet se venden fragmentos de los misiles iraníes por entre 70 y 120 dinares (entre 92 y 160 euros) . Un precio altísimo que indica la rareza de la pieza. Mejor que siga siendo así porque lo contrario solo podría significar algo terrible: más misiles iraníes cayendo sobre Jordania.Diez días después, la vida ha vuelto a la más absoluta normalidad en el barrio de Marj Al Hamam. El atasco habitual de la hora punta. Los niños con sus carteras camino del colegio. El canto del muecín llamando a la oración en la mezquita. Los hombres tomando el té en una terraza. Y las mujeres, algunas cubiertas por un ‘niqab’ negro que solo deja verles los ojos, con las verduras de la compra. Pero sus vecinos, como Shaihan y Maged, nunca podrán olvidar la noche en que llovieron misiles iraníes sobre Jordania .

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