En apenas 27 minutos, los soldados de la 16ª unidad mecanizada del Ejército polaco están capacitados para retomar el control de una ciudad tomada por el enemigo. Lo harían con apoyo de los aliados del grupo de combate de la OTAN: la infantería estadounidense, la batería antiaérea rumana, soldados lituanos y checos; el despliegue de tanques K2 y helicópteros W-3 Sokól. Este grupo consigue el objetivo para el que fue creado: «Defender nuestras fronteras y defender a los ciudadanos polacos en caso de un posible ataque terrorista», explica a ABC Karol Frankowski , teniente del Ejército polaco.Los militares, entre el frío, el viento y la lluvia de primera hora de una mañana de mayo en la base militar de Bemowo Piskie, simulan la toma de una ciudad que ha caído en lado enemigo. Un ruido atronador rompe el silencio del inmenso campo y sobre el terreno aparecen varias parejas de cazas F-16 polacos y Jas-39 Gripen suecos, encargadas de realizar el primer ataque: aturdir al enemigo con casi todo el potencial sin darle tiempo a reaccionar. Esas máquinas voladoras, inmensas, en pocos segundos pasan de estar fuera de tu campo de visión a tenerlas encima. De los helicópteros W-3 Sokól comienzan a bajar los soldados que apoyan a quienes llegaron por tierra. Más de una veintena de militares han tomado posición. Los francotiradores también están en sus puestos. Entre todos tienen controlada cada esquina de cada punto de terreno que hay que recuperar. Sin descanso, pocos segundos después, es turno para los vehículos blindados: armatostes que entran «con todo», dicen los mandos militares presentes, en las inmediaciones de los edificios ocupados. 27 minutos de ejercicios Asalto coordinado en edificios ocupados de zonas urbanizadas en el campo de entrenamiento Bemowo Piskie (Polonia) I.GILCada habitación de los edificios es despejada minuciosamente por los soldados polacos y aliados, utilizando para desorientar aún más al enemigo granadas ‘flashbang’ (cegadoras). Entre los combates, varios soldados caen heridos y hay que evacuarlos. También eso se entrena y también forma parte de lo que en una situación real se pueden encontrar. Finaliza el ejercicio: un asalto coordinado en edificios ocupados de zonas urbanizadas en 27 minutos de reloj. Ni uno más y el control de varios edificios y de una gran área queda dominado. Trabajo hecho. «Estamos preparados»Podría ser el guion de una superproducción de Hollywood, pero no. Se trata de un nuevo ejercicio en el marco de las maniobras ‘Brave Boar’ de la OTAN en suelo polaco. En total, 3.000 militares de seis ejércitos diferentes de la Alianza (Polonia, Lituania, EE.UU., República Checa, Rumanía y Suecia) y 600 piezas de entrenamiento se desplegaron esta semana a pocos kilómetros de la frontera con Rusia para mandar un claro mensaje al Kremlin: «Estamos preparados». Esta 16ª división mecanizada lleva cooperando desde 2017 con el grupo de Batalla de las Fuerzas Terrestres Avanzadas de Polonia creado tras la cumbre de la OTAN de ese año. Una decisión crucial tomada por la Alianza, la de crear grupos de batalla en puntos estratégicos de Lituania, Letonia y Polonia.¿El objetivo? Ampliar la ruta de transporte de recursos y vehículos de los aliados en caso de un posible ataque a los países bálticos por la frontera terrestre entre Polonia y Lituania: el Corredor Suwalki. ¿Y por qué es tan importante? Este despliegue en Polonia «es necesario para el país debido a su ubicación estratégica, cerca de la frontera con Rusia y Bielorrusia», señala el teniente Frankowski.El campo de Bemovo Piskie se encuentra a unos 90 kilómetros del Corredor Suwalki, un lugar fundamental para la defensa europea y aliada. Este punto, donde a cada lado de la carretera desde el campo de entrenamiento de Piskie se intercalan pequeños bosques de pinos y campos agrícolas, ha sido descrito como el lugar más peligroso de Europa, incluso del mundo. Analistas militares han dicho sobre este enclave que se trata del punto ciego de la OTAN, de su eslabón débil . No es para menos, teniendo en