El talento disruptivo se ha convertido en un intangible muy valioso para cualquier economía. Es la semilla que, una vez plantada en terreno fértil, germina en soluciones de vanguardia con las que responder a los complejos desafíos que enfrenta nuestra sociedad en materia de cambio climático, inteligencia artificial, tecnologías espaciales, sanidad, etc., asegurando así un futuro próspero y resiliente. Europa se ha consolidado como una excelente cantera, pero no es capaz de retener a algunas de sus mentes más brillantes ni termina de posicionarse como el destino prioritario para los profesionales del más alto nivel radicados en el extranjero que se plantean la movilidad internacional. Consciente de las preocupantes consecuencias que tiene para su competitividad quedarse rezagado en la carrera por el capital humano , el continente prepara una serie de medidas para situarse como un refugio para la ciencia, que seduzca tanto a los cerebros patrios que en su día hicieron las maletas en busca de oportunidades como a los que se formaron en países no pertenecientes al bloque comunitario y desean cambiar de aires.El contexto actual es propicio porque una de las geografías predilectas de los investigadores de todo el mundo, el lugar donde las ideas rompedoras encontraban su paraíso, vive un clima hostil hacia la academia derivado de la política de recortes de la administración Trump, lo que abre una ventana de oportunidad para los Veintisiete. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acompañada del presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció hace unas semanas un proyecto (debatido este jueves en el Parlamento Europeo) destinado a atraer a científicos destacados en sus áreas de conocimiento, que contempla actuaciones como una partida de 500 millones de euros para el periodo 2025-2027 , garantizar la libertad de investigación científica a través de una nueva Ley del Espacio Europeo de Investigación, crear una ‘supersubvención’ de siete años, dependiente del Consejo Europeo de Investigación, para brindar apoyo a largo plazo a los mejores, o presentar la primera Ley Europea de Innovación y una Estrategia para Startups y Scaleups que elimine barreras regulatorias y facilite su acceso al capital riesgo.El momento es ahora. Las ofensivas de Trump contra la ciencia han generado un profundo malestar en la élite intelectual de Estados Unidos, una situación que puede revertir el flujo de talento hacia allí que ha sido la norma durante décadas. El pasado abril, casi dos millares de miembros de las academias científicas estadounidenses firmaron una carta abierta en la que advertían del peligro que supone el ataque generalizado contra la ciencia encabezado por el presidente y de la destrucción de la independencia del colectivo a causa de la censura. Una encuesta publicada por Nature revela que el 75,3% de los científicos estadounidenses está sopesando emigrar, cifra que se eleva al 79,4% entre los estudiantes de posgrado.Noticia Relacionada reportaje Si Adiós al sueño de investigar en EE.UU. Judith de Jorge Hablan de «paranoia», «angustia» e «incertidumbre» por los recortes y las medidas de la nueva administraciónCon miles de millones de dólares en subvenciones de investigación eliminados o congelados, un número incalculable de científicos, en una amplia gama de campos, se enfrentan a un devenir incierto y a la posibilidad de despidos, por lo que miran al extranjero, pensando en continuar sus carreras lejos de la agitación local.No está claro cuántos realmente harán el traslado, pero para la presidenta de la Asociación de Españoles Científicos en Estados Unidos (Ecusa), Ana Muñoz, Europa y nuestro país tienen una oportunidad única para ocupar el hueco que va a quedar al otro lado del Atlántico. Desde Ecusa trabajan para elaborar un Pacto por la Ciencia, que será enviado al Gobierno de España, que refleje las necesidades de la comunidad científica y contribuya a fortalecer el sistema nacional. «No solo se centrará en el retorno del talento , sino en la creación de un tejido de empresas científicas con visión a largo plazo, para lo cual hará falta que el sector público y privado creen redes de las que ahora carecemos», detalla esta extremeña afincada en Washington. Comenta que en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) hay científicos españoles fundadores de startups interesados en llevar sus empresas a nuestro país, pero encuentran un panorama poco amigable . «Desde la asociación –dice– luchamos para que España se dé cuenta de que el tejido científico no solo crece con la academia, sino también haciendo vínculos con el sector privado».Conoce a muchos grupos no españoles que desde la llegada de Trump a la Casa Blanca han valorado desplazarse a nuestro país, «pero el sistema de certificaciones es tan complicado que no les compensa y optan por Alemania o Francia». El presidente del país galo prometió 100 millones de euros adicionales a los 500 planteados por la Comisión Europea para ayudar a los investigadores a establecerse allí.