Asesinados tras hablar de paz: la emboscada antisemita frente al museo judío de Washington

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Noche del miércoles, en pleno centro de Washington . Un acto en el museo Capital Jewish , organizado por la comunidad judía local, reunía a diplomáticos y representantes de ONG para debatir vías de colaboración humanitaria en Gaza. Era uno de esos encuentros habituales en el calendario diplomático de la capital, sin grandes medidas de seguridad, y contaba, según los organizadores, con enviados de más de treinta embajadas. Minutos después de las 21.00, cuando el evento llegaba a su fin y los asistentes comenzaban a salir, se oyeron disparos, estalló la confusión y una consigna retumbó en la calle : «Palestina libre».Frente al museo, a menos de un kilómetro de la Casa Blanca y el Capitolio, dos cuerpos quedaron tendidos en el suelo. Eran Yaron Lischinsky, de 28 años, y Sarah Milgrim, pareja y miembros del personal de la embajada de Israel en Washington. Él trabajaba como asistente de investigación en el departamento político; ella coordinaba misiones diplomáticas y visitas oficiales a Israel.Noticia Relacionada estandar No Netanyahu ordena reforzar la seguridad en sus misiones diplomáticas: «Es el terrible precio del antisemitismo» ABC Afirma que «los libelos de sangre tienen un coste en sangre» y tilda al responsable del ataque de «aborrecible asesino antisemita»Yaron había comprado un anillo esa misma semana. Planeaba pedirle matrimonio a Sarah en Jerusalén, la semana siguiente. Murieron en el acto. Los médicos de emergencias los encontraron ya sin vida, en el suelo, bajo la luz de unas farolas , mientras varios invitados —vestidos de gala, aún con el programa del evento en la mano— corrían a refugiarse entre coches oficiales y cordones de seguridad improvisados.El autor, confundido con un testigoEl ataque fue obra de Elias Rodriguez , de 31 años, nacido en Chicago. Investigador de historia oral en The HistoryMakers, especializado en líderes afroamericanos, licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Illinois, militante del Partido por el Socialismo y la Liberación . Vestía camisa, pantalón y chaqueta, todo en negro. Había sido visto antes del tiroteo merodeando frente al museo, a paso lento. A las 21:07, se acercó a un pequeño grupo de personas en la acera, sacó un arma y disparó. Luego tiró el arma al suelo y entró con calma al interior del edificio.Fue confundido con un testigo . Entró aparentemente alterado, pedía a los presentes que llamaran a la policía, y se sentó a un lado, en silencio. Varios asistentes pensaron que era una víctima en shock. Le ofrecieron agua, le preguntaron si estaba herido. No lo estaba.Sara Marinuzzi, 28 años, habló con él. «Pedía que llamaran a la policía una y otra vez. Al final dijo: yo fui, yo lo hice, por Gaza , viva Palestina libre».«Pedía que llamaran a la policía una y otra vez. Al final dijo: yo fui, yo lo hice, por Gaza, viva Palestina libre Declaraciones del autor del crimenPaige Siegel también se le acercó: «Le pregunté si estaba bien y si le habían disparado. Me dijo que no. Estaba tan alterado que parecía inofensivo».Solo cuando los guardas de seguridad vieron el arma, lo redujeron . Al llegar la policía, a las 21:18, lo oyeron repetir: «Lo hice. Lo hice por Gaza. Palestina libre». Entonces, y solo entonces, muchos comprendieron que aquel hombre no era un testigo. Era el autor del crimen.Dentro, el museo acababa de acoger una gala en la que participaba IsraAID, una ONG israelí centrada en cooperación humanitaria. El acto tenía un propósito claro: tender puentes. «Nos reunimos con el objetivo de encontrar soluciones prácticas a la crisis humanitaria en Gaza y demostrar que la colaboración es el único camino posible para todos los pueblos de la región», declaró la organización. «La brutal y trágica ironía de que un evento impulsado por principios humanitarios haya sido blanco de más violencia es desgarradora».Conmoción por el ataque y un punto de inflexiónEse mismo miércoles, por primera