Treinta canciones. Treinta ovaciones. Raphael volvió a pisar las tablas en el emblemático e imponente Teatro Romano de Mérida y lo hizo siendo él, puro Raphael. Con la fuerza de siempre. Con una voz inagotable y un carisma insostenible, demostró ante más de 3.200 fieles , en un teatro lleno hasta la bandera, que está en plena forma y que aquel susto que le llevó al hospital a finales de 2024 queda ya muy lejos. Pasadas las 22.00 horas, con cerca de 30 grados en la capital extremeña y solo seis meses después de atravesar un momento muy delicado de salud, Raphael reapareció . Le apuntaron los focos, levantó la mirada, saludó y Mérida le agasajó con el cariño y la admiración de siempre, a la que el artista respondió, también, como siempre, con un concierto solo a la altura de los más grandes en unos de sus lugares fetiche.La noche abrió su regreso. Los primeros acordes, la primera vez que su voz tocó el micrófono, ya dejaban entrever que, como había prometido, estaba de vuelta con todas las de la ley. A partir de ahí, otros 29 temas. Sin freno. Sin descanso. Empezó tocando la fibra de los emeritenses con algunos de sus grandes clásicos como Yo sigo siendo aquel, que venía a reforzar, con mucho simbolismo, que Raphael sigue siendo Raphael . Noticias relacionadas estandar No Raphael, sobre su linfoma: «Ante algo así no hay que huir, hay que colaborar» Marina Ortiz Cortés estandar No La terapia de Raphael: Natalia Figueroa, descanso en Ibiza, amigos y regreso a los escenarios A.B. BuendíaTambién en el tramo inicial, encadenó otros dos temas enormemente aplaudidos por la parroquia extremeña: ‘Digan lo que digan’ y ‘Mi gran noche’. A partir de ahí, la noche se volvió más cercana, más íntima, más reposadas, con sus temas más profundos y lo mejor de su ultimo disco ‘Ayer…aún’ (2024), el 86° de su carrera. Versiones extraordinariamente interpretadas de clásicos como ‘Je ne regrete rien’, ‘Padam Padam’, ‘Hymn a L’amour’ o ‘La Vie en Rose’, de Édith Piaf.No eran todavía las 23.30 horas, poco más de una hora de concierto, cuando Raphael ya había deleitado a su publico con 20 canciones . En ese momento, tras interpretar con mucho coraje ‘Amor mío’, hizo un mínimo parón, de no más de un minuto, para que el Teatro Romano de Mérida, ese que tan bien conoce y que siempre defiende como un enclave especial, volviese a ponerse de pie para ovacionarle cerradamente.No es la primera vez que Raphael forma parte del cartel del Stone and Music Festival de Mérida, una de las citas clave del panorama musical, no solo en Extremadura , sino en todo el país. Cuenta a su favor con tablas y gradas milenarias, pero hay virtudes más allá del escenario, en la organización, en los detalles y en la calidez del graderío. De los 3.200 que tenían butaca este domingo, había presencia de espectadores de Uruguay, Chile, México, Ecuador o Estados Unidos.Raphael, con su negro característico, acompañado únicamente de detalles perlados en su chaqueta, mostró su buen estado de forma hasta el tramo final del concierto, para el que reservó buena parte de sus mayores éxitos. El silencio sepulcral del Teatro Romano con los primeros acordes de ‘Gracias a la vida’, acompañaron al linarense en la que, a buen seguro, habrá sido una de las interpretaciones más especiales de un tema que, inmediatamente, adquirió un cariz sentimentalista que lo elevó a la máxima potencia.Raphael durante el concierto Stone and Music FestivalCon ‘Estar enamorado’, arrancó los coros de todo el Teatro Romano. Coqueteó con el público. Lo interpeló. Y el público respondió cantando al unísono aquello de «estar enamorado es…», que tan común nos es a todos. Fue otro de los puntos álgidos del concierto, cerca de la medianoche. Le siguieron otros clásicos como ‘Ámame’, con la que volvió a levantar al público con otra cerrada ovación, ‘En carne viva’ o ‘Qué sabe nadie’. Raphael también celebró el 60 aniversario de ‘Yo soy aquel’ . La canción que nació de las manos y el oído de la leyenda Manuel Alejandro en 1965. La canción con la que, un año después, en 1966, nos representó en el Festival de la Canción de Eurovisión, otorgándole el séptimo puesto de una edición que ganó Udo Jürgens para Austria. Ya entrada la medianoche y con los abanicos manteniendo el compás en las gradas -las temperaturas no bajaron de los 25 grados en todo el concierto-, sacó toda su fuerza para interpretar esa gran obra maestra que ha sido la banda sonora de muchas vidas. Su ‘Escándalo’ siempre funciona como traca final. La penúltima. Con Raphael crecido, en su salsa, ágil de voz y de cintura. El Teatro Romano se despojó de su habitual contención para bailar, en el momento en que el linarense también dejó sus pasos sobre las tablas emeritenses. Uno de los momentos de la noche. Con 3.200 personas de pie y a las palmas.El linarense cerró su regreso a los escenarios con ‘Como yo te amo’, que volvió a llenar de intimismo y silencio el recinto. A la mitad del tema con un simple «señoras, señores», en modo de despedida, volvió a levantar al público del Teatro Romano, que armó una ovación -otra más- que se alargó durante minutos hasta que tomó camino del camerino a las 00.20 horas de la madrugada.El concierto de Mérida es el primero de su gira Raphaelisimo, que continuará con tres conciertos en el Teatro de la Zarzuela de Madrid los días 26, 28 y 29 de este mismo mes. En julio, estará en Marbella y Chiclana de la Frontera. Después, hará un parón para regresar en septiembre con conciertos en Elche, Sevilla o Córdoba.Con todo, más de dos horas de concierto y treinta canciones sin descanso. Es, seguramente, la mejor receta para demostrar que a Raphael, al Raphael de siempre, le queda todavía mucha cuerda. Él está en plena forma. Su voz está en plena forma. Y su público está y estará con él, como lo ha estado estos meses difíciles. Prometió que devolvería todo el cariño a base de canciones. Y, desde este domingo, ya lo está haciendo.

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