El itinerario para salir de la precariedad y recuperar la autoestima a través del trabajo en Madrid

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El itinerario para salir de la precariedad y recuperar la autoestima a través del trabajo en Madrid

Antonia tiene 45 años, es de Carabanchel y, hasta no hace mucho, se dedicaba en exclusiva a cuidar de su casa. Un grave problema familiar le empujó a salir a la calle y buscar trabajo aún sin leer ni escribir con soltura. Pero había algo que sabía hacer muy bien: cocinar. De hecho, siempre soñó con ganarse la vida entre fogones y hasta que la vida no le empujó, ella se limitaba a dar de comer a su numerosa prole. «Sabía lo que quería, tenía las ganas y la necesidad, estaba dispuesta a emplearme en lo que fuera. Acudí a los Servicios Sociales, donde me dijeron que no había nada para mí, porque no tenía formación. Así que me presenté en Cáritas y todo cambió». Hoy Antonia es la protagonista de la campaña ‘Empleos que transforman vidas’, fotografiada con su inmaculada chaquetilla y su gorro alto de chef . Trabaja en el cátering Carifood. «Mis hijas están orgullosas de mí y yo me siento súper bien. Guisando se me va la pena».Antonia no cuadra del todo en el perfil medio de quienes acuden a Cáritas para activarse o reactivarse en el mercado laboral madrileño –mujer, de mediana edad, de origen extranjero y con estudios medios–, pero ella ejemplifica aún más el éxito de un proceso individualizado para abrir oportunidades a los más vulnerables: esta entidad de la Iglesia atendió en el último año a 5.382 personas y el 64% de quienes pasaron por sus empresas de inserción han encontrado un empleo digno y estable.Noticia Relacionada estandar Si «Aquí perdí la vergüenza de acudir a un comedor social» Isabel Gutiérrez Rico Entramos en el comedor de San Juan Bautista de la Orden de Malta, en La Ventilla, un espacio de generosidad con la precisión de un reloj suizoEl proceso, como explica Begoña Arias, subdirectora de empleo de Cáritas en San Lázaro (Madrid), parte de un objetivo ambiciosos: implantar la autoestima a quien apenas tiene nada. Un entrenamiento personal para llegar al autoconocimiento «Cada persona tiene una realidad diferente y en nuestro acompañamiento trazamos itinerarios individualizados partiendo de sus capacidades y competencias. ¿Qué sabes hacer, qué quieres hacer?». El itinerario pasa después por la formación en habilidades digitales, elaboración de un CV, búsqueda de oportunidades laborales y preparación para entrevistas y selección de personal. «Otra fase es la formación en el oficio de manera teórica y práctica. Y, por último, la inserción en el mercado laboral, primero en la red de empresas colaboradoras con Cáritas y, más tarde y si así lo quiere, dando el salto al mercado laboral general». Para Laura Rueda, voluntaria formadora, «al final nos convertimos en su persona de referencia. Estamos ahí durante todo el itinerario, pueden contar con nosotros en cualquier momento, incluso una vez que hayan encontrado empleo». Wilfred es un veinteañero venezolano, con apenas tres años de estancia en España. Su empleador es la compañía Arpada, una constructora que tiene, además, cinco residencias para mayores en la Comunidad de Madrid. Wilfred, que es instalador de servicios de seguridad, cuenta que a veces le cuesta creer en su buena suerte: «Soy, como quien dice, un recién aterrizado. Desde el principio me aconsejaron acudir a Cáritas. Yo ya tenía una formación previa y aquí he podido ampliarla siempre con acompañamiento. No me siento solo», explica bajo la atenta mirada de Ignacio Sordo, director de Análisis Estratégicos de Arpada.Wilfred y Antonia, junto al empresario Ignacio Sordo IGNACIO GILEste ejecutivo gaditano define su colaboración con el programa de empleo de la entidad religiosa como «un éxito». «Nosotros somos un grupo familiar de tres generaciones. Somos cerca de mil empleados, 350 de los cuales están dedicados a la construcción. En Cáritas hemos encontrado a profesionales muy bien formados que necesitan oportunidades. Nos gustaría ayudar más. Pero la administración es un caos. El 90% de las personas que se acercan a este programa de empleo son extranjeros en situación irregular. Que haya muchos empleados precarios es porque hay falsos empleadores, falsos empresarios que se están aprovechando de la situación del inmigrante. Cuando veo esas furgonetas en plaza Elíptica cogiendo inmigrantes a cinco euros la hora… Es que eso no se puede permitir».NecesidadesIgnacio Sordo advierte que en el sector de la construcción «hacen falta 700.000 trabajadores en España. Y el 38% de los trabajadores tiene más de 50 años. Jóvenes menores de 30 años sólo hay un 10%. Hay que crear más oportunidades. Nosotros, en Cáritas, hemos encontrado maravillas». Pocos metros más allá, mientras los beneficiados del programa de empleo charlan con voluntarios y empresarios, decenas de hombres y mujeres en situación vulnerable, muchos de ellos muy jóvenes y llegados desde todo Madrid a este rincón de Vallecas, aprenden a hacer una reforma, arreglar un avería eléctrica o manejarse en el mundo digital. Son los alumnos del flamante Campus de Cáritas, su línea de salida de la precariedad.

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