Una reforma judicial que propone someter a jueces, magistrados y ministros de la Corte Suprema al voto popular se ha convertido en el elemento de mayor tensión en la transición mexicana. Andrés Manuel López Obrador promueve ese nuevo esquema, que no tiene el aval absoluto de Claudia Sheinbaum . Fue uno de los temas que ambos conversaron este martes, cuando sostuvieron su primer encuentro en el Palacio Nacional con vistas a iniciar la transición.El presidente comenzó a hablar de la reforma judicial desde el lunes que siguió a las elecciones presidenciales en las que Sheinbaum arrasó . Esto generó alta volatilidad en los mercados: el peso se depreció frente al dólar, cayeron las acciones de las empresas mexicanas y se comenzó a instalar la percepción de que el país podría perder su grado de inversión.Mientras desde Palacio Nacional insistían con esta reforma, Sheinbaum y su futuro canciller, Juan Ramón De la Fuente, exrector de la UNAM y que viene de ser embajador en Naciones Unidas, organizaron llamadas con inversores para llevar tranquilidad a los mercados y afirmar que la futura presidente tendrá un manejo racional de la economía y que se respetarán todos los compromisos.Noticia Relacionada estandar Si México necesita 100.000 soldados para blindar su frontera sur Milton Merlo | Ciudad de MéxicoPara el público inversor, la reforma judicial es tóxica porque ante el poder hegemónico que tendrá el gobierno, los tribunales son la última instancia que pueden torcer decisiones arbitrarias.Fuentes del equipo de transición dijeron a ABC que Sheinbaum no cree en las elecciones de jueces por voto popular, pero que buscaría reformular los mecanismos de elección para asegurar que lleguen al cargo los más calificados.Este mensaje ya habría llegado a los ministros de la Corte Suprema, quienes, a las pocas horas de la elección del 2 de junio, felicitaron en pleno a la futura mandataria sin esperar siquiera que esta tuviera la constancia de su triunfo otorgado por el regulador electoral.Complicación logísticaCerca de Sheinbaum agregan otro dato no menor: la última elección tuvo un costo de 8.802 millones de pesos (aproximadamente 440 millones de euros). Se eligieron 629 cargos federales. La elección de los jueces debería cubrir 1.688 cargos, o sea, sería un proceso muy caro para una economía que da señales de desaceleración.El martes, después de una reunión de dos horas a solas, Sheinbaum dijo que impulsará una serie de consultas respecto a la reforma judicial. López Obrador jugó en sintonía y agregó que no precipitará el tratamiento de esas leyes en el Congreso, donde su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), tendrá amplia mayoría.El conflicto de López Obrador con los tribunales tiene un costado retórico, al describir al Poder Judicial como aristocrático, endogámico y poco austero. Pero también esconde una motivación atada a la política de seguridad: el presidente entiende que los jueces son corruptos y que dejan en libertad a sospechosos luego de cuantiosos sobornos que nunca son investigados por el organismo que debe supervisar a los jueces.La justicia en México está muy desprestigiada en la base de la sociedad y es muy fuerte la noción de que la única manera de lograr resoluciones favorables es pagando sobornos.López Obrador además está muy enfrentado a la titular de la Corte Suprema, Norma Piña, una ministra que llegó al cargo propuesta por el último presidente del PRI, Enrique Peña Nieto. Otra diferencia con el poder que viene: Sheinbaum nunca atacó, durante la campaña presidencial, a Piña.La reforma judicial es, por estos días, el tema que pone a prueba hasta qué punto Sheinbaum podrá tomar distancia de López Obrador, que de momento da señales de querer gobernar plenamente hasta su último día, el próximo 1 de octubre.
Leave a Reply