¿Quién es la mujer de rosa? Cadáveres a la espera de una identidad

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¿Quién es la mujer de rosa? Cadáveres a la espera de una identidad

A la mujer de rosa la localizaron en una carretera de Viladecans, el 2 de julio de 2005. Llevaba varias horas muerta y su exposición al sol le había provocado ya importantes quemaduras. Junto al cuerpo, un mechero blanco y una botella de agua. Llevaba unos aros y una pulsera de oro. Las joyas descartaban, aparentemente, que hubiese sido víctima de un eventual robo. En uno de sus tobillos tenía una cicatriz. «Tras el levantamiento, en el archivo post mortem se incluye toda la información. La localización, la vestimenta, accesorios, tatuajes, cicatrices», apunta a ABC el comisario Germán de la Fuente , jefe de la Brigada de la Comisaría de la Científica de la Policía Nacional de Barcelona , que participó en ese levantamiento.No tenía signos de haber sido agredida sexualmente ni tampoco golpeada. El caso se bautizó así –la mujer de rosa– porque la víctima llevaba pantalones, un top y sandalias con un detalle de ese color. Su expediente se convirtió en una alerta negra de Interpol y, transcurridas casi dos décadas del hallazgo sin haber conseguido identificar el cuerpo, ahora, a través de la campaña ‘Identify me’, se pide colaboración ciudadana para tratar de descubrir su identidad. Hay crímenes por los que, pese a no localizar los restos de la víctima, se detiene a los autores. Como el de Mónica de la Llana , por el que su pareja ingresó en prisión provisional el pasado noviembre, acusado de matarla en un pueblo de Tarragona y ocultar su cuerpo. También desapariciones sin resolver, por las que los allegados esperan, incluso durante varias décadas, alguna noticia que les permita saber qué ocurrió, como la familia de Cristina Bergua , a la que vieron por última vez el 9 de marzo de 1997 en Cornellá de Llobregat. Y, en ocasiones, se localizan restos que no se logran identificar . Cadáveres, a los que, pese a sus esfuerzos, los investigadores no han conseguido poner nombre, los denominados ‘no names’. En España son 3.949 , según los últimos datos del Ministerio del Interior. Casi dos tercios de ellos, hallados antes de 2010. Gracias a ‘Identify me’ se ha conseguido resolver uno en las últimas semanas: el de la una mujer que apareció ahorcada en un cobertizo de Sant Julià de Ramis , Gerona, en agosto de 2018. Los Mossos d’Esquadra la encontraron en el gallinero, pero no llevaba encima ningún documento. En la casa vivían tres personas, pero nadie la había visto antes y no sabían quién era. Tampoco apareció ningún vehículo en las proximidades. Los investigadores creían que era originaria del norte de Europa; Polonia, Alemania o Países Bajos, pero las pesquisas con las autoridades de los citados países para tratar de conocer su identidad no dieron ningún resultado. Tenía tatuada la palabra ‘éxito’ en hebreo en su antebrazo izquierdo y estimaron que rondaría la treintena. Casi siete años más tarde, gracias a Interpol, han podido identificarla: se trata de Ainoha Izaga Ibieta , de 33 años y originaria de Paraguay.«La familia denunció su desaparición en 2018 . Dijeron que podía estar en España, pero al tramitarse por comisión rogatoria, los plazos son más lentos, y el caso llegó dos años después, muy escueto y con poco material para poder trabajar. Se pidió a Paraguay poder tramitar la notificación amarilla como persona desaparecida y poner el señalamiento a nivel nacional, pero no lo estimó así, puede que por no tener la certeza de que estuviese fuera de su país, y no lo hizo hasta tiempo después. Para entonces sólo teníamos la fotografía y así es muy complicado», detalla a este diario el inspector Javier Álvarez , jefe del Grupo 5 de la Oficina Central Nacional (ONC) de Interpol en Madrid.CUERPOS SIN IDENTIFICAR En España son 3. 949, según los últimos datos del Ministerio del Interior. Casi dos tercios de los cuales, hallados antes de 2010El cadáver de Ainhoa se localizó en el cobertizo días antes de que sus familiares denunciasen su desaparición en Paraguay. «No hubo manera de cruzar esos datos hasta ahora, tras conseguir las huellas y hacer el cotejo, cuando dio positivo», indica el inspector Álvarez. Ha sido un trabajo laborioso de la Sección de Homicidios y Desaparecidos de la UDEV Central, que, «hilando», comprobó que las fechas de localización del cuerpo de la alerta negra de Interpol (cadáveres sin identificar) y de desaparición (alerta amarilla) eran próximas. Al ver que no tenían huellas con las que realizar el cotejo, las solicitaron a su país de origen. «A través de Interpol se contacta con Paraguay, se tomaron las impresiones de un familiar y fue