«El tejido científico no solo crece con la academia, sino también haciendo vínculos con el sector privado» Ana Muñoz Presidenta de Españoles Científicos en Estados Unidos (Ecusa)Durante todo el tiempo que lleva Muñoz en Estados Unidos ha visto casos que reflejan a la perfección los errores que lastran a nuestro país. «Somos punteros en biomedicina, pero no llegamos al final de la cadena. Varias familias españolas han viajado a Washington para tratar a niños con enfermedades raras con medicamentos que vienen de Barcelona. ¿Por qué no se tratan allí? Porque esos fármacos, que ya salvan vidas, están prohibidos al no haber pasado aún los trámites pertinentes. Vamos muy por detrás en temas burocráticos y eso nos está impidiendo ser competitivos», lamenta la presidenta de Ecusa, para quien España forma muy bien a los estudiantes y alumbra doctores de alto nivel que luego migran empujados por la falta de expectativas en su tierra natal.Armando del Río se ha convertido en el primer científico en volver a España con el Programa de Retorno del Talento puesto en marcha por la Fundación Ramón Areces. La ayuda, con una dotación económica de 1.250.000 euros , le permitirá desarrollar sus trabajos en la lucha contra el cáncer durante los próximos cinco años en la Universidad Carlos III de Madrid, a donde ha llegado procedente del Imperial College de Londres. «Afronté el regreso con gran ilusión y el recibimiento ha sido fantástico», asegura al otro lado del teléfono. Es consciente de que una de las quejas que acompañan al sistema español es el exceso de burocracia, pero su experiencia ha sido completamente distinta: «La Carlos III ha demostrado ser una universidad súper ágil enfocada en ciencia y en tecnología».El investigador Armando del Río ha vuelto a España con el Programa de Retorno del talento de la Fundación Fundación Ramón ArecesEl investigador se muestra optimista con el potencial del Viejo Continente (incluida España) de captar talento puntero basado en el exterior. «Es el momento perfecto para atraer científicos muy buenos de Estados Unidos que se han quedado sin financiación o que no desean continuar en ese ambiente de incertidumbre y creo que desde Europa lo han entendido», asevera. La semana pasada, de hecho, se adoptó formalmente la decisión del Consejo Europeo de Investigación de aumentar su apoyo a los investigadores líderes que se trasladen a Europa. La institución, además de las subvenciones estándar, ofrece financiación inicial adicional para ayudar a los nuevos beneficiarios a establecer sus laboratorios o equipos de investigación en Europa, y dicha financiación ahora puede llegar hasta los dos millones de euros. Las miradas apuntan no solo en Estados Unidos, sino también a Inglaterra, un país que conoce bien Armando del Río, y que, según explica, «en los últimos cinco-diez años se ha resentido en cuanto a los recursos destinados a la investigación», de modo que se crea la tormenta perfecta. «Los sitios que por excelencia han favorecido la ciencia están sufriendo recortes y una región como Europa, que hasta ahora no había puesto demasiado foco, empieza a hacerlo». Por todo ello, vislumbra un horizonte esperanzador en la próxima década.Las circunstancias juegan a favor, pero queda camino por recorrer. Senén Barro, miembro del comité organizador del Congreso Nacional de Científicos Emprendedores y director del CiTIUS, el Centro Singular de Investigación en Tecnologías Inteligentes de la Universidad de Santiago de Compostela, reconoce que iniciativas como la presentada por la Comisión son bienvenidas, aunque ve carencias: « No tiene la ambición suficiente . Con 500 millones para toda la UE se puede lograr algo, pero no cambiar nada sustancialmente». Más allá de pagar un salario competitivo a quienes retornan, hay que ofrecerles «un proyecto de futuro tan bueno, al menos, como el que dejan atrás e idealmente mejor, lo cual exige dinero». A su centro han llegado peticiones de investigadores asentados en Estados Unidos y Europa, interesados en trabajar en él: «Me encantaría poderlos contratar y estabilizar, pero no tenemos los recursos necesarios».Dos investigadores del CiTIUS en el laboratorio de robótica del centro CiTIUSDefiende un alza de las partidas destinadas a atraer talento y cita como modelo exitoso el programa autonómico gallego Oportunius . Aporta un dato: «El Icrea catalán multiplica por cinco cada euro que invierte en los contratos anualmente. Dedicar recursos al mejor talento para que haga ciencia es apostar a caballo ganador».España ha redoblado esfuerzos para seducir a las mentes más brillantes. La última convocatoria del programa Atrae cuenta con un presupuesto de 45 millones de euros, un 50% más que en la anterior edición, y ofrece financiación extra para incorporar investigadores que estén trabajando en Estados Unidos, con 200.000 euros adicionales a cada proyecto. Luis Serrano, director del Centro de Regulación Genómica, no pasa por alto una cuestión: «Me preocupa que, como lo de traer talento americano llama mucho la atención del público, nos gastemos dinero en gente que sea de igual categoría a la que tenemos aquí». Bajo su punto de vista, la estrategia adecuada pasa por ser muy selectivos : «Escoger a los mejores y en áreas que interesen especialmente a Europa, como inteligencia artificial, biología computacional, etc., porque si no, tendría más sentido utilizar esos recursos para retener a los profesionales de Europa».Investigadores del Centro de Regulación Genómica, ubicado en Barcelona, por el que se han interesado unos 15 científicos de EE.UU. CRGLo dice porque, en su día a día, constata cómo