cuenta quiénes están implicados en esta zona: Rusia y Bielorrusia. La triple frontera entre Polonia, Lituania y Rusia I.GILEsta estrecha ruta, de poco más de 65 kilómetros que actúa como frontera terrestre entre Polonia y Lituania se ha convertido en los últimos años en un foco cada vez mayor de la planificación militar y con un papel muy importante en los juegos de guerra occidentales. Y eso, sobre todo, por su gran valor estratégico para la defensa atlántica. Se trata de la única vía de comunicación por carretera o ferrocarril desde Polonia y Europa central hasta los bálticos y la toma de este territorio por parte de fuerzas enemigas sería fatal para los bálticos, todos miembros de la OTAN desde 2004. Los oficiales militares temen que, en caso de conflicto con Moscú, el Ejército ruso pueda utilizar sus fuerzas en Kaliningrado, sede de numerosas bases y repleta de misiles avanzados, para cortar eficazmente el Paso de Suwalki y separar a los países bálticos del resto de la Alianza. «Al realizar ejercicios en esta ubicación estratégica, podemos mejorar nuestro conocimiento del terreno, lo que nos proporciona mejor preparación operativa y capacidad de respuesta», señala el teniente coronel Gothard, del Ejército americano, bajo el ruido de los F-16 polacos en plena simulación. Implicación de EE.UU.Estados Unidos, como el miembro más importante de la Alianza, y a pesar de las declaraciones de su presidente sobre mantener o no su compromiso en la defensa colectiva, mantiene su presencia en Europa y sobre todo en este flanco. Unos 12.000 soldados norteamericanos están desplegados en la frontera oriental y esta presencia es vital para mantener la disuasión ante las amenazas en la región. «Existe una posibilidad real de llevar a cabo operaciones de sabotaje en el Paso de Suwalki», señala Andrzej Sek, profesor en la universidad de Suwalki y experto en defensa y política militar. «Los densos complejos forestales favorecen este tipo de operaciones por parte de Rusia y Bielorrusia . Además, la región del corredor contiene depósitos importantes de minerales», explica. Soldados americanos observan el aterrizaje de un helicóptero NH90 alemán en un lugar indeterminado de Lituania I.GILEl Paso o Corredor Suwalki recibió este apodo intencionadamente para evocar el Paso de Fulda , la parte de Alemania Occidental considerada la más vulnerable a una posible invasión soviética y, por lo tanto, el punto más crucial de la Guerra Fría. El interés de Rusia por controlar este trozo de tierra no es nuevo. Ya en 1992, tras la desintegración de la Unión Soviética, Moscú buscaba independizarse de Lituania del tránsito hacia el ‘oblast’ de Kaliningrado y propuso a Polonia establecer un corredor de transporte especial que conectara Kaliningrado con Bielorrusia. Esta propuesta nunca fue aceptada en Varsovia, pero todos allí sabían que Putin, que evoca constantemente con nostalgia la época soviética, volvería a intentar tener el control de este territorio.Ahora, la pregunta es cuándo. Sumergido en la guerra de Ucrania, gran parte del contingente que Rusia tenía desplegado en las fronteras con los bálticos y Polonia fueron trasladados al frente ucraniano, pero eso puede cambiar. El último informe de este año sobre el estado de las amenazas a Lituania (el segundo país en discordia en esta lucha por el Corredor), publicado por el Departamento de Seguridad Nacional y el Ministerio de Defensa del país señalaba que «si la guerra en Ucrania terminara o se congelara, las amenazas provenientes de Rusia (…) persistirían». Sin embargo, si al visitar este lugar lo que se espera es encontrar pánico y psicosis entre la población civil, no será así, pero sí cuentan con planes de evacuación y cautela por lo que pueda venir. La vida a ambos lados del Corredor Suwalki continúa prácticamente con normalidad para sus ciudadanos. Díganselo a Lukas, quien vive en la última casa polaca (Bolcie 13) antes de llegar a la triple frontera entre Polonia, Lituania y Rusia. Desde esta casa se ve con claridad los varios metros de franjas (hasta tres) de alambre de concertina que delimita dónde termina un territorio y dónde empieza otro. Todo lo que pueden analizar y prever los expertos militares sobre el peligro que puede ser Rusia para esta zona a Lukas no le asusta, ni preocupa. Lo único que parece perturbar su paz de domingo son los dos periodistas que llaman a su puerta. «Voy a ser claro», dice en un inglés duro: «Aquí se vive bien, tranquilo. Mira, mira esto (dice señalando el campo verde que rodea su casa, aquí la vida es tranquila». No se le puede discutir: se oyen silbidos de pájaros y algún que otro coche que se acerca por la carretera. Esta vez es la guardia fronteriza que cada día, según Lukas, se pasea cuatro o cinco veces. Bolcie 13, la última casa en territorios polaco antes de llegar a la frontera con Kaliningrado I.GIL—¿Tienes miedo de una invasión o un ataque ruso? —No, los rusos son vecinos. He vivido aquí toda mi vida y nunca ha pasado nada. Aunque este transportista de maderas se empeña en decir que todo sigue igual, la verdad es que alguna cosa ha cambiado. Hace diez años, antes de la invasión de Crimea (2014), el trasiego de gente entre Polonia y Rusia era normal. El propio Lukas recuerda haber ido a comprar gasolina más barata a Kaliningrado y que los rusos pasaran a Polonia a hacer la compra. Ahora es imposible. Es más, sobrepasar las señales del Ejército polaco puede significar un susto de uno de estos guardias.Kit de supervivenciaA poco menos de media hora, la tranquilidad reina en la ciudad más grande de la región que da nombre al corredor: Suwalki. Esta urbe de casi 70.000 habitantes vive cerca del peligro, pero tiene claro que su vida debe seguir. Mariano, un chileno que vive en Suwalki (solo una razón puede llevar a un chileno a la otra punta del planeta: el amor), pasea con calma el carrito de su bebé mientras su mujer compra unos cafés. Le sorprende hallar hispanohablantes en Suwalki. —¿Cómo es vivir aquí? ¿Tenéis miedo?—Tenemos cierto temor. En las noticias no paraban de hablar del peligro. Tengo un kit de supervivencia preparado y un plan de escape por si pasara algo. Sé qué carretera tomar y dónde ir en caso de invasión. Saben que la amenaza está ahí, pero viven tranquilos su día a día: «Tenemos aquí el trabajo y la familia de mi mujer. Es difícil marcharnos y dejarlo todo, pero si lo tenemos que hacer, lo haremos», comenta Mariano. Cuando comenzó la guerra en Ucrania, el matrimonio pensó en ir a Varsovia. «La gente no piensa sobre el peligro, así parece que no existe, pero está ahí, el peligro es real». La vida continúa con normalidad en ambos lados de la frontera Arriba, Brunus con su lancha y al fondo, Rusia. Abajo, Mariano con su mujer y sus hijas en Suwalki. A la derecha, Thomas y Evelina con Kaliningrado detrás I.GILDesde el otro lado del corredor, en la parte lituana, las historias no son diferentes. Como repiten, llevan toda la vida viviendo esa tensión y al final, «todo es acostumbrase» , comenta Brunus, un pescador lituano de 61 años. Cada mañana sale a navegar con su lancha por el lago Vistytis, donde una fila de boyas delimita la frontera con Rusia. «Aquí todo está bien, no opinaba antes, tampoco ahora», dice, parco en palabras, sobre la época en la que su país fue parte de la Unión Soviética (Lituania se independizó en 1990). Paseando por los alrededores del lago se encontraban Thomas y Evelina, dos jóvenes lituanos que esperan su primer hijo. Aunque dicen que están tranquilos, la llegada dentro de unos meses de su bebé les ha hecho cambiar sus perspectivas futuras. «Nos estamos planteando irnos de aquí, quizás a España o a Suiza». Es difícil. Todos estos ciudadanos llevan generaciones en el mismo lugar, escuchando las advertencias. «El miedo está ahí. Sentimos cerca la amenaza y no sabemos lo que pasará en el futuro. Espero que nos defiendan», apunta Thomas. Parece que en ello está la OTAN y que los aliados seguirán el lema que tienen los hombres del teniente Gothard en sus tiendas de campaña en Polonia: «¡Listos para luchar esta noche!».

Leave a Reply