Del Gran Hotel a la sede de Fomento de Turismo de Mallorca hay cinco minutos caminando, dice Google Maps. Desde hace un siglo, sin embargo, les une algo más que unos pasos. El primer hotel de Palma -hoy emblemático edificio de la Fundación la Caixa- se inauguró en 1903 para ofrecer un buen acomodo a visitantes ilustres. Eso favoreció que dos años después levantara la persiana el primer patronato turístico privado de España, que se dedicaría en cuerpo y alma a vender las bondades de la isla.Un titular periodístico despertó el olfato de empresarios de la Cámara de Comercio a principios del siglo XX cuando leyeron una columna de Miquel de los Santos Oliver. El periodista y escritor hablaba de la «industria del forastero», un segmento inexplorado que pensaron que se podría desarrollar. Así abrieron en 1905 Fomento del Turismo de Mallorca, en cuyos estatutos se comprometían a proteger a los turistas de «los desaprensivos». Han pasado 120 años y las oficinas de Fomento del Turismo en Mallorca siguen abiertas, aunque la isla es muy distinta.¿Tiene sentido promocionar una isla masificada? «Mantenemos el espíritu de nuestros fundadores y seguimos centrados en divulgar la buena imagen de Mallorca, porque es la principal actividad económica», zanja sin dudas el actual presidente, Eduardo Gamero , quien admite la necesidad de poner ciertos límites y atajar el alquiler turístico ilegal, pero pide «no demonizar» al sector turístico.Convivencia positivoHace unos días, Fomento de Turismo de Mallorca emitió un comunicado a los medios nacionales e internacionales para pedir un debate sosegado y plantear medidas que permitan una «convivencia positiva» entre el turista y el residente. La junta, representada por «todos los sectores y sensibilidades» -entre ellos, William Graves, el hijo de Robert Graves-, respondía a los mensajes turismofóbicos que han aflorado desde algunos sectores ecologistas y sociales, callados hasta ahora. «¿Cómo es que en años anteriores había saturación y molestias pero no hubo manifestaciones?», reflexiona sin apuntar a nadie.Ataques a las inmobiliarias, pintadas que rezan «tourist go home», llamamientos a ocupar las playas con toallas, campañas creadas con inteligencia artificial denunciando la masificación y varias manifestaciones masivas, la próxima convocada para el próximo 15 de junio… ¿Se ha despertado la turismofobia? «Toda acción tiene reacción», admite Gamero, que responde con un mensaje constructivo en la boca. «Nosotros animamos a recibir a los visitantes con los brazos abiertos», dice parafraseando el lema de la campaña: «Un turista, un amigo». La entidad evita entrar en polémicas y sus decisiones siempre se toman por unanimidad.Un cartel con dos tortolitos a la entrada de las oficinas de Fomento de Turismo recuerda cuando Mallorca fue el edén de los recién casados. La sede se sitúa en la primera planta de un edificio con solera en la milla de oro de Palma, muy cerca de su ubicación inicial. «Mira, Rainiero de Mónica y Grace Kelly también vinieron de viaje de novios», rememora Gamero, un técnico empresarial jubilado que preside de forma altruista desde 2009 «la entidad turística privada más antigua del mundo», apunta sin que hasta la fecha haya localizado ninguna más antigua que la mallorquina.Hay futuroEl patronato está formado por 600 socios y funciona exclusivamente de sus cuotas y sin subvenciones. Perderse en sus estanterías es abrir una hemeroteca de la historia del turismo español. «¿Sabías que Joan Miró pintó el logo de Fomento de Turismo de Mallorca mucho antes que el huevo frito de Turespaña?», desvela señalando un círculo con los colores característicos del universo Miró.El turismo tiene futuro, defiende, pero necesita estrategias concretas. Su hoja de ruta propone tres puntos: «Mantener lo que hemos conseguido, mejorar lo que se pueda mejorar e intentar no crecer en números, sino crecer en valor«, sostiene reivindicando que el sector