Adorno posteriormente rectificó su frase de que después de Auschwitz escribir poesía sería un acto de barbarie. Afirmó que si el mundo había sobrevivido a su propia defunción «necesitaba su arte a modo de crónica inconsciente». Y así la música clásica compuesta por algunos de los más grandes compositores europeos vivos, sirvió como testigo de la historia y memoria del terror. Este magnífico ensayo se centra en el papel de la música fundamentalmente durante las dos guerras mundiales. De una manera general y otra particular. Especial dedicación tienen los compositores Arnold Schönberg, Richard Strauss, Benjamin Britten y Dimitri Shostakóvich. ENSAYO ‘El eco del tiempo’ Autor Jeremy Eichler Editorial Paidós Año 2024 Páginas 432 Precio 28 euros 5Todos ellos inspirados en la guerra escribieron estas obras maestras. Schönberg, ‘Un superviviente de Varsovia’. Strauss, ‘Metamorfosis’. Benjamin Britten, ‘Réquiem de guerra’. Y, por último, Shostakóvich, ‘Babi Yar’. Todos ellos se admiraban, amaban a la música alemana, tenían relaciones entre sí, y sufrieron la represión (excepto Strauss) del nazismo y del estalinismo.Strauss es, de entre todos ellos, el músico más contradictorio. Permaneció en Alemania durante el nazismo, colaboró con su política cultural, pero a la vez se negó a respaldar el odio racial y no firmó los decretos de expulsión de los miembros judíos de la Cámara de Música del Reich de la que era el director. Fue obligado a dimitir y el peligro sobre su vida se agravó al confiscarle una carta a su gran amigo y colaborador, Zweig, donde se metía con sus benefactores. Strauss le escribió una misiva a Hitler de disculpa que este nunca contestó. Logró salvar de la muerte a su nuera judía y a sus nietos. Aunque a Strauss no le gustaba el progreso musical, ni la atonalidad, sin embargo, fue una de las personas que más ayudó a Schönberg. Muchas fueron sus polémicas con Mahler. Contraviniendo la orden de no representar ni interpretar obras en las que hubiera presencia judía, en la ópera de Dresde estrenó, ‘La mujer silenciosa’, con libreto de Zweig. Hitler y Goebbels al enterarse en pleno vuelo camino del estreno, se dieron la vuelta . Nunca perteneció al partido, ni apoyó sus políticas, pero se dejó adular y utilizar su imagen. ‘Metamorfosis’ (1944), es una elegía a la destruida cultura alemana. La escribió después del bombardeo aliado de las óperas de Múnich, Dresde y Viena. El estreno tuvo lugar en Zúrich en 1946. Al final de la guerra se fue a Suiza pendiente de su desnazificación. Tuvo el apoyo de una gran cantidad de compañeros, entre ellos, Schönberg.Strauss es el más contradictorio. Permaneció en Alemania durante el nazismo’Un superviviente de Varsovia’ (Los Ángeles, 1947), es la obra de Schönberg sobre el Holocausto y la Shoá. Para Adorno esta obra era el máximo exponente de la música conmemorativa de la posguerra. El ‘Guernica’ de la música. Se estrenó en el gimnasio universitario de Alburquerque (Nuevo México) con la participación de un coro de vaqueros. Sirvió para concienciar a los norteamericanos sobre el Holocausto. Fue en 1948. No pudo asistir por enfermedad. Tuvo una gran respuesta de la crítica. El músico judío alemán creía en esa colaboración cultural, pero no solo el nazismo la rechazó, sino también el sionismo. Schöberg fue profesor de Alban Berg y Anton Webern. En 1921 creó el método de composición dodecafónica. Quiso reunirse con Einstein para debatir sobre el futuro de un estado judío. ‘Moisés y Aaron’ fue el primer monumento de su estilo musical. Quedó inconclusa cuando murió en 1951. Convertido al catolicismo, regresó al judaísmo en su exilio de Francia. ‘Un superviviente en Varsovia’ dura exactamente siete minutos. Técnica dodecafónica, recitado y canto . Luigi Nono, yerno del autor, dijo que esta obra era en realidad el tercer acto de ‘Moises y Aaron’. En California compartió el exilio con Mann, Adorno, Horkheimer, Brecht, Reinhardt, Stravisnki, Rájmáninof o Alma Mahler. Yace en el Cementerio Central de Viena junto a Beethoven, Schubert, Brahms, Gluk y Johann Strauss.Shostakóvich escribió ‘Baby Yar’ (1962), al enterarse de la matanza de judíos, más de treinta mil, en este barranco de Ucrania a las afueras de Kiev Shostakóvich escribió ‘Baby Yar’ (1962), al enterarse de la matanza de judíos, más de treinta mil, en este barranco de Ucrania a las afueras de Kiev. Durante dos días fueron exterminados por los nazis. En la Sinfonía 14, dedicada a Britten, hay canciones basadas en poemas de Lorca, Rilke, Apollinaire y otros . Fue perseguido por el régimen soviético y declarado contrario a las ideas del realismo socialista. Pero sobrevivió. En medio del cerco del ejército alemán a Leningrado, estrenó su séptima sinfonía. El gobierno reclutó a todos los músicos que estaban en el frente para componer la orquesta que tocó con grandes altavoces para que lo escucharan los alemanes. ‘Baby Yar’, fue el primer movimiento de la sinfonía número 13 con poemas de un jovencísimo Evtuchenko. El ‘Réquiem de guerra’ de Benjamín Britten fue escrito con motivo de la destrucción de la ciudad de Coventry (1940) y su majestuosa catedral. Es una proclama pacifista, lo que él era. Intercala versos de Wilfred Owen un poeta joven muerto en la Primera Guerra Mundial. Se estrenó en mayo de 1962 en las ruinas de la reconstruída catedral. Las ruínas teológicas. Britten, a pesar de su agnosticismo, eligió la música sagrada, la misa de difuntos , tratando de expresar la compasión y el perdón. Había nacido en 1913 en la ciudad costera de Lowestoft y vivió toda su vida no lejos de allí en la ciudad de Aldeburgh, donde está enterrado. Fuera del redilToda su vida la pasó con el tenor Peter Pears. Este último escribió: «Somos al fin y al cabo maricas, de izquierdas y palomas, y eso basta para que nos sitúen, o nos situemos, fuera del redil, por si no bastara con ser además artistas». Britten y Shostakóvich mantuvieron una gran amistad y colaboración, y uno y otro se visitaron en sus respectivos lugares de residencia. Sí la música también se levantó en ‘armas’ contra los totalitarismos. Y aún hoy en día podría seguir manteniéndose contra los que parecen resurgir.
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