Se acerca el mes de julio. Miles de familias charlan a la salida de los colegios y en los grupos de wahstApp. «¿Qué vais a hacer estas vacaciones con los niños? Yo les llevo a un campamento de verano una semana », reconocen algunas madres en busca de complicidad de otras madres que hayan decidido lo mismo para compartir dudas, temores…Julio Martínez, presidente de Aneacamp (Asociación Nacional de Empresas de Actividades y Campamentos) , asegura que esta escena que se repite cada año es, en parte, normal. «Los padres se ponen más nerviosos que los niños, que suelen estar encantados de ir a los campamentos. Lógicamente, hay que entender que estamos hablando de sus mayores tesoros , los reyes de la casa, que de repente se van a un lugar donde no van a estar ellos. La duda es: «¿Me lo van a cuidar bien? ¿Le van a dar de comer bien? ¿No va a tener ningún problema? Y, si lo tiene, ¿se lo van a solucionar?». Pues por supuesto, claro que sí. Estamos hablando de empresas muy preparadas y con gente experimentada.¿A qué edad empiezan a pernoctar en campamentos? ¿Sobre los 7 años? Sí, lo tradicional es que sea a partir de siete años, aunque yo personalmente he recibido niños más pequeños, desde cinco años. Noticias relacionadas estandar No «El presidente, que no comió ayer a las 5, olvida que un millón de niños pasan hambre cada día en España» Laura Peraita estandar No La respuesta de un maestro al alumno que pregunta: «¿Para qué hago un resumen del libro si me lo hace la IA?» Laura Peraita¿Cuándo puede tener la seguridad un padre de que su hijo está preparado para ir a un campamento? ¿Depende de la edad, de las habilidades, desarrollo del pequeño…?No hay una edad exacta. Se trata más de habilidades de desarrollo. Hay padres que saben que su hijo de siete u ocho años ya tiene cierta autonomía, y hay otros con hijos de 13 o 14 que todavía no los ven preparados. Cada casa es un mundo. Lo importante es que el niño sea responsable de sus cosas, su aseo, su orden… ¿Qué deben tener claro las familias a la hora de apuntar a su hijo a un campamento?Lo principal es entender que el sector del ocio educativo y los campamentos está para ayudar. Trabajamos para una formación integral del niño, para su crecimiento personal. No solo estamos para cuidarles mientras los padres van a la oficina, también trabajamos con ellos en muchos aspectos emocionales y sociales.¿Apunta la mayoría de los padres a sus hijos para poder conciliar?Sí, en un porcentaje muy alto. Es una necesidad para poder trabajar durante el verano. Muchos recurren también a los abuelos, pero no todos pueden. Y nosotros decimos: «¡Dejad a los abuelos disfrutar de su verano también, que tienen derecho».¿Cómo pueden asegurarse los progenitores de que sus hijos van a un campamento seguro?Trabajamos con menores. Los padres deben asegurarse de que el campamento esté gestionado por una empresa legalmente constituida. Estas empresas deben tener permisos, ser supervisadas por las Direcciones Generales de Juventud y cumplir con inspecciones de sanidad.¿Qué documentación pueden pedir?Pueden pedir el registro legal de la empresa, los permisos para realizar la actividad, y saber que los monitores tienen titulación y certificado de ausencia de delitos sexuales. Eso da garantías.Sí, porque muchos padres tienen miedo de abusos o maltratos. ¿Cómo lo vigiláis? Hay controles estrictos. Por ejemplo, los monitores no pueden dormir con los niños. En los baños y duchas siempre hay dos monitores pendientes de que todo funciona en orden. No obstante, hay que tener en cuenta que el 65% de los casos de abuso a menores se dan en entornos familiares o conocidos, y solo el 10% en entornos profesionales. Nosotros estamos muy vigilados. ¿Y el uso de móviles? Muchos padres esperan que sus hijos se desconecten…Una de nuestras bazas es que los ‘despantallamos’. Intentamos que dejen las pantallas durante ese periodo. Algunos traen el móvil, pero lo custodiamos y sólo lo usamos para que hablen con sus padres. El primer día lo echan mucho de menos, pero al segundo o tercer día ya no tanto. Y en muchos casos, al volver a casa siguen sin usarlo tantas horas como lo hacían antes de ir al campamento.Pero claro, eso hay que continuarlo en casa… Los padres deben contribuir a mantener límites. Exacto. Si luego vuelven a casa y les dan el móvil para que «no molesten», se pierde el trabajo hecho. Si se continúa en casa, los resultados son fantásticos.familia_2022¿Qué otros cambios notáis en los niños tras el campamento?Principalmente, mayor independencia. Nos llaman los padres diciendo que su hijo ahora resuelve cosas por sí mismo. Están solos, sin papá y mamá, y tienen que resolver sus propios problemas. Empiezan a hacer su cama, a mantener sus cosas recogidas, a convivir, a colaborar, a esperar su turno… dejan de ser el centro de atención. Y ahí empieza un gran aprendizaje. Despiertan habilidades dormidas.Entonces, no solo van a pasarlo bien, también aprenden a ser ‘personitas’ desde pequeños. Eso es. Nosotros educamos en el ocio, divirtiéndonos. Hay estudios que demuestran que cuando uno se divierte, se aprende mejor.MÁS INFORMACIÓN noticia No Los mensajes erróneos que das a tu hijo cuando saca malas notas… ¡o buenas! noticia No La tierna historia de Agustín (50 años); si se porta bien tiene permiso para visitar a su madre noticia Si Final de curso: emociones a flor de pielPara terminar, ¿algún consejo para los padres que están preparando la maleta?Sí, que hagan la maleta con ellos. Que el niño sepa dónde están sus cosas. Si la hace el padre o la madre sólo, luego el niño no encuentra nada. Y, sobre todo, que confíen. Este es un sector muy profesional, muy controlado, y trabajamos mucho por los niños y también por los padres.

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