vez desde el bloqueo total impuesto por Israel a Gaza en marzo, comenzaron a entrar camiones con alimentos y suministros . La ONU advirtió que la ayuda era «muy insuficiente» ante la magnitud de la emergencia. Y, mientras tanto, en Washington, dos diplomáticos israelíes eran asesinados tras participar precisamente en una conversación sobre cómo asistir a la población civil.La conmoción se apoderó de la capital estadounidense ante un asesinato a sangre fría en plena calle. Las protestas contra Israel se han intensificado en los últimos años, especialmente desde el inicio de la operación militar en Gaza, y el antisemitismo ha registrado un repunte notable, como han alertado diversos informes del FBI.Yaron Lischinsky y Sarah Milgrim, la pareja tiroteada en Washington Redes socialesSin embargo, un ataque de estas características, dirigido contra diplomáticos y en el corazón de Washington, marca un punto de inflexión. La embajada de Israel reforzó de inmediato sus medidas de seguridad, y el Gobierno israelí ordenó blindar todas sus misiones diplomáticas en el extranjero. El propio primer ministro Benjamin Netanyahu lo confirmó: «Estamos viendo el terrible precio del antisemitismo y la incitación salvaje contra Israel».Las víctimas, confirmadas por el Ministerio de Exteriores israelí, eran miembros activos de la delegación diplomática y conocidos en la comunidad. La embajada emitió un comunicado: «Yaron y Sarah eran nuestros amigos y colegas. Estaban en la plenitud de sus vidas». El embajador israelí en EE.UU., Yechiel Leiter, visiblemente afectado, declaró: «Eran una pareja hermosa».La condena fue inmediata en el entorno diplomático . El ministro israelí de Exteriores, Gideon Sa’ar, vinculó el atentado directamente con un clima de incitación: «Hay una línea directa entre la retórica antisemita y antiisraelí que se escucha incluso desde tribunas oficiales, especialmente en Europa, y este crimen». Añadió que lleva meses temiendo un ataque de este tipo contra misiones diplomáticas y que «no hay una sola semana sin atentados o intentos de atentado contra representaciones israelíes en el mundo».Actúo solo y no muestra arrepentimientoSegún las autoridades, Elias Rodriguez actuó solo y no tenía antecedentes . Permanecía bajo custodia del FBI y de la policía de Washington al cierre de esta edición. No ha solicitado abogado. No ha mostrado arrepentimiento .En medio de la tensión creciente entre gobiernos, sanciones cruzadas y ofensivas militares, lo que debía ser una noche de diálogo quedó convertido en advertencia. En tiempos de polarización y protesta, ni siquiera los actos de paz a miles de kilómetros de Gaza están a salvo.Noticias relacionadas estandar No El Gobierno condena el asesinato de la Embajada de Israel en Washington: «Nada justifica este acto de barbarie» ABC estandar Si La Casa Blanca también pierde la paciencia y deja a Israel todavía más solo Javier AnsorenaEsta mañana de jueves la zona seguía acordonada . Un hombre se arrodillaba junto a la escena del crimen, envuelto en una bandera israelí. El museo, instalado en una de las sinagogas más antiguas de la capital, estaba rodeado por un perímetro de seguridad. Lo mismo sucedía en el Museo del Holocausto y en la sede de la misión diplomática israelí.Lischinsky, el fallecido, era ciudadano israelí y había cumplido tres años de servicio en las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF). Ella, Milgrim, era ciudadana estadounidense judía, con títulos de la Universidad de Kansas y la American University.El acto tras el cual fueron asesinados había sido organizado por el American Jewish Committee (AJC). Es el evento anual más grande dirigido a profesionales judíos entre 22 y 45 años y a miembros del cuerpo diplomático. El tema de este año era la diplomacia humanitaria y respuestas a crisis en Oriente Próximo y el norte de África. El cometido central era cómo convertir el dolor en acción diplomática. Horas después, ese mensaje quedaría sepultado bajo el sonido de los disparos.

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