Un total de 29 moderadores de contenido de Facebook e Instagram en Barcelona se querellan contra Meta

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Un total de 29 moderadores de contenido de Facebook e Instagram en Barcelona se querellan contra Meta

Un total de 29 moderadores de contenido de Facebook , Messenger e Instagram en Barcelona han presentado este miércoles una querella contra la matriz de estas redes, Meta, y su subcontrata en la capital catalana, CCC Barcelona Digital Services (miembro del grupo TELUS), por los daños mentales que les provocó la visualización de contenidos violentos.Así lo refleja la querella avanzada por ‘La Vanguardia’ y que ha sido presentada por el abogado Francesc Feliu Pamplona, en la que se acusa a ambas empresas de un delito continuado contra los derechos de los trabajadores, otro de lesiones graves por imprudencia grave y otro contra la integridad moral .La querella se dirige contra el director general, el gerente de operaciones y la responsable de Recursos Humanos en CCC y contra ambas mercantiles , pues, si bien los moderadores estaban contratados por la primera, era Meta quien establecía las exigencias de productividad y calidad.Noticia Relacionada estandar No WhatsApp pone fecha a la llegada de los anuncios en su plataforma Meta, la empresa matriz, ha comunicado a la Comisión de Protección de Datos de Irlanda cuándo se implementará la publicidad para los usuarios europeosLa querella sostiene que los moderadores de contenido padecieron unas « condiciones laborales absolutamente inhumanas, indecentes , así como un ritmo de trabajo totalmente inaguantables para cualquier ser humano«.Tanto Meta como CCC, prosigue, sabían con carácter previo a la contratación de los moderadores que muchos de ellos e nfermarían «con graves patologías psíquicas» y que, aún así, no se les informó de las imágenes que tendrían que visionar ni se implementaron medidas para protegerlos.Contenidos violentosLos querellantes comenzaron a trabajar para CCC entre 2018 y 2022, y la empresa omitió de forma «expresa» en las entrevistas que tendrían que visionar vídeos sumamente violentos y gráficos durante toda su jornada laboral.La querella mantiene que no se les hizo una prueba de resiliencia ni se les preguntó por sus antecedentes, sino que se limitó a comprobar el nivel de su idioma en el mercado de referencia para el que trabajarían (francés, italiano, portugués, español, etc.) e inglés, el idioma de uso interno de la empresa.Una vez contratados, tampoco recibieron formación alguna en materia de prevención de riesgos laborales ni sobre el riesgo psicosocial asociado a la exposición de estos contenidos. Tampoco se les facilitó información sobre el daño sobre la salud mental.Sí recibieron un ‘training’ en el que se les explicaron las políticas de moderación, pero durante estas sesiones no se enseñaron imágenes para ejemplificar el tipo de contenidos que revisarían, por lo que «tampoco se entrenaba el moderador a reaccionar frente a contenido que realmente iba a moderar, siendo aún más impactante la exposición repentina e inesperada».Una vez en sus puestos de trabajo, los moderadores tuvieron que visualizar asesinatos, decapitaciones, descuartizamientos, violaciones, zoofilia, pornografía infantil, pedofilia, abusos a menores, desmembramientos, suicidios en directo, torturas y terrorismo.Lo hacían en jornadas de 8 horas durante las cuales solo podían descansar 5 minutos por hora , de forma que «no podían ausentarse bajo ningún concepto de la silla» durante los 55 minutos restantes, en los que visualizaban todo tipo de contenido sensible y perturbador.El tiempo de descanso era insuficiente , según los querellantes, para salir de la oficina a tomar el aire y tampoco cabía la posibilidad de pedir tiempo extra tras visualizar un contenido que les hubiese «impactado profundamente».Además, señalan que la empresa los «obligaba» a visualizar los contenidos en toda su extensión; que, aunque la carga empezó siendo de 100 vídeos por día, se elevó hasta los 800 y que se les impuso un tiempo máximo de 30 segundos a un minuto para categorizar el contenido.A esto se sumaban las «estrictas exigencias de productividad» ejerciendo presión para que alcanzaran un alto rendimiento.Yoga y mandalasA partir de 2018 la empresa CCC incorporó un servicio de ‘Wellness’ «absolutamente deficiente» , pues las personas que impartían las sesiones no eran psicólogos o psiquiatras clínicos y las actividades se traducían en hacer yoga o colorear mandalas.No fue hasta 2023 cuando se implementó un protocolo de derivación al Área de Vigilancia de Salud Laboral de aquellos trabajadores con ideaciones autolíticas o daños a terceros para que se les practicase un reconocimiento médico.Destacan que tanto CCC como Meta eran «plenamente conscientes» del estado de salud de sus trabajadores por la alta tasa de absentismo y bajas laborales, pero que no adoptaron medidas internas.Como consecuencia, los trabajadores desarrollaron síntomas de ansiedad, ataques de pánico, nerviosismo, vómitos, taquicardia, mareos con desvanecimiento, dolor torácico, pesadillas, trastorno del sueño, desesperanza, ideas de muerte y efectos negativos sobre la cognición y el estado de ánimo.En concreto, varios de los querellantes fueron diagnosticados con trastorno de estrés postraumático, trastorno depresivo mayor, ansiedad, ideación autolítica o de suicidio , ataques de pánico y migrañas.Por todo ello, cada uno de los 29 querellantes solicitan 150.000 euros de indemnización por los daños morales y psíquicos causados como consecuencia de haber desarrollado graves secuelas crónicas, permanentes e irreversibles.

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