Aunque envejecido por los siglos, el papel se conserva a la perfección y la caligrafía es nítida: «Ajourdhui Douze febvrier de l’année Mil Sept Cents quatre vingt un…». Así comienza, en el francés del siglo XVIII, el acta de posesión por el cual un ejército de unos 120 hombres, la mitad europeos y la mitad indígenas, tomaba posesión el 12 de febrero de 1781, en nombre de Su Majestad Católica Carlos III, del remoto fuerte inglés de San José , en las cercanías del lago Míchigan.Junto al estratégico puesto, y por derecho de conquista, el destacamento incorporaba a los dominios del Rey de España los ríos Illinois (afluente del Misisipi) y San José (que desagua en el lago). Es decir, la región situada al sur de los Grandes Lagos pasaba a ser suelo español, marcando en el interior de Norteamérica una nueva frontera para el vasto imperio que por el sur alcanzaba hasta la Tierra del Fuego.El documento que tengo ante mí y que por fin puedo tocar con mis dedos en una fresca y brumosa mañana de junio de 2023 llevaba desde el siglo XIX durmiendo el sueño de los justos en la biblioteca Bancroft de la University of California en Berkeley . Hasta aquí, al pie de la bahía de San Francisco, he venido persiguiendo una historia arrinconada en la memoria por estadounidenses, británicos, franceses y, lamentablemente, por los propios españoles.Noticia Relacionada 240 aniversario estandar Si Nuevos datos sobre el origen de la bandera española Manuel P. VillatoroHace años, durante un recorrido en autobús por España de un grupo de estadounidenses guiado por mi amigo el historiador Michael Francis, al que tuve la oportunidad de unirme, recuerdo haber declarado micrófono en mano que mi «misión en la vida» era recuperar la huella española en los Estados Unidos . Desde entonces, he escrito decenas de artículos en ABC sobre el pasado hispano en aquellas tierras, he recorrido buena parte del gigante norteamericano siguiendo la huella española e, incluso, me instalé durante un tiempo en la Florida para rastrear nuestras raíces.Pero había un episodio que me venía intrigando desde hacía tiempo, sobre todo después de leer el magnífico libro de Stephen L. Kling Jr., Kristine L. Sjostrom y Marysia T. López ‘The Battle of St. Louis, the Attack on Cahokia and the American Revolution in the West’ (THGC Publishing, 2017): ¿por qué una expedición española había marchado, en lo más crudo del invierno, a la conquista de un apartado fuerte inglés en lo que hoy es el actual estado de Míchigan? Era una deuda pendiente con aquella tarea vital que me había impuesto y que tenía que saldar. Y lo que descubrí fue una historia fascinante que ahora he plasmado en ‘La conquista española olvidada’ (Crítica, 2025).La expedición al fuerte de San José parte de San Luis, a orillas del río Misisipi y en el actual estado de Misuri , a comienzos de enero de 1781. Por entonces hace algo más de año y medio que España ha entrado en guerra contra Gran Bretaña . Aunque Carlos III les venía prestando ayuda de forma encubierta desde mucho antes, la declaración formal de las hostilidades había sido un paso decisivo para que la lucha por la independencia de los colonos americanos, a los que también apoya Francia, pudiera llegar a tener éxito. Más allá de la pugna de los sublevados por su libertad, ahora se trata de una contienda a gran escala entre las principales potencias del momento, librada en múltiples frentes que van desde Gibraltar o Menorca, en Europa, hasta las islas del Caribe, el Yucatán o Guatemala, al otro lado del Atlántico.Una región inmensaEn el teatro norteamericano, España posee los inmensos territorios de la Luisiana , una provincia al oeste del río Misisipi cedida por Francia tras perder la guerra de los Siete Años (1756-1763) y que equivale a cuatro veces la península ibérica. Las autoridades españolas gobiernan esta vasta región que habitan, además de los pueblos nativos, una población de origen francés que conserva su lengua y sus costumbres. Su capital es Nueva Orleans y, al norte, San Luis prospera como boyante centro para el comercio de pieles.’La conquista española olvidada’ Autor: Manuel Trillo Editorial: Crítica Páginas: 408 Precio: 23,90 euros E-book: 11,99 euros Salida a la venta: 21 de mayo de 2025Al frente del grupo expedicionario al fuerte de San José se sitúa el capitán de milicias Eugene Pourée , un antiguo marine francés que se dedica al transporte de mercancías en ‘bateau’ desde Nueva Orleans. De los integrantes del contingente, una mitad son europeos y la otra, indígenas. Por delante tienen más de 200 leguas de dura travesía por territorio hostil en mitad del hielo y la nieve, tanto en piragua como a pie. La incursión por