positivo». Las autoridades del país fueron las encargadas de trasladar la información detallada a sus allegados. Huellas y ADNEl mando recuerda que es de vital importancia que el país que toma la denuncia por desaparición «aporte, en esa notificación amarilla que genera, todo el material del que disponga», ya que es lo que permitirá una eventual identificación. Y subraya: « Aún siendo casos de hace tantos años, no quedan en un cajón, seguimos gestionándolos y actualizándolos ». Las alertas negras duran cinco años, pero la gran mayoría se «renuevan, salvo que los casos se hayan resuelto ya».Noticia Relacionada Casi 30 años resolviendo casos reportaje Si ‘Pepe de Homicidios’, el policía que investigó más de 500 crímenes Elena Burés Durante casi tres décadas se ha dedicado a resolver medio millar de asesinatos en Cataluña. Entre los más sonados, el doble crimen del Putxet. Ahora, ya jubilado, sigue prestando su olfato a quien se lo pide¿Cómo se identifica un cadáver? «Se va de menos a más, si el cotejo de imágenes y huellas no vale, se toman muestras de ADN –el más efectivo es el mitocondrial, que es el de la madre– y se introduce en la base de datos compartida por la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos y la Foral de Navarra», el ABIS, ilustra De la Fuente. Si tampoco hay una coincidencia, se prueba con el CODIS –programa creado para el almacenamiento y comparación de perfiles genéticos– y, si no da resultado, es cuando se pone una alerta negra en Interpol.La recogida de indicios en el escenario es un trabajo minucioso. «Hay que tener cuidado porque algunos objetos pueden inducir a error», advierte el comisario, que recuerda que tras los atentados del 11M, hubo una confusión, al localizar una cartera. «La documentación no era de quien la llevaba, sino que la víctima era un carterista que la había robado». Además, «hay países que no tienen sistema de impresiones dactilares y eso hace muy difícil las identificaciones. Puede resultar más complicado identificar un cadáver en un país de Europa por huellas que con uno de Sudamérica o con Marruecos o Argelia, por ejemplo», precisa el inspector Álvarez.Por el estado de los cuerpos, en algunas ocasiones, determinar la causa de la muerte es una tarea especialmente compleja. El responsable de la Científica de la Policía Nacional en Barcelona recuerda el caso de una mujer a la que localizaron en el altillo de un edificio en el barrio de Horta, donde ejercía la prostitución. Había huido de Valencia por ser víctima de malos tratos y su madre denunció su desaparición, tras pasar días sin saber de ella. La encontraron desangrada en la bañera del inmueble. La hipótesis que barajaron entonces los investigadores es que falleció tras sufrir una caída y golpearse. El cadáver apareció saponificado, un proceso químico por el que los tejidos adiposos del cuerpo se transforman en adipocera; también conocida como cera cadavérica. Especialmente complejas fueron las labores de la Científica tras la tragedia de Germanwings –el vuelo que su copiloto estrelló en Los Alpes en marzo de 2015–. «Un trabajo ingente», recuerda ahora el comisario, en el que también se recurrió a las ortopantomografías para identificar los restos. Un hotel de PremiàEntre los cadáveres localizados en Cataluña aún pendientes de identificar, también se ha incluido en ‘Identify me’ el caso de ‘la mujer que no estaba sola ‘, cuyo cuerpo se encontró en un hotel de Premià de Mar (Barcelona), en 1999. Tenía las manos atadas y evidentes signos de violencia . La víctima se había hospedado junto a un hombre blanco, de entre 25 y 30 años, de estatura media y barba de tres días. El individuo hablaba francés e inglés. Varios testigos indicaron a los investigadores que la pareja venía de Ginebra (Suiza). La Policía estima que la mujer habría nacido en 1975. Tenía los ojos azules y el pelo castaño claro. La encontraron sin ropa. Tampoco portaba ninguna joya o tenía cicatriz alguna o tatuaje para facilitar su identificación. También el de ‘la mujer de la carretera’. Los Mossos la encontraron muerta el 3 de noviembre de 2003 en una camino rural de Malgrat de Mar (Barcelona), con numerosas heridas en cara y cuerpo. Los investigadores siguieron la pista de un caso similar en Países Bajos, unos años después, ya en 2016 pero, finalmente, descartaron dicha hipótesis. Ahora también forma parte de la base de datos de Interpol abierta a la ciudadanía por si algún testigo pudiese aportar información sobre lo ocurrido. «Nuestra prioridad no es tanto la resolución del caso [de tratarse de muertes criminales, que no todas lo son] sino que sus familias puedan descansar », subraya el inspector Álvarez.

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