El objetivo de la Cumbre de la OTAN celebrada en La Haya (Países Bajos) esta semana solo tenía una meta: preservar la unidad de los aliados en un momento de incertidumbre máxima, con varios conflictos armados amenazando el mundo actual, y que Estados Unidos se tranquilizara. En los últimos meses Donald Trump ha amenazado varias veces con salirse de la Alianza Atlántica con el mensaje reiterado de que Europa se aprovecha de la cobertura de Estados Unidos. Por eso, insisten fuentes cercanas a la OTAN, las cancillerías europeas –y el secretario general, Mark Rutte, con especial afán como se vio en sus mensajes con el presidente estadounidense– decidieron aceptar y asumir un cinco por ciento global y un 3,5 por ciento de gasto militar directo del PIB en una década. Una cifra que difícilmente los países alcanzarán –a excepción de los pocos que ya invierten mucho en defensa, en parte, por su cercanía a Rusia– y que en Europa nadie cree realmente que atienda a un criterio técnico.Pero en el lenguaje de la OTAN, explican las mismas fuentes, la unidad en el mensaje es lo fundamental. «El compromiso, la fiabilidad y no poner en duda el principio de solidaridad» que compromete a todos los aliados, zanjan. A pesar de eso, Pedro Sánchez decidió ir al choque y convirtió a España en la protagonista de la cumbre en un movimiento buscado para salirse de la fila. Una estrategia pensada en clave nacional para sacar la trama de corrupción del PSOE del foco, unificar a la izquierda, neutralizar las críticas más duras de algunos socios como Podemos e imponerse como líder de un espacio que aglutina a la mayoría parlamentaria que le sostiene. Una forma de recuperar el pegamento que une a sus socios y que en las últimas semanas se ha resentido mucho por el caso de Santos Cerdán y José Luis Ábalos.En la Moncloa consideran que la operación le salió bien, sobre todo después de que Trump amenazara con subir las tarifas arancelarias a España tras calificarla como «el problema» de la cumbre. Las fuentes diplomáticas consultadas, sin embargo, consideran que el presidente «ha quemado gran parte de su capital político internacional», tan trabajado durante sus siete años de mandato. Sánchez ha situado la política exterior como una prioridad y ha luchado por convertirse en un referente dentro de Europa, todavía más con la socialdemocracia en desaparición en la inmensa mayoría de países.Noticia Relacionada estandar Si Sánchez eleva el tono contra Israel y acusa de mentir a Netanyahu Mariano Alonso El presidente termina su participación en el Consejo Europeo insistiendo en que la UE rompa con Tel Aviv y relanzando su pulso con TrumpLos esfuerzos de la oposición, sobre todo del PP, por denunciar sus pactos con los independentistas o el deterioro institucional promovido desde el Gobierno, han caído en saco roto en muchos momentos a pesar de formar parte del gobierno comunitario y de pertenecer a la primera familia en Europa. Y, sin embargo, ahora la imagen de Sánchez aparece cuestionada por haber llevado la reunión de la OTAN al límite. «Ha jugado con los códigos de la propia alianza y su papel ha sentado muy mal en otros países», insisten eurodiputados y fuentes diplomáticas consultadas. La imagen de aislamiento evidenció esa posición. Ningún país, tampoco los más pequeños, siguió sus pasos.Otras fuentes en Bruselas también recalcan que este último movimiento del presidente llega con su imagen «muy tocada» en las últimas semanas. Sobre todo, con las principales cabeceras europeas hablando de la corrupción que rodea al Gobierno y al propio PSOE a raíz de la implicación de Cerdán en la trama, que hasta ese momento formaba parte del primer anillo de confianza del líder socialista. Poco antes España también protagonizó polémica de las lenguas para intentar la oficialidad del catalán –la otra gran exigencia de Junts– con movimientos muy arriesgados que tampoco terminaron en éxito. «Han sido muchas cosas en poco tiempo. Se le ha caído la careta», añaden fuentes del PP europeo.Claves de la cumbre La cumbre, al límite Sánchez se lanzó al plante del 5% poniendo en riesgo una cumbre cuyo único sentido era preservar la unidad de los aliados con un Donald Trump envalentonado. Imagen de aislamiento Ningún país siguió los pasos de España con su desafío a EE.UU. La imagen, con él en la esquina y sin participar en corrillos, exhibió un aislamiento poco habitual. «España firmó lo mismo» Una irónica Meloni resumió lo sucedido dentro de la reunión: «Todos hemos firmado lo mismo. Y no creo haber escuchado el discurso de nadie con tonos polémicos ni distinciones». La corrupción El presidente ya llegaba tocado al encuentro y al posterior Consejo Europeo tras semanas con la corrupción del PSOE en todas las grandes portadas del continente. En clave nacional El movimiento se enfocó exclusivamente en sacar el caso Cerdán del foco y unificar a los socios parlamentarios con un mensaje que actúa de pegamento político.Sánchez esperó hasta el último momento, la semana pasada, para hacer saber a Rutte y al resto de países que España no se comprometía al porcentaje de gasto pactado porque entendía que con el 2,1 por ciento del PIB será capaz de cumplir las competencias requeridas. A pesar de su empeño en defender que es la manera de «equilibrar» el compromiso con la OTAN y «la garantía del Estado del bienestar» en España, según recalcó en distintos momentos –lo volvió a decir el jueves a su llegada a Bruselas–, los cálculos son del Ministerio de Defensa y de las Fuerzas Armadas. Todo empezó el domingo pasado cuando hizo público un acuerdo con la Alianza Atlántica por escrito, que ratificaba la flexibilidad para que cada país llegue, por su propio camino, a los compromisos. En eso se ha escudado el Gobierno para defender su postura. Y ya en La Haya, donde se celebraba la cumbre, reiteró que era el pacto alcanzado a pesar de que firmó, como el resto de países, el cinco por ciento. Lo resumió con mucha ironía la primera ministra italiana, Giorgia Meloni: «Italia ha hecho como España, porque España ha firmado exactamente el mismo documento que nosotros hemos firmado. Y no creo haber escuchado en la asamblea el discurso de nadie con tonos polémicos ni distinciones. Hemos hecho como España o España ha hecho como nosotros… No lo sé, pero los 32 hemos hecho exactamente lo mismo».

Leave a Reply