Isabel Allende: «No quiero vivir con miedo ni callada; si llega ese momento tendré que irme de EE.UU.»

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Isabel Allende: «No quiero vivir con miedo ni callada; si llega ese momento tendré que irme de EE.UU.»

Hay algo en la forma de narrar de Isabel Allende que atrapa. Sus novelas poseen una cadencia casi oral, de historia narrada alrededor del fuego, que atrapa desde las primeras páginas. Y ese efecto se potencia aún más en persona. La escritora chilena visita Madrid para presentar ‘Mi nombre es Emilia del Valle’ (Plaza y Janés) y también para dejar su legado en la Caja de las Letras y ser investida como doctora honoris causa por parte de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, la primera en España en concederle el título honorífico.Hacía mucho que la escritora chilena, de 82 años, no venía a nuestro país. «Con la edad me he vuelto muy mañosa. No quiero salir de mi casa , no quiero separarme de mis perros y tengo un tercer marido que espero que me dure», afirma con un guiño de complicidad en la rueda de prensa celebrada en la Casa de América. «Pero ahora decidí que iba a ser mi último intento de venir a España, porque quiero mucho a este país -continúa-. Tengo muchos recuerdos, me ha dado mucho y muchas penas también». Se refiere Allende a la etapa fatídica en la que su hija Paula, enferma de porfiria , tuvo una crisis de la que le atendieron en el Hospital Clínico de Madrid. «Hubo una serie de circunstancias muy negativas. Había huelga en el hospital, era un fin de semana largo y el médico no estaba. La cosa es que ella cayó en coma y no lo monitorizaron bien, por lo que tuvo daños cerebrales severos. Y no me dijeron lo que había pasado durante cinco meses. Me quedé en el pasillo hasta que me entregaron a mi hija en estado vegetativo », rememora. Falleció tras su traslado a California con parada en Washington («Ted Kennedy envió a dos personas para recibirnos. Paula entró en Estados Unidos sin visa, en camilla y en coma», recuerda).Noticia Relacionada Controvertida venta reportaje Si La maldición de la casa del expresidente Salvador Allende María J. Errázuriz La controvertida y fallida venta de la vivienda se ha llevado por delante la carrera política de su hija Isabel, senadora socialista durante tres décadas, y la de su nieta Maya, exministra de Defensa del Gobierno de Gabriel Boric, quien también ha tenido que declarar ante la Justicia por este casoEl duelo fue duro, muy duro. « Estaba tan confundida y tan dolida que no entendía bien lo que había pasado », insiste. Pero entonces vino su madre de Chile y le entregó los cientos de cartas que la autora le había enviado en orden cronológico. «’Léelas’, me dijo. ‘Así entenderás que la única salida de Paula era la muerte’», explica. De ahí nació ‘Paula’, uno de los libros que más le ha ayudado en su vida. A medida que lo escribía, «empezó un proceso de entender y de aceptarlo. De sanarlo, de ir eliminando todos los sentimientos negativos para quedarme con su espíritu y con lo bueno ». Por ello, a pesar de que cuando atisba nuestra ciudad desde el avión la primera imagen que le viene a la cabeza es la de su hija, después se centra en la generosidad y la camaradería que reinaron entre las personas que cuidaban a los enfermos durante esos meses.De hecho, la autora afirma que España, junto con el sur de Chile, serían las dos opciones que elegiría para establecerse en caso de que tuviera que abandonar Estados Unidos . «Si la cosa se pone de color hormiga, como creo que se va a poner, tendré que irme. No quiero mientras pueda. Allí tengo a mi hijo, a mi nuera, a mis perros y a mi marido, por ese orden», señala con sorna, para después demudar su rostro y continuar: «No quisiera vivir en una dictadura, no quisiera vivir con un Gobierno autoritario. Por eso me fui de Chile. No quisiera tener de nuevo esa experiencia, empezar de cero, pero si llega el momento, no me siento tan vieja como para no poder empezar de nuevo, podría hacerlo ¿Qué tendría que pasar para que yo me fuera? Yo creo que hay una sensación en la piel. Lo que me pasó en Chile fue a nivel de piel. No puedo vivir así. No puedo vivir con miedo . No puedo vivir callada. No puedo vivir escondiéndome yo o escondiendo a alguien».Ficción y realidadIsabel Allende reside desde hace décadas en San Francisco y allí, en el barrio de la Misión, es donde nace la protagonista de su último libro. Con ‘Mi nombre es Emilia del Valle’ regresa a la estirpe literaria que inauguró ‘La casa de los espíritus’ en 1982 y a la historia de Chile, ya que Emilia, corresponsal del ‘Examiner’, se topa con la Guerra Civil de 1891. La escritora escogió la contienda porque le recordaba al golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973, que derrocó al presidente Salvador Allende , primo de su padre. Ambos de carácter progresista, quisieron hacer cambios fundamentales para el pueblo chileno. «Se enfrentaron a una oposición brutal e intervinieron las Fuerzas Armadas. En el primero, se dividieron y hubo una guerra civil sangrienta. En el segundo, un golpe militar dio paso a 17 años de dictadura. En el campo de oportunidades, los dos presidentes prefirieron el suicidio antes del exilio. Son dos figuras muy heroicas, en cierta forma», aclara. En el punto álgido de la violencia y devastación de la guerra, en la cruenta batalla de Concón, Allende recupera la figura de las cantineras , las mujeres que apoyaban a los soldados en la contienda chilena. «Eran las adelitas en México y también habían en muchas guerras, pero no figura el nombre de ninguna de ellas en los registros históricos. Figuran los generales, los capitales, las armas, los regimientos…, pero ninguna mujer. Y esas mujeres ayudaban a los heridos, levantaban a los muertos…, a veces cogían las armas y peleaban, y si eran derrotadas, las trataban igual que los hombres, pero no hay ni un solo nombre en los libros. Y a mí lo que me interesa cuando hago una investigación es encontrar las voces silenciadas», asevera.Emilia del Valle se une a ellas y queda marcada por la guerra. También por la búsqueda de sus raíces , que culmina escribiendo sus memorias, un proceso en el que, en una nueva hibridación entre realidad y ficción, también se encuentra Allende. «Estoy tratando de escribir desde el 2015 para adelante. Es un tiempo muy limitado, muy concentrado. Escribo sobre el amor, sobre la soledad y la vejez. Me está costando un triunfo. Es mucho más fácil escribir ficción, en la que puedes hacer lo que quieras. Pero en unas memorias hay que tratar de encontrar la verdad. Y a veces la verdad sobre uno mismo es dolorosa . Me doy cuenta de que he olvidado el 90% de lo que me pasó en la vida y el 10% que recuerdo no pasó así. Pero tengo las cartas de mi madre. Las que yo le escribí a ella y las que ella me escribió a mí. Me encuentro a mí misma ahí y no me gusta mucho lo que veo».

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