Entre salidas de emergencias, camiones y trajes ignífugos, un grupo de bomberos del Ayuntamiento de Madrid construye su historia olímpica. En el parque número 8, reciben a ABC seis de los 16 profesionales que han encontrado una segunda vocación que los impulsa más allá del servicio diario: los Juegos Mundiales de Polícias y Bomberos, que este año se celebran en Birmingham, Alabama (Estados Unidos).Este evento internacional reúne cada dos años a más 8.000 agentes de policía y bomberos —activos o retirados— de todo el mundo. Más allá de las medallas, el objetivo es compartir, competir y representar con orgullo a sus respectivos Cuerpos. Las pruebas, divididas en disciplinas olímpicas y otras diseñadas específicamente para cada unidad, convierten esta cita en algo único. «Existen dos pruebas reina para los bomberos: el competidor más duro vivo y la carrera vertical», explicó José Antonio Gómez, suboficial del servicio madrileño. Aunque, hay muchos compañeros que se dedican a otras especialidades, como el crossfit», agrega. Noticia Relacionada Madrid estandar No Un opositor trans logra plaza de bombero tras registrarse como mujer y avanzar cien puestos Carlos Hidalgo El Ayuntamiento de la capital va a investigar si el aspirante, que afirma su cambio de género sin haberse sometido a una reasignación de sexo, ha actuado conforme a la ley o se trata de un fraudeEntre todas las pruebas, hay una que destaca por su dureza y espectacularidad: Toughest Competitor Alive (TCA), traducido literalmente como «el competidor más duro vivo». Esta modalidad agrupa ocho pruebas en un solo día: 100 metros lisos, cinco kilómetros de carrera, lanzamiento de peso, natación, cuerda, ‘press’ de banca, dominadas y una exigente pista de obstáculos.«Es brutal pero muy completa. Hay que prepararse durante meses si quieres llegar bien físicamente y no lesionarte», explica el suboficial del Cuerpo madrileño, que lleva catorce participaciones en estos juegos. Este año, la ilusión es doble para él: Marcos Gómez, su hijo, también forma parte de la competición. Lleva en el servicio desde 2023, pero su vínculo con el mundo de los bomberos viene desde pequeño, cuando solía acompañar a su padre a las anteriores ediciones de los Juegos. Ese contacto directo despertó en él una vocación temprana y un profundo respeto por la profesión. «Estoy muy ilusionado. Me apetece vivirlo desde esta cara», cuenta el benjamín. Prepararse para este tipo de pruebas implica un entrenamiento que dura cerca de nueve meses. «En el TCA es donde realmente se pone a prueba el trabajo que hacemos a diario. Es una prueba muy ‘bomberil’», confirma David Martínez, jefe de grupo en el Parque 9, que no se pierde una edición desde 2011. Un bombero en la prueba de la torre Tania Sieira«Para esta prueba, trabajamos resistencia, fuerza y velocidad. La clave está en no rendirse, en mantener el ritmo hasta la última prueba», añade Álvaro Martínez, otro bombero, de 33 años, que compite en el TCA por segundo año consecutivo. Cada uno de los participantes tiene su enfoque, pero comparten la misma motivación: superarse. Juan Miguel Gil se ha especializado en la prueba de la torre —subida de escaleras— desde 2005 y se ha posicionado como campeón mundial. En esta competición, los participantes deben subir 38 pisos en el menor tiempo posible. Existen dos modalidades: una deportiva, con ropa ligera, y otra especial para bomberos, donde se sube con todo el equipo de protección, que pesa alrededor de 22 kilos, y se utiliza la máscara de oxígeno. «Es puro cardio, trabajo de montaña, bicicleta, mucha escalera… Y todo, con 25 kilos de equipo encima», comenta el vigente campeón de la prueba. Orgullo y legado La experiencia va mucho más allá del deporte. Para muchos bomberos, participar en estos juegos es una forma de mantener la forma física, la motivación y el sentido de pertenencia. Es una oportunidad para seguir conectando con su vocación, incluso más allá del día a día profesional. Carlos García Gómez, bombero jubilado, ha estado en estos Juegos desde 2003, cuando se celebraron por primera vez en Barcelona. Para él, ha sido una forma de seguir vinculado al Cuerpo y de mantener vivo el espíritu de servicio que siempre lo ha caracterizado. A pesar de que el coste del viaje y la estancia corre por cuenta propia, los participantes coinciden en que merece la pena. Sin embargo, esta inversión se ve recompensada con la experiencia, la posibilidad de conocer nuevas ciudades y el orgullo de representar a España y a su Cuerpo de Bomberos. Estas olimpiadas no solo reúnen distintas generaciones, también se convierten en un espacio para el recuerdo y el homenaje . Julián de la Paz, bombero del ayuntamiento, participa con una dedicatoria especial a su compañero Esteban Ayas, que falleció el pasado marzo. Un gesto que evidencia el fuerte lazo que une a quienes comparten esta vocación. En definitiva, los juegos no solo ponen a prueba la resistencia física o la destreza profesional. Representan un espacio donde se celebran valores fundamentales como el compromiso, la hermandad, el sentimiento de comunidad y la pasión por una profesión que trasciende fronteras. Es, en muchos sentidos, una forma de seguir creciendo, no solo como bomberos, sino también como personas, dentro y fuera del servicio.

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