En las horas previas al ataque de Estados Unidos contra las instalaciones nucleares de Irán, el Pentágono activó una enrome red logística de gran escala con el despliegue repentino de al menos 30 aviones cisterna KC-135 y KC-46 en la base aérea de Morón (Sevilla) y otros destinos europeos, que ponen de relieve el rol que las bases de EE.UU. en el exterior tuvieron en esta operación.Desde el domingo, llegaron al menos 14 de esos aviones cisterna KC-135 y KC-46 a Morón, con un total de 16 o 17 aparatos estacionados allí, según los movimientos registrados en sistemas de seguimiento de tráfico aéreo. Solo en 24 horas, se contabilizaron seis nuevas llegadas y cuatro salidas. Según registros abiertos de rastreo aéreo, y sin confirmación oficial aun del Pentágono, el tránsito de aviones cisterna hacia Morón sugiere que la base ha jugado un papel logístico en la operación.Hubo un vuelo de bombarderos B-2 al oeste hacia Guam, una maniobra de distracción, mientras el verdadero paquete de B-2 para el ataque cruzaba el Atlántico y repostaba al menos dos veces: al oeste de la base de Morón y luego al este de la bahía de Souda, antes de entrar en Irán para ejecutar los bombardeos. El KC-135 Stratotanker y el KC-46 Pegasus son aviones cisterna de la Fuerza Aérea de EE.UU., diseñados para reabastecer de combustible a otras aeronaves en pleno vuelo. Su función principal es extender el alcance y la autonomía de aviones de combate y bombarderos, permitiendo operaciones de largo alcance sin necesidad de aterrizar. Por el estrecho de GibraltarEl trayecto de los bombarderos B-2 revelado por el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Dan Caine, el domingo, muestra que pasaron por el estrecho de Gibraltar tras recorrer el Atlántico, y se mantuvieron en el Mediterráneo para entrar en Asia Menor por Israel y Jordania hasta atacar Irán. Los cazas que atacaron Irán con bombas antibunker partieron de EE.UU. y no tocaron suelo extranjero.Dado que la operación dependía en parte de apoyo posible en bases en países aliados en la OTAN, entre ellos España, esto puede explicar en parte la falta de crítica directa al Gobierno español por parte de Donald Trump cuando el viernes se le preguntó por la decisión anunciada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de no comprometer el 5% del PIB a defensa, como espera tanto el presidente de EE.UU. como el secretario general de la Alianza, Marek Rutte. «España tendrá que pagar lo mismo que los demás», se limitó a decir entonces.El sábado, EE.UU. desplegó una fuerza aérea y naval sin precedentes para ejecutar la operación Martillo de Medianoche con el objetivo de inutilizar las instalaciones nucleares subterráneas de Irán en Fordo, Natanz e Isfahan. El núcleo del ataque lo formaron los siete bombarderos B-2 Spirit, que despegaron desde Misuri y recorrieron más de 18.000 kilómetros en una misión directa de 37 horas. Cada uno transportaba dos bombas GBU-57A/B, capaces de perforar hasta 18 metros de hormigón armado.En apoyo a los bombarderos y misiles, se desplegaron quince cazas F-35A y otros quince F/A-18E/F Super Hornet con funciones de escolta, inteligencia y ataque de precisión. Además, varios EA-18G Growler se encargaron de bloquear radares y sistemas de defensa aérea mediante interferencia electromagnética.Gran red de reabastecimientoLa operación fue posible gracias a esa amplia red de reabastecimiento en vuelo, con docenas de aviones cisterna KC-135 y KC-46 distribuidos entre las bases en España, Alemania, Italia y Grecia. Cada pieza, desde los bombarderos furtivos hasta los sistemas de guerra electrónica, se integró en una gran red de ataque que mostró el alcance y la capacidad de proyección de poder de EE.UU., sin necesidad de pisar suelo extranjero, pero recibiendo apoyo de repostaje.Pocas horas después del inicio de la operación, salieron de la base de Langley, en Virginia, varios F-22 Raptor con destino al golfo Pérsico. Casi al mismo tiempo, desde la base británica de RAF Lakenheath, despegaron cazas F-35, en un despliegue coordinado que contó con apoyo de aviones cisterna KC-135 de la base española de Morón, según dijeron fuentes militares a The Aviationist. El KC-135, que salió de Morón según esas fuentes, es un modelo veterano, en servicio desde la década de 1950, mientras que el KC-46 es su sucesor moderno, con mayor capacidad, tecnología avanzada y adaptado a los requerimientos actuales de guerra electrónica y comunicaciones. Ambos son piezas clave para el despliegue rápido y sostenido de fuerzas aéreas en zonas de conflicto como Oriente Próximo.Morón, clave en la operaciónEstas aeronaves despegaron desde bases en EE.UU. la noche del 15 al 16 de junio, cruzaron el Atlántico y comenzaron a aterrizar en bases clave europeas, incluidas las dos españolas de Rota y Morón de la Frontera. También se registraron llegadas en Ramstein (Alemania), Aviano (Italia) y Prestwick (Reino Unido). El movimiento, detectado por rastreadores de vuelo civiles, no incluyó en ese momento aviones de combate, lo que indica que se trató de una maniobra de posicionamiento logístico. Los aviones cisterna son esenciales para las operaciones de largo alcance, especialmente para misiones como la que ejecutaron los bombarderos B-2 contra Irán.Las bases de uso compartido en España son instalaciones militares bajo soberanía española que operan en colaboración con EE.UU. en virtud de acuerdos bilaterales de defensa. En ellas, las Fuerzas Armadas españolas mantienen el control formal y la presencia permanente, mientras que el Ejército estadounidense puede desplegar personal, aeronaves y medios logísticos de forma rotatoria o permanente. Morón es clave para el despliegue de cazas, bombarderos estratégicos y aviones cisterna, y se ha utilizado como plataforma logística hacia África y Oriente Medio. La base de Rota, por su parte, alberga destructores de la clase Arleigh Burke integrados en el escudo antimisiles de la OTAN, y sirve de punto estratégico para operaciones navales en el Mediterráneo y el Atlántico.

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