Club Internacional Taurino: el ecumenismo

Home People Club Internacional Taurino: el ecumenismo
Club Internacional Taurino: el ecumenismo

El mundo de los toros crea una comunidad ecuménica, con sus diversos pareceres, que trascienden con mucho a las plazas que conocemos. Si en el toro es la fortuna lo que define el momento filoso de lo sublime y la muerte, del arte y la vida, también pasa con las peñas y las asociaciones taurinas. Es el caso del Club Internacional Taurino, fundado por Muriel Feiner, norteamericana cuya vida está enraizada en la historia hasta el modo que no se pueden desanudar persona y entidad . Hay que imaginar a una Muriel en 1965 en el coso de la calle de Alcalá «como la turista clásica», con el magín lleno de «prejuicios», los prejuicios del mundo anglosajón que todos nos sabemos y que Ernest Hemingway , con todo su talento, no supo erradicar. Hacía calor ese julio de 1965 en la plaza de Las Ventas. Muriel confiesa que antes, preparándose para ir al coso, esperaba hasta desmayarse. Pero bajó el arte a hacerse con una acólita más desde no se sabe que cielos. Vio cómo el torero abría el capote y ya «supo» que su vida no iba a ser la misma. ¿Cómo iba a serlo? Muriel comprendió después que lo que le escocía en las retinas era «una verónica». De ahí, rememora en la mítica Cervecería Alemana cuando volvió a Estados Unidos y se enganchó a los canales mexicanos que emitían corridas a deshoras.Muriel iba poco a poco mostrando su sed de conocimiento. Le llegó que todos los jueves se reunía un club en un hotel de Manhattan, y allí, a la distancia oceánica del Campo Bravo, aumentó su anhelo por la fiesta. Tan es así que en su época universitaria aprovechará «los veranos para venir a España» y ver toros. Como se pueden imaginar logró poner el pie en Madrid, «por un año», y «zambullirse en la fiesta». En este momento entra en juego Livino Stuyc, empresario en aquel momento de la plaza, y una carta remitida por Muriel preguntando por los ‘ateneos’ que mejor explicaran la Fiesta. El empresario comentó que la sapiencia estaba en las peñas y que lamentablemente no admitían mujeres. Aunque lo puso en contacto con Tomás Martín, de la Peña El 7, que le comentó que lo mejor era fundar «un club taurino» con diversidad de sexos y procedencias cuya cuota hoy, es de 50 euros/año.Noticia Relacionada Gatos que fueron tigres estandar Si Diego Mazquiarán ‘Fortuna’ Alfonso J. Ussía El torero navarro que lidió un toro bravo que se escapó en plena Gran Vía madrileña1970 sería recordado para la posteridad por un torero, S.M. ‘El Viti’, que es un dato que siempre ayuda a ubicar el momento taurino en que han ido naciendo las peñas madrileñas, donde que quizá viva el aficionado más pur. Pero sí, hay que fijarse en la época, todavía en plena dictadura, para darse cuenta del mérito del Club, en una plaza y un país que eran distintos, con otras circunstancias.Muriel se abrió hueco en el mundo del periodismo, y en una entrevista se quedó prendada de un novillero, Pedro Giraldo, que cinco años después sería su marido. Hasta aquí el ciclo fundacional del Club. Una asociación que cuenta con socios de honor como Albert Boadella, Agustín Díaz Yanes, el maestro Luis Francisco Esplá. Fue socio honorífico el pintor genial que tanto hizo por la fiesta, el desaparecido César Palacios. Una lista de lo más granado. Pero el club, que principalmente se mueve por San Lorenzo del Escorial esconde un anecdotario a la altura de las vicisitudes de su creación. Como aquella fiesta campera hispanofrancesa de la que guardan una memoria feliz en el idioma internacional del toro. Andaba, por cierto, un novillero llamado Simón Casas. En este punto, José Ramón Gallego Alarcón, vicepresidente del Club, establece una comparación curiosa de, como hemos citado antes sobre la novedad de este club en un mundo que tenía sus códigos no escritos. Dice Gallego que el trabajo vital de Muriel Feiner se parece mucho al de Clara Campoamor, salvando las distancias- «Ambas femeninas que no feministas». Campoamor luchó «En los años treinta defendió y consiguió el sufragio universal para las mujeres, y Muriel Fenier por los los setenta consiguió y defendió, y con los años consiguió la incorporación de la mujeres en las asociaciones taurinas que no las aceptaban por el clima social de la época».Lo cierto es que este club, frente a otros, es el esfuerzo de un sueño. Muriel refuta que la llamen visionaria aunque lo ha sido a todas luces. El Club Internacional sonríe en la Cervecería Alemana. Cuando la entrevista, aun queda San Isidro; aunque es un lunes sin toros, en el animado almuerzo participa la presidenta del Club Taurino de Nueva York, Lore Monning, en Madrid para gozar de los ‘isidros’. En el sitio donde Hemingway imaginó y erigió toda una mitología taurina, hay ambiente de toros, sugestionado o real.

Leave a Reply

Your email address will not be published.