Si Si a Fortes no lo anuncian en todas las ferias que queden sin cerrar, es para quitar el carnet a los empresarios. ¡Qué manera de torear! Así se dice y se hace el toreo. Con pureza infinita, con esa manera de hundir las zapatillas. En el sitio que quema, en el lugar donde los toros embisten sí o sí, como si ese sitio del peligro extremo fuera su hogar. Porque nadie apostaba por Gimotero, salvo el matador. Desentendido salió este segundo, que no prometió nada halagüeño, pero Saúl le vio algo y logró darle celo en su medio viaje. Tanto lo consintió que sacó el fondo noble que tenía, con una serenidad impropia de quien llevaba cuatro años y casi mil quinientas noches sin pisar Madrid, que rugió con su forma de estar y sentir. A otro, con ese rival de Araúz, le hubiesen pedido la hora al minuto… Pero allí se erigía el hombre tranquilo, el que cogía el estaquillador por esa mitad más uno donde los toreros se la juegan a carta cabal. Aplomado y reunido, con valor natural, acariciando la embestida en una faena que fue pura cadencia. Qué gozada ver un torerazo así, cuyo nombre ha empezado a sonar de nuevo tras sus tardes en Málaga acartelado con Roca Rey. Solo la espada le privó de un premio de auténtico peso: en la memoria queda la medida faena, la de mayores excelencias de lo que llevamos de feria (ojo, faltaba la del quinto), la de cargar la suerte que le deniegan en los despachos, aunque ellos podrían rebatir, claro, que ha sido la corrida de menor asistencia… Fue una tarde de Puerta Grande. Aunque no se abriera por la tizona, pero en la que esa salida a hombros imaginaria recorría el corazón del tendido, al que le dolió que no entrara a la primera tanto como al malagueño. Más se enfadaron con esos puyazos traserísimos a Chivita, de amplias velas. En calma la apertura genuflexa, con un trincherazo de cartel. Plana la muleta, la mano baja… en el terreno de un chotis. Qué encaje tuvo el conjunto, cómo esperó la embestida, cómo buscó la colocación sincera. Y cómo se volcó la Monumental ante la absoluta honestidad de Saúl. Fortes siguió creciendo con el de Araúz –carente de empuje y continuidad– porque está en un momento en que se agiganta con todos. ¿Cuándo es la próxima? ¡Sitio a un torero de zapatillas a montera!Qué importancia tuvo también la actuación de Morenito de Aranda, tanto su impecable técnica con el manso y bruto primero, complicadísimo para darle matarile mientras tapaba la salida, como en el cuarto, un toro duro de pelar en el que demostró su maestría, pinchada en la hora final. No valió un pimiento el lote de un torero tan ilusionante como Adrián de Torres: nulas sus opciones. Y de pinchaúvas, como sus compañeros, en la tarde del toreo más auténtico de la feria.Feria de San Isidro Monumental de las Ventas. Miércoles, 21 de mayo de 2025. Undécima corrida. 16687 espectadores. Toros de Araúz de Robles y Castillejo de Huebra (6º bis), desiguales, indefinidos y mansos de salida, asperotes; algunos respondieron agradecidos. Morenito de Aranda, de azul azafata y oro: dos pinchazos y estocada caída (silencio tras dos avisos); tres pinchazos (saludos aviso). Fortes, de rosa chicle y oro: dos pinchazos y estocada (saludos); pinchazo y estocada trasera atravesada (vuelta al ruedo tras aviso). Adrián de Torres, de rosa palo y oro: cuatro pinchazos y estocada (silencio); tres pinchazos, media y descabello (silencio).

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