Durante cuatro noches consecutivas, varias localidades de Irlanda del Norte han sido escenario de disturbios que han puesto en evidencia una profunda fractura social alimentada por tensiones raciales, desinformación y una retórica cada vez más polarizadora. La violencia , que comenzó a principios de semana en Ballymena y se ha extendido a otras ciudades como Portadown y Coleraine, ha generado alarma entre las autoridades, preocupación en las comunidades afectadas y un firme rechazo por parte de múltiples actores sociales y políticos.El epicentro inicial del conflicto se sitúa en Ballymena , donde el desencadenante directo habría sido la protesta tras la denuncia de una presunta agresión sexual contra una menor por parte de dos jóvenes rumanos que fueron detenidos. La reacción pública, inicialmente pacífica, fue rápidamente protagonizada por grupos violentos que convirtieron la manifestación en un episodio de caos urbano. «Esta joven ya ha sido suficientemente traumatizada por el delito del que fue víctima; la violencia posterior ha exacerbado su sufrimiento y el de su familia», afirmó el jefe de la Policía de Irlanda del Norte (PSNI), Jon Boutcher , tras reunirse con los allegados de la menor. El propio Boutcher no dudó en calificar lo ocurrido como «comportamiento criminal absolutamente motivado por el racismo».A medida que la semana avanza, los disturbios se han multiplicado en otras localidades. En Portadown, este jueves, varias personas encapuchadas arrojaron objetos contundentes, fuegos artificiales y hasta barriles de cerveza contra los agentes desplegados. La policía utilizó un cañón de agua y diversos recursos tácticos para dispersar a los participantes, mientras los vecinos, una vez pasada la confrontación, trataban de despejar las calles llenas de escombros. Veintidós agentes resultaron heridos esa noche en Portadown, elevando así a 63 el número total de policías lesionados en lo que va de semana.Noticia Relacionada En Inglaterra estandar Si Conservadores y laboristas esquivan la autocrítica mientras Reform UK capitaliza el descontento Ivannia Salazar | Corresponsal en LondresLa violencia también ha tenido consecuencias directas sobre la población civil. En Coleraine , una familia con tres niños pequeños tuvo que ser evacuada tras el incendio de su vivienda, un hecho que la PSNI está investigando como crimen de odio con motivación racial. En otros puntos, como Belfast , los actos de protesta fueron en su mayoría pacíficos, aunque también se registraron episodios aislados de agresiones y vandalismo, incluyendo el lanzamiento de ladrillos contra viviendas habitadas por personas de otras nacionalidades, especialmente rumanos.Desde diversos sectores institucionales se han alzado voces condenando estos hechos. La directora ejecutiva de la Housing Executive de Irlanda del Norte, la principal autoridad estratégica en materia de vivienda social, Grainia Long , describió la situación como «extraordinaria», señalando que un número sin precedentes de familias han pedido ayuda para abandonar sus hogares por miedo. Según sus declaraciones en la BBC, más de 50 familias han recibido asistencia en los últimos días y 14 han sido reubicadas en alojamientos de emergencia.El ministro de Sanidad, Mike Nesbitt , también intervino públicamente para denunciar el impacto del racismo en el personal sanitario inmigrante. «Sin nuestros colegas de otros países, el sistema de salud colapsaría», señaló, añadiendo que los ataques han hecho que muchos se sientan «aterrorizados y vulnerables».La organización United Against Racism ha convocado una manifestación en Belfast para este sábado con el objetivo de mostrar solidaridad con las comunidades migrantes y rechazar lo que describen como «motines racistas». Ivanka Antova , presidenta del grupo, alertó sobre «el temor extendido entre nuestras comunidades» y pidió a los sindicatos y fuerzas progresistas unirse a la movilización.El discurso político ha reflejado también las tensiones internas de la región. Mientras líderes como Eóin Tennyson, de Alliance Party, subrayaban que «los responsables de esta violencia racista no representan a la mayoría de la comunidad», otros como Timothy Gaston, de Traditional Unionist Voice, atribuían el malestar a «años de preocupaciones ignoradas sobre la inmigración».El propio exlíder del Ulster Unionist Party, Doug Beattie , fue categórico al afirmar que lo sucedido «no se trató sobre proteger a mujeres ni niñas», sino una manifestación de «anarquía y violencia dirigida contra la Policía». La postura de la dirigencia política ha sido, en general, de condena, pero no ha estado exenta de controversia.La ministra principal de Irlanda del Norte, Michelle O’Neill , acusó al ministro de Comunidades, Gordon Lyons, del DUP, de «avivar las tensiones» al publicar en redes sociales detalles sobre el traslado de personas desde Ballymena a Larne , horas antes de que un centro de ocio fuera incendiado en esa localidad. «Es puro racismo, no se puede maquillar de ninguna otra manera», dijo O’Neill.El arzobispo de la Iglesia de Irlanda, John McDowell , lamentó que «el daño causado no es solo material, no puede simplemente barrerse bajo la alfombra». En un comunicado, denunció que «grupos de jóvenes, respaldados por actores invisibles e irresponsables, planificaron y ejecutaron ataques contra la sociedad civil y la democracia».Nigel Farage , líder del partido Reform UK , atribuyó el estallido de violencia a una falta de atención por parte del Gobierno a las advertencias que él mismo ha emitido sobre política migratoria. En declaraciones a la cadena GB News, Farage afirmó que «los disturbios en Ballymena son horribles. Nadie aquí va a justificar en absoluto lo que ha ocurrido. Sin embargo, advertí que esto podía pasar si no se reducían sustancialmente las cifras de inmigración y si se permitía quedarse a quienes han llegado ilegalmente».

Leave a Reply