turístico convirtió Mallorca en una de las regiones »más prósperas y más cercanas al pleno empleo« de toda España.Su mensaje choca contra quienes piden reconvertirse; vivir de otro sector. Él niega con la cabeza: «Hay que ser valiente y tomar medidas que pueden ser no muy populares ni bien vistas, y que son necesarias para poner orden». Sin embargo, avisa de que no hay alternativa al turismo en Mallorca. «Hay que recordar de dónde venimos: Mallorca era una isla de emigrantes, nuestros abuelos tenían que emigrar porque sólo había una agricultura básica y una artesanía de la que no se podía vivir. ¿El turismo qué ha permitido? Invertir esa situación».«Cuando se habla de alternativa al turismo en Mallorca yo siempre digo que es la miseria porque cualquier alternativa que se ha intentado montar no funciona». Gamero pone el ejemplo de un grupo japonés que quiso montar una fábrica de bombillas halógenas en los años ochenta en Llucmajor. O más recientemente, la macrogranja de Sineu, que puso en pie de guerra a los vecinos y ecologistas.«Vivimos en una isla y cualquier actividad industrial que se quiera llevar a cabo requiere de materia que hay que importar porque no se tiene aquí, y eso tiene un coste. Y luego hay que reexportarla para comercializarla, y eso tiene otro coste. Con lo cual, cualquier actividad industrial que se quiera montar en Mallorca no es competitiva. Cualquier iniciativa de ese tipo está abocada al fracaso», sentencia.«¿Qué es lo que funciona? En turismo hemos sido pioneros y somos líderes». Recuerda que en los años 80 nadie quería oír hablar del IMSERSO y en Mallorca se llevó a cabo la experiencia piloto. «Paco Obrador, el secretario general de la UGT, y otro impulsor, Bernardo Quetglas, el director de Sidetours, gestionaron la operativa, y unos hoteles aceptaron aunque pagaban cuatro perras». El objetivo era mantener abierto algunos hoteles, desestacionalizar y mantener la actividad más tiempo. Hoy es un programa de éxito que se ha extendido.No lo estropeemos«Si hemos sido exitosos con esto, intentemos hacerlo mejor pero no lo estropeemos», propone Gamero, quien conoce bien el sector porque, entre otras iniciativas, puso en marcha el programa de calidad turística española a finales de los noventa cuando era diputado. «En aquel momento ya se quería elevar el listón para conseguir la excelencia», y se consiguió dar un salto cualitativo sustancial.El presidente de Fomento de Turismo de Mallorca también recuerda que el debate sobre la promoción turística no es nuevo. «Hace años, se planteó no asistir a las ferias porque se pensaba que el único que hacía negocio era el organizador de la feria. Después de analizarlo, decidimos que no podíamos dejar de estar en las ferias más importantes porque nuestros competidores estaban ahí; y el destino líder que era Mallorca no podía estar ausente».¿Si venimos de la miseria, adónde vamos? «Tenemos que ir a consolidar una actividad fundamental y única, que es el turismo. Con todas las garantías, y en eso no hay que escatimar esfuerzos, para conseguir la convivencia pacífica de los residentes con los visitantes turistas. No deberíamos crecer más en número sino en valor: que se haga permanentemente una mejora y mantenimiento de la oferta». Es su receta.El presidente de Fomento de Mallorca dice que «la sensación de agobio» [masificación] se atribuye al turismo, «pero no lo provoca exclusivamente el turismo». La población de la isla se ha duplicado en pocas décadas y ya hay más de un coche por habitante. A esto se suma que las estancias de los visitantes sean cada vez más cortas, posiblemente por una cuestión económica. «En los años ochenta venían dos o tres semanas; hoy la estancia media es de tres, cuatro o cinco días. ¿Eso qué genera? Una mayor rotación de personas en las ca rreteras, en los aeropuertos…». Y prosigue lanzando una autocrítica: «¿Les decimos a los mallorquines también que no salgan de la isla?».

Leave a Reply