Son dos socias, se mueven como pez en el agua entre la comunidad china femenina de Madrid y tienen, al menos sobre el papel, su centro de operaciones en el centro comercial asiático del polígono Cobo Calleja en la calle de la Robla, 2 (Fuenlabrada). La Policía Nacional acaba de echarles el guante por inyectar bótox, entre otros ‘tratamientos’, a compatriotas, sin tener más que el certificado de un cursillo de peluquería. Son las dos últimas presas de la lucha contra el intrusismo profesional en uno de los sectores más sensibles, el de la sanidad.Los investigadores, del Grupo V de la Unidad de Redes de Inmigración y Falsedades Documentales (Ucrif), de la Brigada de Extranjería de Madrid y especialistas en delincuencia asiática, calculan centenares de víctimas. Pero, debido a la ley del silencio que impera en buena parte de la comunidad china, no han conseguido contabilizar el número exacto. Captaban a su clientela a través del llamado ‘whatsapp’ chino, una aplicación de mensajería instantánea, WeChat, que es controlada en la sombra por el Gobierno del gigante comunista. No aceptaban a nadie que no fuera de esa nacionalidad, y menos españolas.Fue a raíz de una investigación anterior, similar pero no la misma, que en la Brigada de Extranjería hizo hace año y medio que seguían indagando en este tipo de negocios. Así, en el pasado mes de abril, supieron que estas dos mujeres, de 37 y 42 años, estaban haciéndose de oro con estas prácticas ilegales. Para agrandar su nicho de mercado, ponían precios más bajos que los habituales en el mercado.Noticia Relacionada El dentista pirata sin licencia estandar No Vigilancias secretas, pacientes delatores y una denuncia profesional Carlos Hidalgo El falso sanitario escondía, además, a una inmigrante sin papeles en el localComo tapadera tenían los dos locales de Cobo Calleja, una peluquería y un negocio de estética de uñas; aunque, según los investigadores, donde más caja hacían era con las visitas a domicilio. Sobre todo, a mujeres que residen principalmente en Usera, el barrio donde se concentra más población china en Madrid. Para ello, tenían un utilitario, un coche en el que no solo se desplazaban ellas, sino que en él portaban todo el material sanitario. El problema añadido es que tanto los viales de toxina botulínica (lo que se conoce comúnmente como bótox) como el resto de instrumental clínico lo llevaban en una bolsa; es decir, que no guardaban la mínima cadena del frío ni ninguna otra medida higiénico-sanitaria.Operación Bian queLos agentes de la Policía Nacional , una vez que procesaron los primeros datos incriminatorios, dieron inicio a la operación, bautizada Bian Que (407-310 antes de Cristo), por el ancestral primer médico chino que se conoce. Sometieron a las investigadas a diferentes ‘tronchas’ (vigilancias discretas), comprobando los itinerarios que seguían de piso en piso de sus clientas. Hasta que el 6 de mayo realizaron tres registros, en los dos locales alquilados en el centro comercial y en el coche que usaban para desplazarse. Distintas cremas y productos aprehendidos en los registros ABCEntre el material incautado, hallaron material odontológico y ginecológico ; los técnicos de Farmacia consultados por la Policía se sorprendieron de que tuvieran dilatadores para embarazadas, pero no hay constancia de que los utilizaran para abortos, partos o prácticas similares. También se intervinieron múltiples jeringuillas, crema anestésica, viales, material apto para suturar, agujas hipodérmicas, cosméticos… Llegaban a utilizar la misma hipodérmica en distintas víctimas, sin preocuparles si las infectaban de alguna enfermedad. Debido a la endogamia y secretismo típicos de la comunidad china residente en España, no se han registrado denuncias ni tan siquiera hay constatadas visitas a hospitales madrileños por esta práctica tan peligrosa, explican a ABC fuentes de la investigación.Labios rusosEste operativo se suma al del pasado 6 de febrero, cuando la Policía Nacional desmanteló un centro de belleza en Chamberí , en el que se efectuaban tratamientos estéticos también de forma ilegal y sin personal cualificado. Esa investigación se inició a finales del año 2024. El negocio, el salón Absolut Beauty Space, en la calle de Vallehermoso, 34, lo regentaba Tatiana K. Es una mujer ucraniana de 43 años, que contaba con otra empleada investigada, una compatriota de 21 y una falsa médica de 31, que hacía tratamientos estéticos en el sótano. Productos ilegales incautados en la operación ABCLas redes sociales, en este caso las occidentales, eran fundamentales para la captación de las clientas: se promocionaban especialmente, en Telegram e Instagram. Para realizar las reservas, se derivaba a un canal propio de WhatsApp, que, tras los arrestos, seguía en funcionamiento. Para atraer a más víctimas, los precios no tenían competencia: un tratamiento de 1.600 euros podría costar 200, ocho veces menos.

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