El gran elemento de incertidumbre que se abre con la marcha de Luis Abril como consejero ejecutivo de Indra, es el futuro de su filial tecnológica, Minsait. Todas las ofertas de compra por esta, con la de Apax como gran favorita, estaban condicionadas a la implicación y gestión del propio Abril. No es de extrañar que un futuro comprador quiera que el proceso de trasvase quede en manos del creador del proyecto y quien lo ha convertido en el producto más rentable de todo Indra . Su verdadera joya de la corona. ¿Minsait o el propio Abril?El ‘terremoto Abril’ puede tener réplicas de distinta magnitud en los próximos meses al tiempo que vuelve a poner de relieve el ruido que hacen las empresas controladas por el Gobierno en su afán de aplicar medidas que no se entienden desde la óptica más profesional. La SEPI –accionista mayoritario de Indra, con un 28% del capital– va a tener también trabajo aquí para salvaguardar la reputación y evitar que las sacudidas en la gestión alcancen a La Moncloa.Ahora, se abren mil y una posibilidades para el gran creador del proyecto Minsait, entre los que estarán, sin lugar a dudas, los propios fondos que quisieron comprar la filial de tecnología de Indra. Hasta que el propio presidente de la compañía, Ángel Escribano, anunciara a mediados de marzo ante la Comisión Mixta de Seguridad Nacional del Congreso de los Diputados que Minsait no estaba en venta, los fondos que habían mostrado interés en la adquisición de la filial tecnológica de Indra, son Apax Partners -la que presentó mayor apetito comprador-, Cinven, CVC y Bain Capital.En cualquier caso, queda ahora en el aire la condición ‘sine qua non’ ante una hipotética venta futura de la filial de la compañía de tecnología y defensa, Minsait, que solo se haría en el caso de que su máximo ejecutivo siguiera al frente de la misma. Pero ya no estará.Y es que Abril ha logrado que Minsait aporte el 62% de los ingresos de Indra en 2024, si bien para las fuentes del mercado consultadas la posición de la filial tecnológica dentro del grupo se espera que quede desplazada al calor del giro hacia la defensa, que busca ampliar su perímetro de actividad en este sector para conseguir los objetivos del plan estratégico que presentó a comienzos de marzo del año pasado. Ahora Indra espera alcanzar una facturación de 10.000 millones de euros antes de lo previsto en su plan, que era en 2030, al calor de los cambios geopolíticos y del rearme en Europa, lo que supone un incremento del gasto militar también en España.La compañía además está explorando nuevas operaciones corporativas y la más importante es, precisamente, el ‘quid’ de la discordia: la posible fusión con Escribano Mechanical & Engineering (EM&E) , la empresa de la que son copropietarios Ángel Escribano y su hermano y presidente de EM&E, Javier Escribano, y ha sido una de las últimas razones por las que Abril ha dicho me voy. Quizás también porque algunos deslizan que estaba en el aire que más tarde o temprano quedaría al frente de Minsait pero fuera del consejo de Indra. EM&E es el segundo mayor accionista de Indra con una participación del 14,3%, solo superada por el 28% que posee el Gobierno a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).Además, Indra está en la puja por hacerse con la filial de blindados del grupo italiano Iveco (Iveco Defence Vehicles) y que trabaja en la adquisición de la fábrica de calderería pesada de Duro Felguera en Gijón para reconvertirla y fabricar vehículos militares en ella. La compañía quiere elevar su peso en la empresa vasca de motores de avión ITP Aero, de la que actualmente posee un 9,5%.

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