Sentencia contra sentencia: 25 años de cárcel para el atacante de Rushdie

Home People Sentencia contra sentencia: 25 años de cárcel para el atacante de Rushdie
Sentencia contra sentencia: 25 años de cárcel para el atacante de Rushdie

Salman Rushdie anduvo por la vida durante más de tres décadas con una sentencia de muerte pegada a su cuerpo: la fetua que le impuso en 1989 el ayatolá Jomeiní por su libro ‘Los versos satánicos’. Ese mismo cuerpo que, para el cumplimiento de la fetua, Hadi Matar, un estadounidense islamista radicalizado, cosió a puñaladas en el verano de 2022.Rushdie sobrevivió al ataque y este viernes conoció que la ejecución por fortuna, no completa- de su sentencia ha acabado en otra sentencia: 25 años de cárcel para su atacante, según impuso el juez de un juzgado del norte de Nueva York que supervisa el intento de asesinato.Matar, en prisión desde aquel 12 de agosto en el que atacó al escritor de origen indio, fue conducido el viernes a las nueve y media de la mañana a los juzgados del condado de Chautauqua, una localidad idílica en el norte del estado. La misma en la que Rushdie participaba en una conferencia literaria -ironías de la vida, versaba sobre la seguridad de los escritores- cuando fue asaltado en pleno escenario por Matar, que le asestó quince puñaladas.Noticia Relacionada estandar No Comienza el juicio contra el acusado de intentar asesinar a Salman Rushdie AFP El joven estadounidense de origen libanés, que también está acusado de colaborar con Hezbolá, asestó una docena de puñaladas al autor de ‘Los versos satánicos’El juicio, celebrado el pasado febrero, duró solo siete días. El jurado solo necesitó dos horas para entregar un veredicto de culpable. Entonces, el acusado decidió no hablar . Sí lo hizo este viernes, antes de que el juez, David Foley, le informara sobre su sentencia.El convicto hizo un alegato sobre la libertad de expresión, calificó a Rushdie de «hipócrita» y de «faltar al respeto a otras personas».«Es un abusador, quiere abusar de otras personas y no estoy de acuerdo con eso», dijo el hombre sobre la víctima de su puñal y de su radicalismo ciego. El abogado de oficio al frente de su defensa, Nathaniel Barone, alegó que Matar no tenía antecedentes criminales . Es sabido que lo único que había hecho hasta entonces es vivir encerrado en el sótano de la casa de su madre en New Jersey, donde jugaba a videojuegos y se atiborraba a contenidos de islamismo radical en YouTube y redes sociales. «En los dos últimos años, este caso ha sido una esponja publicitaria internacional», dijo Barone sobre la repercusión mediática que tuvo el intento de asesinato, como no podía ser de otra manera. «Nunca hubo presunción de inocencia para Matar»Nada de eso impresionó al juez Foley, que reconoció que los detalles del intento de asesinato le habían impresionado. Acató la petición del fiscal que dirigió la acusación, Jason Schmidt, que pidió la pena máxima para los cargos que enfrentaba : 25 años por el intento de asesinato de Rushdie y otros siete años por las heridas que sufrió Ralph Henry Reese, el moderador de la conferencia. El cumplimiento de ambas penas será concurrente, porque las dos víctimas fueron atacadas en el mismo incidente.Rushdie no ha comentado la sentencia de su atacante. Seguro que lo hará en algún momento. Su vida desde que imaginó a un profeta Mahoma alternativo en ‘Los versos satánicos’ ha sido un compromiso con la libertad. No dejó de escribir ni de hablar pese a la sentencia de muerte del ayatolá Vivió escondido, eso sí, durante años. Dejó de hacerlo cuando se mudó a Nueva York hace un par de décadas. De forma progresiva, se desembarazó del miedo a estar en lugares públicos . Para cuando Matar se abalanzó contra él, llevaba años viviendo con normalidad y con mucha presencia en los círculos culturales neoyorquinos. Se le veía en todo tipo de actos, sin seguridad. Disfrutaba de la vida social neoyorquina, desde los restaurantes exclusivos hasta bares de barrio.«La gente tenía miedo a estar cerca de mí», recordó en una entrevista en la revista ‘New Yorker’. «Y pensé: la única forma de evitarlo es comportarme como si no tuviera miedo».Pero la fetua no había desaparecido. Y mucho menos el radicalismo que la propició. En el juicio se sostuvo que la motivación de Matar venía de un discurso de Hasán Nasralá, el que fuera líder del Hezbolá, el grupo terrorista radical de Líbano. En él, Nasralá defendió la aplicación de la fetua. Según su familia, la radicalización de Matar comenzó con viajes al Líbano. Como reconoció en interrogatorios, el atacante solo había leído «un par de páginas» de ‘Los versos satánicos’. No le hizo falta más.Si Rushdie no perdió la libertad de hablar antes de que casi acabaran con él, mucho menos después de sobrevivir. Rushdie concedió entrevistas. Y acudió al juicio a testificar contra Matar. «Reparé en la gran cantidad de sangre sobre la que estaba tirado», contó sobre los momentos posteriores al ataque. «Mi sentido del tiempo estaba nublado , sentía dolor en mi ojo y en mi mano y me di cuenta de algo con claridad: me estaba muriendo».Rushdie mostró al jurado lo que no quiere que vea nadie: la herida sobre su ojo derecho, que perdió en el ataque y que ahora luce siempre tapado. Esa es la señal más evidente de los daños que le acompañarán el resto de su vida . Otros menos reconocibles a primera vista son el impacto en su hígado o en los nervios de su mano izquierda.«Tienes suerte de que el hombre que te atacó no tenía ni idea de cómo matar a alguien con un cuchillo», le dijo un doctor durante su convalecencia, como ha contado el autor en ‘Cuchillo’, el libro que publicó el mes pasado sobre su propio intento de asesinato..Rushdie debería haber muerto en el ataque. Matar dejó su cuerpo como un colador. «Cuando te trajeron desde el helicóptero, creíamos que no íbamos a poder salvarte», dijo uno de los cirujanos que le operaron de urgencia. El atacante, por fortuna, no colocó ninguna puñalada vital.Pero Rushdie sí pensó que ahí se acababa su vida. Incluso antes de que el cuchillo se hundiera por primera vez en su cuerpo. Por mucho que viviera como si la fetua no existiera, sabía que el cuchillo pendía sobre su cuerpo. «Así que eres tú». Eso fue lo que pensó cuando vio a un hombre vestido de negro -Matar- corriendo hacia él, como un poseso, en aquel escenario de Chautauqua. «Aquí estás».Ni siquiera en el momento en el que vio a la muerte de frente, Rushdie puso coto a su humor . «Ay, mi precioso traje de Ralph Lauren», pensó para sí mismo, bañado en sangre, en el tumulto de la gente que se lanzó contra Matar.Tras una convalecencia dura, con dolores que le acompañarán siempre, Rushdie ha vivido para contarlo. Para contarlo en libertad. Y para ver cómo pierde la suya quien trató de matarle por ser un escritor libre.

Leave a Reply

Your email address will not be published.