científicos de gran valía no se pueden quedar en España porque no hay ningún sitio que les ofrezca condiciones competitivas . «Si excluimos unos cuantos centros que tenemos la suerte de estar muy bien financiados y ser competitivos, el panorama es un poco desolador, no porque los científicos españoles no sean buenos, sino porque no hay recursos».Estos perfiles son uno de los activos más valiosos de Europa, pero retenerlos obliga a fortalecer ciertos elementos. Carlos Cosculluela, director de la Fundación Damián Rodríguez Olivares (Fundación DRO), que impulsa el emprendimiento científico, señala al aumento de los salarios y a la necesidad de dotar a las carreras investigadoras de mayor estabilidad . «Igual de importante es que Europa defina bien su estrategia científica y las áreas que quiere potenciar. Por ejemplo, en inteligencia artificial se ha volcado tanto en la regulación que ha dificultado el desarrollo tecnológico», dice. Incluye en el ‘debe’ la gestación de más empresas intensivas en I+D, que pueden actuar como un imán para los investigadores, así como la aprobación de medidas para permitir que corporaciones de sectores estratégicos permanezcan en suelo europeo. «Grandes farmacéuticas han anunciado inversiones para trasladar o ampliar sus fábricas y centros de I+D en Estados Unidos como forma de esquivar los aranceles. Habría que promover una política fiscal para fomentar que se queden aquí», comenta.Aboga también por recuperar el espíritu de unidad originario de la UE, ya que si en España una queja frecuente de los emprendedores es lidiar con las normativas autonómicas, a nivel europeo la problemática es similar. Además, percibe que «en el bloque comunitario últimamente cada país camina en una dirección y sería deseable una mayor unificación».El rol de los centros tecnológicosMariola García-Arellano, presidenta de la Comisión de Desarrollo de Talento Digital de Ametic, repasa las fortalezas y debilidades de nuestro país. En los puntos a favor señala la calidad de vida (clima, gastronomía, sistema sanitario, cultura), la existencia de ‘hubs’ reconocidos como Madrid, Barcelona o Valencia, el haber sido receptores de los Fondos Next Generation, la aprobación de los Pertes de microelectrónica, salud de vanguardia, desarrollo del vehículo eléctrico y conectado, el prestigio de nuestras universidades… En el apartado de aspectos negativos, cree que, si bien existen ayudas para los proyectos innovadores en fases iniciales, « hay dificultad para mantenerlos y escalarlos porque se echa de menos más capital riesgo especializado». Coincide en que los obstáculos burocráticos ralentizan los procesos y, como principal limitación, señala las condiciones salariales, «pues salimos perdiendo en la comparativa tanto con EE.UU. como con el resto de Europa». García-Arellano resalta que la patronal Ametic está plenamente volcada con fomentar el desarrollo del talento para los desafíos del siglo XXI, por lo que lidera el Pacto de Estado por la Transformación Integral de la Educación y el Talento.Para Antonio Abril Abadín, presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas, el gran hándicap estructural es «nuestro modelo de gobernanza universitaria, que ha generado un sistema endogámico y escasamente permeable al mérito externo ». A esto se une «una financiación insuficiente y errática, que no permite planificar con visión a medio y largo plazo». Si no abordamos de forma decidida esta doble reforma, advierte, ninguna política de atracción de talento científico podrá tener el impacto que necesitamos. «Se hacen esfuerzos valiosos, como el programa Atrae o la implicación española en el marco europeo Choose Europe for Science, pero son avances puntuales en un modelo que necesita una reforma en profundidad. El talento busca entornos estables, predecibles y meritocráticos, y hoy por hoy no siempre podemos ofrecerlos», subraya.«Nuestro modelo de gobernanza universitaria ha generado un sistema endogámico y escasamente permeable al mérito externo» Antonio Abril Abadín Presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades EspañolasEn la comparativa con otras regiones del planeta, salimos mal parados. Abril Abadín indica que «frente a un sistema internacional que premia el mérito, la flexibilidad y la cooperación con el entorno, en España seguimos funcionando con estructuras rígidas , poco permeables al talento externo y con escasa proyección internacional. Y a eso se suma una baja empleabilidad, una escasa cultura de gobernanza eficiente y una dificultad enorme para retener talento por falta de incentivos adecuados». La atracción de cerebros, dice, no se resuelve con convocatorias esporádicas, sino con «una apuesta sistémica por una universidad fuerte, internacionalizada y conectada con su entorno. Si somos capaces de ofrecer esto, no solo el talento que hoy huye de EE.UU. considerará España como destino, sino que cualquier investigador, docente o estudiante del mundo verá en nuestras universidades una opción atractiva y sostenible para desarrollar su proyecto académico y vital». Y es que, como concluye Abril Abadín, la «atracción de talento no es solo una cuestión de ciencia, es una apuesta de país por el conocimiento como motor de progreso». El tiempo dirá si logramos este reto estratégico.

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