Teresa Ribera da ayudas en Europa a las nucleares, que persiguió en España

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Teresa Ribera da ayudas en Europa a las nucleares, que persiguió en España

La hoy vicepresidenta ejecutiva para una Transición Limpia, Justa y Competitiva en la Comisión Europea, Teresa Ribera, ha vuelto esta semana a caer en contradicción , en su renovado afán por llevarse a sí misma la contraria. La exministra de Transición Ecológica sigue apoyando abiertamente desde su nueva posición en el organismo europeo a la industria nuclear en el Viejo continente mientras que en España apostaba por el cierre de estas mismas empresas energéticas, a las que persiguió hasta que prácticamente puso rumbo a Europa, en noviembre del año pasado. «No son energía verdes ni sostenibles», reiteraba una y otra vez.En el documento oficial «Marco de ayudas estatales para el pacto industrial limpio» , al que ha tenido acceso ABC, y que ha sido presentado estos días en Bruselas en su versión definitiva en la reunión del Colegio de Comisarios, se incluyen aspectos muy relevantes del marco de ayudas estatales para el pacto industrial limpio entre los países de la Unión que desvelan ese apoyo a las nucleares de la exministra. Noticia Relacionada EDITORIAL opinion No La doble cara de Ribera frente a la energía nuclear Editorial Mientras fue ministra para la Transición Ecológica demonizó la energía nuclear y una vez que ha aterrizado en la Comisión abandera las ayudas a los países la industria nuclearDe esta forma, Bruselas permitirá que los Estados miembro puedan ayudar a los países a construir nuevas centrales nucleares o los famosos pequeños reactores modulares (SMR) por los que están apostando la mayoría de países europeos. Ahora bien, el único país que sigue empeñado en abandonar la tecnología nuclear es precisamente España que mantiene a día de hoy su calendario de cierre nuclear a la espera de que se puedan producir acontecimientos que cambien el signo de ese acuerdo entre las eléctricas y el Estado español.Fuentes europeas consultadas por este periódico explican que Teresa Ribera, como responsable directa de las reglas de competencia entre las que están las ayudas de Estado incluidas en dicho documento «ha propuesto ayudas al precio de la electricidad para garantizar la competitividad de la industria y culminar su apertura nuclear apoyando que los Estados miembros la financien».Energía electrointensivaEl documento presentado en la reunión del Colegio de Comisarios del pasado miércoles, incluye en el mismo paquete una serie de ayudas para las industrias electrointensivas, con el fin de evitar que pierdan competitividad y de incentivar su electrificación. Para ello, la Comisión ha fijado «reglas que autorizan subsidios temporales al precio de la electricidad para aquellos sectores que son grandes consumidores de electricidad» y que están «particularmente expuestos a competencia internacional». Estas ayudas –continúa el documento definitivo presentado el pasado miércoles– se aplicarían por un máximo de 3 años y en relación con cualquier fuente de suministro de electricidad (sea autogeneración, contratos para el suministro, o acceso a la red). Los beneficiarios estarían en cualquier caso obligados a «realizar inversiones que reduzcan los costes del sistema energético a medio y largo plazo», y que «no aumenten el consumo de combustibles fósiles». Los subsidios se limitarían a una «reducción máxima del 50% del precio medio anual del mercado mayorista en la zona de ofertas correspondiente, a un tope máximo del 50% del consumo anual de electricidad del beneficiario», y a un «precio que no podrá ser inferior a los 50 euros el megavatio/hora para el consumo subvencionable». En relación con las ayudas para garantizar una suficiente «capacidad de fabricación en tecnologías limpias», la Comisión ahora vincula los proyectos de inversión que pueden beneficiarse de estas ayudas con un «Anexo de tecnologías y componentes net-zero».Noticia Relacionada estandar Si El Gobierno blinda el cuestionado plan de energía de Teresa Ribera Raúl Masa Las grandes energéticas llevan años poniendo en duda la hoja de ruta que ideó la exministra, y que el apagón ha dejado en evidenciaLa Comisión en este campo bajo la supervisión de la vicepresidenta Ribera justifica el apoyo a estas tecnologías por su importancia al estar sujetas a «competencia internacional desleal, sobrecostes imprevistos o incertidumbres sobre la futura demanda», añadiendo que las ayudas de los Estados miembros pueden cubrir tanto necesidades de inversión como costes de operación.Entre las tecnologías para las que se permiten este tipo de ayudas «se encuentra la generación nuclear de fisión y el combustible nuclear» . Ahora bien, el nuevo anexo de Ribera también cubre otras tecnologías (con sus componentes específicos) como la solar, la eólica, la hidroeléctrica, el almacenamiento, las bombas de calor, o las redes eléctricas.Las fuentes afirman que durante su intervención, Ribera afirmó que «el nuevo marco simplifica y acelera el apoyo a la descarbonización, pero va más allá: reconoce al Estado como un inversor estratégico en nuestro futuro». La exministra española añadió además que «lo hacemos defendiendo la integridad de nuestro Mercado Único, evitando distorsiones y haciendo que nuestros sistemas energéticos sean más estables, asequibles y justos».Renovables y energía limpiaNo obstante, los Estados miembros también podrán apoyar con ayudas públicas el despliegue de energías renovables y de combustibles con bajas emisiones de carbono, como el hidrógeno rosa (producido con energía nuclear) o el hidrógeno azul (producido con gas natural).Aunque el nuevo marco reconoce el papel que pueden jugar los segundos, la Comisión Europea prevé mayores ayudas públicas para las fuentes totalmente renovables o sin huella de carbono, como el hidrógeno verde, por su mayor contribución a la transición y para compensar el hecho de que los costes asociados son más elevados. Por ejemplo, en la actualidad el coste de producir hidrógeno rosa oscila entre los 2,5 y los 5 euros por kilogramo, mientras que el de producir hidrógeno verde se sitúa entre los 3,8 y los siete euros, una diferencia que justifica el mayor apoyo al segundo.

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