sorpresa se salda con éxito y la Union Jack es reemplazada en el centro del fuerte por la bandera española.Esta conquista significa un duro golpe para los británicos, que unos meses antes habían lanzado un terrorífico pero infructuoso ataque con un ejército de tribus aliadas contra San Luis . La toma del puesto inglés en el glacial invierno de 1781 logra cortar en seco los planes de una nueva ofensiva de Gran Bretaña para la primavera siguiente y de la que los españoles habían tenido noticias.Gracias a esta gesta, el flujo de suministros para los rebeldes americanos por el Misisipi, en plena lucha por su independencia, puede continuar durante el resto de la guerra. El fracaso británico en este frente, junto con las victorias del gobernador de la Luisiana, Bernardo de Gálvez , en el bajo Misisipi y el golfo de México, permite a los rebeldes americanos concentrarse en los combates en el este y derrotar a las tropas de Jorge III en la célebre batalla de Yorktown, en octubre de 1781.Pero además de favorecer la victoria que llevaría a la independencia de las colonias, la heroica conquista del fuerte de San José por el capitán Pourée y los suyos tendrá otros efectos secundarios que, sin duda, no son menores.Una expedición desconocida Los restos del fuerte San José se esconden en Niles (Míchigan), cerca del lago Míchigan (al fondo, Chicago). Manuel Trillo rescató del olvido su historia del archivo de la biblioteca Bancroft, en la University of California, en Berkeley Fotos: Manuel TrilloUn año después, ya bien entrado 1782, cuando las distintas partes se disponen a negociar la paz y reconocer la independencia de los Estados Unidos, la gesta española junto al lago Míchigan cobra una nueva importancia. Ahora que la Luisiana española y la nueva república surgida de la rebelión de los colonos van a pasar a ser vecinos en Norteamérica, la incorporación a los territorios de Carlos III de aquella región situada al este del Misisipi amenaza con frenar la expansión hacia el oeste soñada por los americanos, como recogen las cartas enviadas por Benjamin Franklin , negociador de los tratados de París. La disputa fronteriza entre España y los Estados Unidos se alargará durante años, más allá incluso del fin de la guerra.La expedición española de 1781 supuso el fin para el fuerte inglés de San José. Esta antigua misión jesuita y puesto francés para el comercio de pieles se situaba en lo que hoy día es Niles , en el suroeste del estado de Míchigan . Hasta esta pequeña localidad, conocida como la Ciudad de las Cuatro Banderas por haber ondeado en ella las de Francia, Gran Bretaña, España y Estados Unidos, viajé en 2022 para conocer ‘in situ’ el escenario de la proeza.Los secretos enterradosUna gran roca con la inscripción «Fort St. Joseph 1691 – 1781», así como una placa explicativa, recuerdan la casi desconocida existencia de este puesto más de dos siglos después de su toma por los españoles. Junto a la orilla del río San José, un grupo arqueológico de la Western Michigan University, respaldados por la entidad local Support the Fort, trata de desenterrar desde hace años sus secretos. Una fría mañana de septiembre pude visitar, de la mano del profesor Michael S. Nassaney , el yacimiento arqueológico donde se llevan a cabo los trabajos, ignorado por la mayoría de españoles y de los propios estadounidenses. Nassaney me reveló la importancia estratégica de aquel emplazamiento, un lugar de paso utilizado desde tiempos ancestrales por los pueblos nativos de la región.Para llegar allí, recorrí los más de 800 kilómetros desde San Luis –hoy conocida como la Puerta del Oeste–, siguiendo la ruta de Eugene Pourée por los actuales estados de Misuri, Illinois, Indiana y Míchigan, en mi caso en coche y con bastante mejor tiempo. Enormes gabarras surcan ahora las aguas del Misisipi y el Illinois que un día remontaron los bravos expedicionarios. Y sobre las llanuras del Medio Oeste , antaño cubiertas de altos herbazales, se extienden interminables campos de soja y maíz.La historiografía apenas ha dedicado unas líneas a pie de página a la conquista del fuerte de San José. Sin embargo, la toma de este punto estratégico, cerca del lago Míchigan y en el paso hacia el descomunal valle del Misisipi , no fue una mera acción de saqueo. Aquella incursión que cambió el mapa de Norteamérica tuvo gran importancia a la hora de contener los ataques británicos en la guerra que permitió la independencia de las colonias, impactó de lleno en las negociaciones finales para dar forma al país que hoy conocemos como los Estados Unidos de América y bien pudo cambiar el curso de su historia. Toda una epopeya que merecía salir del olvido.

Leave a Reply