Rajoy cometió el error de renunciar a un programa político acorde con su arrollador respaldo social; dejó vivas algunas raíces venenosas de Zapatero que explican parte de la fractura nacional que ahora vivimos. Aquel PP pensó que los ciudadanos recompensarían su esfuerzo exclusivo hacia la salvación económica y se equivocó. Feijóo ni siquiera tiene a mano la percha de una crisis financiera, así que ya puede centrarse en la única propuesta política crucial a esta hora y que ayer apareció entre los anuncios del congreso popular: un plan de recuperación democrática y regeneración institucional. Eso es a la vez lo más urgente y lo más importante. Desmontar el tenebroso régimen de Sánchez , para lo que Feijóo debe dar su compromiso y palabra de honor: aceptar a la prensa crítica; garantizar la independencia judicial; frenar los privilegios de la minoría nacionalista; respetar la actividad empresarial y el dinero de los contribuyentes; limpiar de lacayos TVE, el CIS e infinidad de organismos e instituciones públicas y derogar todas las leyes ideológicas que atentan contra la igualdad entre los españoles. Ya está, sólo eso. Necesitamos creer que esta vez el PP cumplirá.
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