La misión casi imposible de dar sombra a la Puerta de Sol

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La misión casi imposible de dar sombra a la Puerta de Sol

Reclamados desde tiempos inmemoriales, los toldos de la Puerta del Sol darán por fin sombra a los viandantes a partir de la próxima semana. La complejidad del proyecto, anunciado en marzo, ha retrasado casi un mes y medio el estreno de las de las 32 telas que permitirán atravesar la cara norte de la plaza, desde la estatua de Mariblanca hasta el Oso y el Madroño a una temperatura menos asfixiante. Estos oasis temporales, sostenidos por unos mástiles anclados a los bancos de granito y las fachadas comerciales, serán desmontados en octubre para que los turistas puedan volver a disfrutar de una estampa de postal del Kilómetro Cero. Los expertos del área de Obras y Equipamientos, que vienen de ejecutar grandes obras como Madrid Río y planear el soterramiento del norte de la Castellana o el Parque Ventas , entre otros, aseguran que pocos proyectos les han dado tantos quebraderos de cabeza como este. Para la delegada del área, Paloma García Romero, también es un alivio poder cerrar el episodio de los toldos: «Ha sido una actuación muy complicada en lo técnico». De hecho, añadió, «será la primera vez que esta plaza cuente con sombras en sus 163 años de historia». Además, subrayó, la Puerta del Sol es un Bien de Interés Cultural, lo que requiere el visto bueno de la Comisión de Patrimonio, que les hizo cambiar uno de los anclajes que iban a los edificios antes de darles por fin la ansiada autorización.La odisea de los toldos se remonta a 2023. En cuanto terminó la reforma de la Puerta del Sol, cuyo diseño original no incluía ninguna sombra, se vio la necesidad de dar cierto alivio térmico a la plaza. «No obstante, era inviable colocar árboles, porque la losa del Metro y Cercanías está muy superficial, apenas hay diez centímetros, y en los macetones con plantas que había antes no crecen ejemplares que puedan dar sombra», explican a ABC técnicos municipales. Aunque había una zona en la que se podían colocar nueve árboles, la Comisión de Patrimonio tumbó esta idea «porque la ubicación de esos árboles no respondía a criterios urbanísticos ni patrimoniales», señalan desde el área. Noticia Relacionada estandar Si La Puerta del Sol tendrá sombra este verano: el Ayuntamiento empieza la instalación de sus toldos de temporada Helena Cortés Estarán colocados en la plaza desde mayo hasta octubre. Después, los retirarán hata el próximo añoLa única posibilidad que quedaban eran los toldos. Ya se instaló un sistema parecido a finales del siglo XIX , con lonas ancladas en los comercios de la zona. El problema de esta solución es que, con los parasoles apoyados en las fachadas, apenas podían conseguir unos dos metros de sombra. Tampoco se podía adoptar la opción de la calle Preciados y del Carmen, donde los cables que sujetan las lonas colocadas de balcón a balcón apenas tienen que salvar unos metros de distancia.«Lograr los 15 metros de las lonas actuales requiere unos anclajes muy potentes, porque la acción del viento es muy fuerte. Entonces surgió el mismo problema que con los árboles: la losa de Metro y Adif nos impedía poner la cimentación de hormigón necesaria. Los parapetos triangulares que vemos en muchas zonas de playa tienen por debajo de cada poste un cubo de acero de un metro por un metro», detallan los técnicos. Los operarios ultiman los trabajos de colocación de los toldos aytoDecidieron entonces recurrir a los bancos de granito, que hubo que vaciar y llenar de hierro y acero para que tuvieran el peso suficiente para asegurar en ellos los mástiles que sostienen las telas sin afectar a las infraestructuras subterráneas. «Calcular la tensión que podía soportar cada cable fue muy complejo, incluso se hicieron simulaciones en túneles de viento. Tuvimos que hacer muchos cálculos y ajustes», admiten los expertos municipales. Dar con la tela adecuada tampoco fue tarea fácil: necesitaban una que fuera ignífuga, resistiese los rayos ultravioleta y fuera a su vez permeable, para que la lluvia no se acumule en ella y genere un peso añadido que tense la estructura. Tampoco facilitó la obra, que ha costado en total 1,5 millones de euros, el hecho de que todo el sistema tuviera que ser temporal y mínimamente invasivo. «El hecho de que los mástiles tengan que ser desmontables también ha complicado toda la operación», subrayan los técnicos municipales. Utilidad frente a estéticaEn algunos comercios de la zona, como la heladería Palazzo, justo debajo del emblemático letrero del Tío Pepe, estaban cansados de ver que en verano todo el mundo pasaba por la acera de la Real Casa de Correos «porque es donde hay más sombra»; mientras, la suya «se quedaba totalmente vacía». Algunos clientes, añaden, no venían a la tienda porque les supone una experiencia soporífera tener que cruzar la plaza entera en las horas en que el sol está en su punto más álgido: «Estamos deseando que pongan ya los toldos para que la gente se divida. La estética nos da igual».Esta es una opinión compartida por los curiosos que se paraban ayer unos minutos a ver los remates del montaje que se desarrollan estos días: «Mientras se pueda andar y no dé el sol, el aspecto es lo de menos», valoraban. Otros comerciantes se quejaban de las obras que se suceden en un espacio tan emblemático, aunque la delegada del área de Obras prometió que este año ya no tocarán más la Puerta del Sol. A excepción, eso sí, de los trabajos de desmontaje de los toldos, para los que ya están tramitando un contrato plurianual de mantenimiento. Ese será el cierre definitivo de este largo y complicado viaje.

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